Que Alemania es un muy buen equipo no es novedad. Pero Alemania jugando un Mundial en casa es un muy buen equipo en cancha, más el público jugando su partido desde las tribunas. De eso se trata Alemania hoy, una formación joven, con gran poder ofensivo y un público que se enamoró definitivamente de su selección. Con siete goles convertidos entre sus dos delanteros -cuatro Miroslav Klose y tres Lukas Podolski- queda claro que su punto más fuerte es la capacidad goleadora de sus delanteros. Más dotado técnicamente, Klose es la principal amenaza alemana. Movedizo y con buena visión del juego, entra y sale del área para generar espacios a sus compañeros. De esa forma pudo llegar al gol su compañero Podolski en el partido ante Suecia, el sábado, por los octavos de final. La otra clave es Michael Ballack. De menor a mayor a partir de una lesión muscular que el impidió estar en el debut ante Costa Rica, el capitán alemán es el espíritu del equipo. Con él en el campo, sus compañeros ganan en confianza. Es, sin duda el líder del equipo. Pero también Alemania tiene su gran punto débil: la defensa. Sus zagueros, Per Metesacker y Christoph Metzelder, son permeables si se los enfrenta con pelota dominada y en velocidad. |