Los ríos y los lagos están altos, sostiene Raúl Cuello, guía e instructor de pesca con mosca e integrante de la Asociación de Guías Profesionales de Pesca del Parque Nacional Nahuel Huapi Patagonia Norte.
"Siempre el inicio de la temporada es muy bueno ya que las truchas arco iris, luego de desovar, están ávidas de alimentarse para reponer las energías que consumieron en el remonte", explica Cuello. Eso lo saben bien los pescadores que se reunieron en la boca del río Correntoso para el rito de celebrar la apertura, como cada primero de noviembre
Con distinto nivel de dificultad para el acceso, la misma alta concentración de truchas se repite en las desembocaduras de otros ríos y arroyos que tributan al Nahuel Huapi, como el río Bonito, los arroyos Ragintuco y La Estacada y el río Huemul, yendo desde La Angostura hacia Bariloche. "Son lugares que rinden. Las truchas que bajan se quedan en las desembocaduras y no interesa tanto el señuelo, porque toman todo. A medida que avanza la temporada se pone más selectiva y juegan otros parámetros. Por ejemplo, con el color y las eclosiones de insectos, una mosca que te da resultado en la apertura no te sirve dos meses después en el mismo lugar".
Con escenarios más apropiados para la pesca de embarque que para el vadeo, Villa La Angostura ofrece el maravilloso escenario del lago Nahuel Huapi y sus brazos Machete, Rincón, Última Esperanza y Huemul (con recaudos para navegar por el viento y el oleaje). Allí se producen las capturas más importantes: todo pescador sueña con la foto de la trucha de su vida, hasta que la obtiene y va por una de mayor porte. Allí, cuenta el guía Raúl Cuello, sacó una arco iris de seis kilos y medio.
En cambio, las marrones más grandes hay que buscarlas a fin de temporada en el Limay, único desagüe del Nahuel Huapi, cuando van hacia el Valle.
En este caso, ya con un catarraf (dos pontones inflables sujetos por una plataforma, que se guía con remos) es tiempo de dejar la lancha con motor eléctrico que se suma al convencional para acercamientos sigilosos y de flotar por los paisajes del Limay.
Cuello tiene la zona dividida en cuatro tramos, de entre 8 y 10 kilómetros cada uno de ellos: desde el puente donde nace el río hasta Rincón Chico, desde ahí a la Balsa Maroma en Villa Llanquín, de ahí a Arroyo Carbón y desde el último punto a Confluencia Traful. En toda la zona hay una población de truchas de diversos tamaños y el nivel del agua permite utilizar líneas de hundimiento.
Además de sus clientes argentinos, Cuello ha llevado a pescar a gente de Sudáfrica, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Alemania, entre otras naciones.
"En La Angostura recibimos sobre todo la visita de lo que denominamos ´el turista pescador´, es decir que viene a conocer este maravilloso lugar y aprovecha para pescar. El pescador al que le gusta vadear, como el caso de los estadounidenses, elige San Martín y Junín de los Andes", dice. Y agrega: "Si bien el clima no acompañó en la apertura, la calidad del pique ha sido satisfactoria".
(Contacto: ralbertocuello@yahoo.com.ar)