César Corsino es un petrolero que se da el gusto de compartir el rock nacional en "Sobrecarga", su programa radial, desde hace casi una década y anima un boliche los fines de semana. Pero su ritual diario es subirse al transporte a las 6.45 e internarse en ese mundo en el que las jarillas dibujan jeroglíficos en la arena.
Cuando el sol cae es hora de sacar la vianda que trae desde casa y que le recuerda la imagen de la mujer que ama, Lorena, mientras el reloj le hace un guiño para que baje la ansiedad, aún restan muchas horas de campo.
César es de esa generación que vio a sus padres sentirse revolucionarios con la vuelta de la democracia y emocionarse con León Gieco, Pedro y Pablo, y la movida que envolvió en el "rock nacional" aquello que significara apropiarse de la palabra libertad. Está a un paso de los 30 y reparte sus pasiones entre su novia, el rock, la cocina y la vida en el campo. "No pongas la palabra cheff que me queda re grande. Sí tengo en mente, apenas tenga tiempo, estudiar para chef. Por hora sólo me encanta cocinar, me gusta la cocina de autor", dice.
"Acá, cuando uno está en edad de trabajar, quiere entrar a la actividad petrolera por los sueldos que hay. La noche previa a mi primer día de trabajo no dormí. Me despertaba cada cinco minutos con el miedo a quedarme dormido. Pasé por varias empresas y por distintas actividades. Ahora más o menos me acostumbré, pero al principio... era como estar despierto adentro de un sueño. En el 2005 trabajé en Fuentes montajes, en Entre Lomas, haciendo montaje de aparatos, es decir los guanacos. En el 2006 trabajé en Gasme, en Medanito. Ahí se hace mantenimiento de planta, recepción y bombeo. Actualmente trabajo en Petrogas haciendo montaje de AIB (aparato individual de bombeo), donde también hacemos mantenimiento mecánico. Lo bueno es que he ido creciendo en conocimiento, si bien no he subido de categoría, he aprendido mucho. Cuando empecé no tenía ni idea de qué era esto. Al principio al ponerse casco, mameluco y botines, uno se siente raro. Pero ahora, para un trabajo de fuerza, si uno no tiene puesto el equipo, incluso los guantes, siente que le falta algo y no hace la tarea hasta no estar equipado. Uno se mentaliza en hacer lo correcto", cuenta.
El tiempo libre no es tan libre. Tiene su programa de rock, hace de animador en un boliche los fines de semana y le encanta cocinar. Son sus pasiones.
"Me encanta la radio. Comencé a mediados de 1999 y nunca más dejé. Empecé haciendo un programa de interés general, pero poco a poco se fue volviendo de rock nacional. Desde allí hemos hecho cosas por la comunidad y me gustaría volver a vivir esa experiencia solidaria. El 27 de julio del 2002 hicimos un festival a beneficio del hospital en el SUM Municipal, donde estuvieron varias bandas como Indistintos, Santa Maldoror de Neuquén, Kreen, La Abuela Pepa, Gravedad Cero y Coxis. La entrada costaba dos pesos y se recaudó bastante. Fue una linda experiencia que me gustaría repetir", asegura.
Su historia de comunicador se inicia en el segundo semestre de 1999 y principios del 2000 en FM Comarca. "En esa época estaba sin laburo y hacía radio de 15 a 18. A mediados del 2000 empezamos en FM Brisas, que ya no está en el aire, de 21 a 23. Tiempo después nos fuimos a FM Alas y ahora estamos en FM Ecos. Nos hemos dado algunos gustitos. Hemos tenido en exclusiva notas con gente grossa como Cristina Dall de las Blacanblus o Juan Pillado de Los Piojos, de La Bersuit, de Botafogo. Y entre las rarezas por ejemplo le hicimos una nota al cuartetero Badi que terminó siendo más roquero que yo. Él dijo al aire que La Renga toca un tema de él que es la mamadera y que ellos han retocado, pero que es suyo", apunta.
Entre las anécdotas cuenta: "Una vez nos comimos un lechón bien regado con vino, cuando estábamos en FM Comarca. Pero después había que hacer el programa. Yo tenía la lengua un poco pesada y me cuidaba para no arrastrar las palabras. Así que cuando veía que se me terminaba el repertorio acudía al operador para que mande música. En un momento, al Angelito -acá todos lo conocen y saben de quién hablo- le hago señas y lo veo que roncaba echado para atrás en la silla en la pecera. Hubo un pequeño bache, ese silencio fue el despertador del operador, y después terminamos el programa sin problemas", recuerda entre risas.
Su carrera como conductor radial fue paralela a la de animador de fiestas y boliches. "Animando en boliches he pasado por casi todos los locales de la zona. Animaba y pasaba música. Recuerdo haber estado en Kaluka, un clásico de Catriel, pero también en Mi Tía, y ahora estoy en Club 25, en 25 de Mayo. Eso sí, a veces puedo y a veces no, porque en el trabajo hay una semana en el mes en la que estamos de guardia, y esa semana uno está a disposición de la empresa las 24 horas del día".
Pero más allá de todo, y aunque cueste entenderlo, el petróleo es también una pasión y cuesta alejarse de la actividad una vez que se ha vivido algún tiempo en el campo. César no es la excepción. En ningún momento se le ocurre decir que va a juntar dinero y dedicarse a otra cosa. Ahí, en el medio de campo él no es un hombre común; es petrolero. Y está en su salsa.