El plantel, con José Pekerman al frente, a las 14.30 hora local abordó un chárter que lo depositó una hora más tarde en Nuremberg; desde el aeropuerto un ómnibus lo trasladó en poco menos de media hora al búnker del hotel HerzogsPark. La tranquilidad de este lugar se abandonó el martes pasado, en la víspera del choque ante Holanda por la última fecha del Grupo C. Ahora la Argentina hará algo parecido para encarar el partido de los cuartos de final: permanecerá en Herzogenaurach hasta el jueves por la mañana, y ese día se trasladará a Berlín para esperar el partido con los alemanes. La rutina se repetirá con el reconocimiento del estadio el mismo jueves al atardecer. Y el búnker de Herzogenaurach seguirá funcionando como centro de operaciones hasta el final. |