Catriel es una ciudad de brazos abiertos. Pero el recién llegado, al comenzar a relacionarse con sus habitantes, encontrará al menos dos cosas que inevitablemente oirá hasta el infinito: hablar de la actividad petrolera y recordar lo que fue YPF.

A pesar del tiempo que ha transcurrido desde que Carlos Menem la privatizó en 1993, los recuerdos de lo que fue esa empresa siguen vivos. Quienes no trabajaron en la petrolera estatal, hablan despectivamente de los "ypefianos". "Se llevaban a todo el mundo por delante". "Vivían en un barrio privado al que no se podía ingresar sin autorización de algún vecino". "Creían que eran de una raza superior", repiten , cargados de resentimiento, los "anti-ypefianos". En cambio quienes trabajaron en YPF siguen enamorados de lo que fue, e íntimamente no descartan que resurja, aunque la mayoría -por su edad- no está en condiciones de volver a trabajar. Todos coinciden es en que la caída de YPF fue un gran trastorno para los petroleros.

Algunos lograron sobrevivir en pequeñas empresas conformadas por laburantes que antes de quedar en la calle contando billetes de indemnización optaron por probar como empresarios.

Prosein, sigla de Producción Secundaria Industrial, es uno de esos casos. En julio de 1993, 16 trabajadores se animaron, con sólo dos camionetas Ford modelo 92 gasoleras y ganas de trabajar. "Nos dedicamos a la producción secundaria, pero no todos sabíamos de qué se trataba. Muchos no habíamos hecho nunca ese trabajo: tuvimos que aprender a la par de otros compañeros entendidos. No fue fácil: nosotros éramos trabajadores. Yo soy gerente hace 3 años y puedo decir que recién hoy estamos queriendo trabajar como empresa. Nos mantenemos como proveedores de YPF con un plantel de 26 trabajadores de los cuales 8 somos socios dueños de la empresa. Tenemos 7 vehículos modernos, un inmueble de 15 por 22 metros cuadrados adonde funcionan nuestras oficinas y hay deudas", cuenta Luis Ancatén Carrasco, actual gerente.

Luis es hijo de Juan Ancatén, un ypefiano de Cutral Co. Luis llegó a Catriel cuando tenía apenas 2 años. Hoy, con 49, conduce los destinos de su propia empresa y le agradece a YPF: asegura que fue una escuela para todo aquél que quiso aprender. "Yo terminé la escuela primaria porque mi jefe me mandó. Mi viejo me dijo un día: ´Hijo, sino estudia va a tener que trabajar´. Y opté por trabajar. Había comenzado a trabajar a los 14 años como cadete. Después, cuando tuve edad, estuve en el pañol de producción, de ahí fui de baterista a Medanitos. Yo trabajé 18 años en el campo y me preocupé en aprender. En ese tiempo los ypefianos ganábamos dos o tres veces menos que los privados. Siempre estuve en producción hasta que conformamos este emprendimiento. Nosotros, los trabajadores, les enseñábamos los secretos del oficio a los profesionales. El hombre que siempre estuvo en el campo es un especialista", sostiene con orgullo.

"Al principio fuimos 16 socios, después algunos se jubilaron y vendieron las acciones y otros se fueron con ofertas más tentadoras. Pero en julio del 93 estábamos: el "Chaco" Méndez, Stopanski, Martín Mieres, Ginart, Osvaldo Ledesma, Carlos Sosa, el ingeniero Crespo, Hugo y Oscar Ancatén, Miguel Contreras, Ramírez, Gabriluk, Eduardo Millán, Horacio Sepúlveda, Ignacio Ríos y yo. YPF me hizo conocer todos los yacimientos: ahí aprendí muchísimo, como el resto de los compañeros. De hecho ya llevamos 16 años sin accidentes y con la empresa funcionando. En la planta tenemos muy buenas comodidades y el personal, la mejor indumentaria: la empresa tiene una buena imagen. Ya estamos para jubilarnos, pero seguimos trabajando. YPF siempre confió en nosotros y nunca tuvimos un problema con ellos por nuestros servicios. Trabajamos en exclusiva para ellos, tenemos un contrato cerrado y nos va bien", cuenta, dejando sentado que si bien no se convirtieron en acaudalados empresarios, su emprendimiento les sirvió para continuar trabajando en lo que sabían dignamente.

otro destino

Ramón Villablanca es, sobre todo, audaz. Pasó de "hombreador de bolsas" a dependiente de los almacenes de YPF y hasta se apuró en completar sus estudios secundarios para intentar hacer carrera en la petrolera estatal. Eso no se dio, pero no bajó los brazos. Un día se animó, se sentó frente a un micrófono y se convirtió en comunicador hasta hoy, aunque desde hace algunos años milita en la UCR y ha logrado repetir varias veces cargos electivos, como ahora: es legislador municipal y no descarta la idea de ser intendente.

"Empecé descargando camiones de bentonita como contratado en una empresa que prestaba servicios a YPF. La bentonita venía en bolsa de 40 kilos y se utilizaba en los pozos petroleros y mi trabajo era bajarla a hombro de los camiones. Eran unos camiones rusos de YPF que salían a las 4 de la mañana hacia Plaza Huincul -donde estaba la administración central- y la traían a los almacenes de YPF que estaban a unos 6 kilómetros del pueblo. Empecé reemplazando a un vecino mío, y estuve 6 o 7 años de contratado, porque después pasé a los almacenes, pero todavía era contratado por la empresa de servicios. Entré con 18 años y los primeros días fueron durísimos. Nos pasaba a buscar un colectivo viejo. Empezábamos a las 6 de la mañana y trabajábamos de corrido; nos llevábamos la comida y comíamos ahí. Entraban muchos camiones por día. A las 4 de la tarde llegaba a casa y dormía de corrido hasta el otro día a la mañana", cuenta y se ríe, aunque luego se acostumbró.

Recuerda sus días con alegría. Hay como una lucecita en la mirada mientras trabaja la memoria. "Después me pasaron a almacenes a atender a la gente. Pero nosotros, como contratados, ganábamos muy poco. El gremio nuestro era empleados de comercio y era una época en la que no se podía reclamar mucho. Recién en el 90 tengo la oportunidad de entrar a YPF. Seguí en almacenes pero ya como ypefiano. Nadie se imaginaba que YPF iba a terminar como terminó. Yo mismo me entusiasmé y empecé a hacer el secundario de noche en el CEM 93: nos decían que si teníamos el secundario podíamos hacer muy buena carrera. Después llegó Menem y se vino la noche para los ypefianos. El sueño se derrumbó. Y recuerdo que el mismo presidente que me dejó sin trabajo había venido a mi ciudad poco antes, como candidato. Nos dijo que ´vender YPF, es vender la bandera´, frase que después supe era de Mosconi. Hizo todo lo contrario".

"Cuando comenzaron a concretar la privatización nos quisieron vender otra ilusión: nos querían hacer sentir empresarios. Si nos íbamos de YPF, lo hacíamos conformando una empresa. A mí me echaron. Nunca quise formar parte de los emprendimientos. Me querían convencer para que me sumara, pero no quise. A lo largo de estos años vi a ex trabajadores de YPF sufrir por la famosa privatización, esperando por las famosas acciones. Algunos ya fallecieron, sin respuestas. La verdad, Catriel ha pasado por tantos momentos malos, buenos y muy buenos. Recuerdo la famosa planta de endulzado de gas, el ente de la zona norte, la planta de carburo... Y me pregunto para qué sirvió. Alguien mayor que yo, de mi partido (UCR) me dijo: ´A alguien le sirvió...´ dándome a entender que hubo beneficiados que tal vez caminen entre nosotros hoy. En fin, cosas que pasan, dijo José Larralde en un tema", comenta apelando a su gusto por el folclore, género musical que ocupa un espacio especial en su programa radial de los domingos.

Fue integrante del Tribunal de Cuentas y desde el 2007 es legislador municipal. Aunque lo niega, suena fuerte el rumor de que quiere ser intendente. "Hoy me toca estar como legislador municipal. Y el hecho de que alguna vez estuve del lado de los vulnerables -y me sigo sintiendo un simple vecino- me ha ayudado a entender a la gente cuando me vienen ver por algún tema. Porque sé lo que es estar de ese lado, y que lo que piden no es un favor, es un derecho. Además, la vida tiene tantas vueltas? Andá a saber si no tenés que volver a lo de antes? Será por eso que a cada cosa que hago le pongo todas las pilas, como dice mi hija. A veces desentono con los políticos tradicionales. Yo no se qué es ser político. Sí sé que mis vecinos me eligieron para que los represente y lo hago como me gustaría que hicieran conmigo si yo le hubiera dado mandato a alguien. Yo no creo en eso de que por obediencia partidaria uno tiene que ir en contra de lo que piensa o siente. Nosotros, por ejemplo, hemos reclamado fuertemente la Dirección de Hidrocarburos, y el gobernador ya nos dijo que sí, que viene a Catriel. Lo anunció el ministro de Producción Juan Acattino meses atrás. Y yo en nombre de la ciudad le doy las gracias. También espero que venga la dirección con todo lo que eso significa, no una oficina administrativa. Que Catriel vaya a estar en la negociación de los nuevos contratos de áreas, me hace soñar con un Catriel distinto, me hace ver otro tipo de futuro, gracias al petróleo, y naturalmente, poder trabajar firmemente en la reconversión. Ya que estamos, dejame meter un bocadito más, quiero hacer un reconocimiento a aquellos que están y los que no están y eligieron esta actividad. Para ellos: Feliz Día del Petróleo".