La camioneta blanca serpentea por las picadas de tierra bajo un sol de infierno. El conductor atraviesa un cañadón y detiene la marcha a unos 50 metros del pozo donde trabaja el equipo 14.

-Están pistoneando -explica el ingeniero en petróleo Franco Rodríguez (33), guía de la recorrida, mientras estaciona de culata en el área para vehículos delimitada con cintas rojas. Enfundado en un mameluco manchado, de casco blanco y botas, se acerca el encargado de turno, José Paganini (34).

-El objetivo es detectar el porcentaje de petróleo, agua y salinidad -explica mientras dos operarios maniobran en la torre y sopla el viento sin la furia de otros días. Por aquí ya pasaron los técnicos de sísmica 3D, los geólogos, los reservoristas, los ingenieros, los perforadores y los terminadores. Ahora es el momento de usar los pistones para definir la estrategia de extracción en este pozo que Quintana WellPro explota para Medanito, empresa argentina dueña del yacimiento.

De un trailer blanco sale al encuentro Roberto Sepúlveda (50), el jefe de equipo en Aguada del Chivato, a 15 km de Rincón de los Sauces, en el norte neuquino, a metros de la frontera con Mendoza. Del otro lado del río Colorado aparecen las montañas y el verde. De este lado de la frontera, donde los dos hombres cambian ideas, se ven las cigüeñas y los guanacos esparcidos en el campo. Con el estruendo de los motores a explosión repetido cada 8 segundos, las máquinas extraen sin interrupciones el líquido que hace mover al planeta en ese territorio agreste y seco por donde hace millones de años transitaron los dinosaurios y ahora circulan cientos de 4x4 y los camiones que trasladan el oro negro. A la derecha, a unos 40 km, el cerro Auca Mahuida se recorta en el horizonte. Parece estar a mucho menos distancia, omnipresente por el porte de sus 2.258 metros y por la historia: en sus entrañas funcionó una mina de carbón que generó un pueblo de más de 1.000 habitantes a su alrededor y se convirtió en el centro de la economía de la zona. En 1947 una explosión mató a 15 mineros y nada volvió a ser igual hasta que cerró sus puertas. Después apareció el petróleo, el carbón quedó en el olvido y en el pueblo sólo hay casas abandonadas.

-Da la impresión de que estuviera ahí nomás, ¿no? -dice el jefe mientras lo mira-. Es que es inmenso. No hay nada entre el cerro y nosotros. Es una zona cordillerana: cuando el viento baja no hay nada que lo pare.

La misión fundamental de Sepúlveda es que la actividad nunca se detenga en el equipo 14. Si eso pasa, le tiene que dar explicaciones al company man, Juan Casanova, el hombre de Medanito, que vive en el trailer de al lado.

-La hora operativa es cara y sólo paramos por problemas mecánicos o en condiciones extremas de clima: acá nieva, cae granizo, hay tormentas de tierra.

El motor está en marcha las 24 horas en la industria petrolera, por eso cuando Paganini y sus hombres se van después de 12 horas de trabajo, entran los del turno noche, de 20 a 8. Así son las cosas para ellos: 14 días por 7 de franco. En cambio, Sepúlveda trabaja durante 14 días tiempo completo y después le tocan dos semanas de franco. Entonces, aprovecha para volver a Cutral Co y reencontrarse con Sonia y sus tres hijos: Martín (17), Carla (15) y Lucía (13).

-¿Apuntan para petroleros?

-No creo, todavía no sé...

-¿Te gustaría?

-No.

-¿Por qué?

-Porque nunca estuve a menos de 300 km de ellos. ¿Sabés cómo me bancó mi mujer? A la Petisa no la cambio por nada...

Invita a continuar la charla en el trailer mientras Paganini prepara el mate. Sepúlveda cuenta que las condiciones de trabajo y los salarios mejoraron mucho desde hace unos 5 años y que antes llegaron a hacer 45 x 7. Todo cambió. Con los sueldos a la cabeza, que promedian los 10.000 pesos más adicionales.

-No se podría decir que estamos mal -comenta el jefe. El trailer cuenta con cocina, baño, un cuarto, un living, tevé satelital, Internet, telefonía celular y equipo de aire, un mundo de comodidades diferente al de los pioneros de YPF que trabajaron la zona hasta que el gigante petrolero estatal fue privatizado en 1993. Un diario abierto sobre la mesa informa que la rama argentina de Repsol YPF obtuvo 1.205 millones de euros de ganancia en los primeros 9 meses de 2010, el 30% de los réditos totales de la compañía en ese período.

-YPF no debería haberse ido nunca de acá. Una cosa es que estuviera mal gerenciada. Otra cosa es venderla como la vendieron... -afirma Sepúlveda.

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-Entregar recursos naturales no renovables a empresas extranjeras no es la mejor idea -opina Paganini. Ambos resaltan que en la zona trabajan Petrobras, estatal brasileña, y Total, estatal francesa. La charla deriva a la mejor manera de conducir un equipo en el medio de la nada.

-Lo primero es la gente. Cuando entra un turno lo primero es reunirnos en el tráiler, convidar unos mates y preguntarles cómo están. Después se planifica el trabajo -dice Sepúlveda. Paganini asiente. Por su rol, está más cerca del maquinista Víctor Escobar, el enganchador Walter Orellana y los dos bocas de pozo, Sebastián Muñoz y Héctor Vargas.

-La clave es hablar y ponerse de acuerdo, si pasás más tiempo con tus compañeros de trabajo que con tu familia -dice Paganini, que también es de Cutral Co. A la noche se rotan para cocinar cuando vuelven en la Ducato a las viviendas que alquilan en Rincón.

-Ya somos amigos -dice el encargado. Tiempo de continuar la recorrida por Aguada del Chivato, donde Medanito tiene 16 pozos en producción, otros de la época de YPF ya cerrados y 2 surgentes de gas. A un km, el equipo 3 aprovecha para ordenar y limpiar: el pozo está en reposo de fractura y hay cinco camiones alineados que fueron utilizados para la tarea. El sol los hace relucir mientras se acerca el encargado de turno, Ricardo Romero (28), de Catriel, quien cuenta que a las 19:15 termina el reposo y vuelve la acción. Faltan dos horas.

El punto siguiente es Baterías, a 2 km. Allí, lo obtenido a entre 1.900 y 2.200 metros de profundidad se divide en agua, gas y petróleo. El control es clave, ya que cualquier anomalía puede afectar al sistema, explican Bruno Giannaq (27), de Cutral Co, y Javier Sáez (23), de Cinco Saltos. Desde ese lugar es enviado por ductos o camiones a Puesto Hernández.

Uno de los camioneros es el neuquino Guillermo Pastoriza (34), que traslada 35 m3 en cada viaje. Le pone 45 minutos a un promedio de 60 km/h.

-Uno acá viene a hacer el sacrificio y ahorrar. Mi proyecto es llegar al camión propio -dice.

-¿Es cierto que hay una muy buena camionera en la zona?

-Sí, Andrea. Sabe de mecánica, el padre es camionero. Uno tiene el prejuicio, pero la mujer es más cuidadosa y respetuosa. Además, ya no hacen faltan falta brazos ni físico, si para cambiar una goma tenés que llamar al gomero por radio. Esa piba anda a la par y no sé si más...

Otra vez en la camioneta, Rodríguez, que es de Ramos Mexía, en la Línea Sur, cuenta que se recibió de ingeniero en la Universidad Nacional del Comahue y que el estudio es clave para conseguir trabajo: ahora las petroleras los prefieren con títulos. La familia de Franco, Paola (33) y los chicos, Selena (12) y Elián (3) está en Roca, donde alquilan una vivienda: "Linda ciudad. Y más barata que Neuquén", dice.

La próxima escala es la Central Térmica de Medanito, a 18 km de las baterías y a 3 de Rincón de los Sauces, que emergió en el desierto a un costo de 35.000.000 de dólares. Allí, las Jenbacher de 1.415 MW, máquinas austríacas de 500.000 euros cada una, transforman en energía eléctrica el gas propio que llega por el ducto que viene a 30 metros de la ruta desde Aguada del Chivato.

-Tienen la última tecnología, bajo normas europeas. No contaminan: emiten dióxido de carbono en vez de monóxido. Y con los árboles que plantamos se genera fotosíntesis", explica el supervisor sanjuanino Dante Rubio (49). Agrega que con los 25 MW que genera, la planta puede abastecer a una ciudad de 50.000 habitantes. Operada por la empresa Secco e inaugurada en octubre, está conectada al sistema eléctrico nacional. Trabajan 15 personas en dos turnos de 12 horas.

-Estar acá es una experiencia enriquecedora -dicen los operadores neuquinos Rodrigo Vázquez (26) y David Tojo (27). Hay algo parecido al orgullo en sus rostros. Acaso lo explique una frase de Sepúlveda: "Hacemos esto porque nos gusta. Y pedimos trabajo para trabajar..."

JAVIER AVENA