América Latina corre una maratón electoral en la que la izquierda, que alcanzó el poder en varios países, tiene como objetivo mostrar que no es un paréntesis en la historia, y que puede profundizar el cambio social, según los analistas.
"En el ciclo 2009-2010 tenemos un conjunto de elecciones similares a las de 2005-2006", destacó el politólogo de la Universidad de la República en Montevideo Gerardo Caetano. Durante esos años, América Latina vivió la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Michelle Bachelet en Chile y Tabaré Vázquez en Uruguay, además de la consolidación de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela.
"Lo que se está decidiendo es si son un paréntesis previo al regreso de la derecha tradicional o si van a consolidar sus proyectos de cambio con avances", resumió el sociólogo Emir Sader, profesor de la Universidad de São Paulo (USP) y de Río de Janeiro (UERJ).
En 2009, "el giro de cambio de hace cinco años se confirma en Ecuador (reelección de Correa), en Uruguay (elección del ex guerrillero José Mujica), en Bolivia (reelección triunfal de Morales), pero en otros países esto no está claro, como en Chile o en Brasil", dijo Caetano.
En Chile, con Sebastián Piñera, la derecha tiene la oportunidad de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 17 de enero, lo que pondría fin a veinte años de gobierno de la coalición de socialistas-centristas, experiencia que queda como referencia en América Latina.
En Brasil, la coalición de derecha también puede ganar las elecciones presidenciales a finales de 2010. Lula, quien no tiene derecho a la reelección, goza de una fuerte popularidad que, hasta el momento, su candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, no tiene.
En América Latina no se puede hablar de una sola izquierda como en Europa. Existen varias izquierdas: una centrista y socialdemócrata, reflejada en Lula (Brasil) y Vázquez (Uruguay), "otra que no funciona fuera de sus fronteras" (el peronismo argentino), una "indigenista", como la de Evo Morales, y "una de rasgos mesiánicos y militaristas" como la de Hugo Chávez, alertó Ricardo Israel, politólogo de la Universidad de Chile.
Pero según los analistas, todas estas izquierdas, "habiendo descartado la vía armada", deben "lograr convalidar por la vía electoral sus experiencias de gobierno" y continuar con "el aprendizaje de la democracia". El desafío es "despersonalizar las experiencias de cambio", según Caetano.
En ese sentido, los presidentes de Chile, Uruguay y Brasil, los tres con fuerte popularidad, podrían haber intentado modificar la Constitución para acceder a un segundo mandato pero no lo hicieron. Otros sucumbieron, como Hugo Chávez en Venezuela, donde a finales de 2010 se llevarán a cabo las elecciones legislativas, y en 2012 las presidenciales.
En el plano social, según Caetano, "los proyectos de la izquierda necesitan profundizarse para lograr una mejor distribución de la riqueza".
A modo de ejemplo, en Chile, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), si bien la tasa de pobreza pasó del 38,4% en 1990 al 13,7% en 2006, los indicadores de desigualdad no evolucionaron de esta manera tan radical. A nivel regional, para Sader, un giro a la derecha en Brasil "será un golpe muy grande para la integración regional" que defiende la izquierda.
Si los vientos soplan igual en la Argentina de Cristina Fernández de Kirchner, donde se desarrollarán unas disputadas elecciones en 2011, las alianzas se verán modificadas. Estados Unidos podrá afianzar sus vínculos con los países que giraron hacia la derecha, además de Perú, México y Colombia.
FRICCIONES ENTRE PAíSES FRENAN LA INTEGRACIóN REGIONAL
Perú y Chile vieron recrudecer sus recelos en el 2009 por una denuncia de espionaje, el comercio entre Colombia y Venezuela se derrumbó 70% y en ambos países se escuchó la palabra "guerra´´, mientras Brasil parecía más interesado en consolidarse como un jugador de las grandes ligas mundiales que en su propia región. Desde los años 60, Sudamérica trabaja en integrarse -sin barreras al comercio, con políticas comunes ante temas regionales e internacionales y un libre flujo de personas-, pero tal proceso luce aún como la vieja ilusión de los tiempos del prócer Simón Bolívar.
A corto plazo, en este 2010, ese sueño integracionista seguiría aplazado, indicaron analistas y funcionarios. En el 2010, agregaron, es casi segura la consolidación de los liderazgos personales con "caudillos´´, por encima de las instituciones. Ya sea entre los socios de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), surgida en 1969, o en el Mercosur y la Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur, este año creo que habrá más divergencias´´, indicó Sandra Borda, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Los Andes, en Bogotá.
"El cuento de las diferencias ideológicas no es pura ´carreta´ (invento), hay un disenso gigantesco sobre el modelo de desarrollo (regional), si es con o sin Estados Unidos´´, agregó.
En años pasados existía "el poder (aglutinador) de Estados Unidos, pero ese poder está muy erosionado... Ahora todos miran a otros lados´´ como China y Rusia, dijo Borda.
En las últimas semanas, además, Chávez ha llamado a sus militares a estar preparados para un eventual choque armado con Colombia. Brasil, en tanto, quiere ser un líder regional, pero para eso debe resolver problemas o "mojarse los pies´´ en las disputas regionales, destacó el chileno Patricio Navia, profesor de política de América latina en la Universidad de Nueva York. "Hasta que no lo haga, su reclamo de liderazgo regional va a estar sólo en buenas intenciones´´, afirmó. Navia dijo: "lo que nos va a pasar en el 2010 es que América Latina va a seguir avanzando hacia la consolidación del liderazgo personal sobre los liderazgos institucionales´´, concluyó.
Por Marina de Russé