| Serlo en el Mundial que se juega en casa le pareció natural y una obligación. Jurgen Klinsmann no dejó espacio a la duda, sólo pidió que le dieran tiempo, que no lo condenaran en el período de preparación. "Júzguenme no por lo que digo, ni por eventuales traspies, sino por los resultados que obtengamos en el Mundial", pidió. Ahora le llegó la hora de la verdad. Ante Costa Rica tiene la primera "prueba de fuego", como el mismo reconoce. Las aspiraciones son altas, porque no solo le interesa ganar, sino que lo quiere lograr "jugando con nivel, entusiasmando al público". "El hincha tiene que identificarse con el equipo, pero nosotros tenemos que prender la chispa". No es que Klinsmann, el hombre que llegó a la selección sin ninguna experiencia como director técnico, solo la de haber sido un excelente delantero y campeón mundial en 1990, apueste por una ofensiva desenfrenada. Su credo es: "El juego hacia adelante solo puede surgir del orden. Del equilibrio. De la posesión del balón, con la capacidad de recuperarlo". (DPA) |