"Un Mundial se gana con 16 jugadores", señaló Luis Aragonés, el técnico español, hace unos días. El técnico ya sabe a qué futbolistas va a encomendar su futuro, que pasa por nueve jugadores indiscutibles, dos puestos abiertos y cinco hombres de banco. Aragonés está jugando este Mundial con las cartas boca arriba, sin sorpresas y con profundas convicciones. El partido ante Arabia Saudita, con la pobre actuación de los habitualmente no son titulares, le sirvió para despejar las dudas que tenía y ahora se jugará la gloria o la miseria con su bloque de confianza. Iker Casillas es su arquero titular y no hay más motivos para que deje de serlo. Igual sucede con la defensa, con los centrales Carlos Puyol y Pablo Ibáñez a la cabeza. La lucha por el lateral izquierdo la ganó el hispano-argentino Mariano Pernía, aunque sus actuaciones invitan a la desconfianza por su endeblez defensiva. Sin embargo, Aragonés lo prefirió antes que el de Antonio López. Más convincente fue la actuación de Sergio Ramos, mejorando en el lateral derecho con el paso de los partidos. El centro del campo fue la línea que más problemas le causó a Aragonés, antes y durante el Mundial, aunque Xabi Alonso y Xavi se consolidaron como apuestas seguras. Dependiendo del estilo, le toca decidir entre Marcos Senna y Cesc. Senna fue titular ante Ucrania y ante Túnez, pero Cesc parece ser su apuesta ante Francia. La línea atacante ofrece el segundo puesto que está en el aire. David Villa y Fernando Torres tienen garantizada la titularidad, mientras el tercer puesto se lo disputan Luis García y Raúl, el candidato Joaquín es el recambio de Aragonés para la ofensiva. David Albelda perdió el puesto en el medio, aunque su experiencia y su fortaleza lo convierte en otra de las apuestas seguras de Aragonés. Completaría el cuadro de 16 sería José A. Reyes, aunque su papel sería más marginal por la calidad que ofrecen Raúl y Joaquín. Aragonés tiene su bloque de confianza y triunfará o morirá con él. |