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Miércoles 02 de Enero de 2008
 
 
 
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  DIFÍCIL TRÁNSITO AL PACTO SOCIAL

Algo se quebró entre Moyano y la Familia K, justo cuando los gremios inician una fuerte presión sobre el gobierno.

 
 

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Hace cuatro años y medio atrás, Néstor Kirchner asumía la Presidencia preocupado, entre otras muchas cosas, por los movimientos de piqueteros y desocupados, que crecían cada vez más y tenían un imparable protagonismo. Hacia el fin de su mandato, con alrededor de 8 por ciento de desempleo, esos grupos perdieron capacidad de convocatoria y dejaron de ser un problema para el Gobierno.

Hoy, la presidenta Cristina debe lidiar con otro sector de presión callejera y social: los sindicatos de la CGT y la CTA, quienes recuperaron su poder político y económico tras los años difíciles de la recesión.

Los gremios inician este 2008 con una fuerte presión para que el Gobierno acepte una suba en los salarios de más del 20 por ciento, lo que podría re

percutir en la inflación. Para peor, la CGT debe renovar autoridades a mitad de año y el ambiente sindical está inmerso en internas feroces, e incluso se sacude por las muertes de delegados y allegados a los jefes más poderosos de los gremios.

El clima hostil amenaza con arruinar el proyecto de diálogo que intenta imponer Cristina, el llamado "Pacto Social", una especie de negociación tripartita entre los gremios, las empresas y el Gobierno, con el objeto de lograr metas conjuntas que eviten frenar el crecimiento económico.

El primer día de Cristina como presidenta sirve de ejemplo de lo difícil que será su relación con la CGT de aquí en más. Hugo Moyano, el líder del gremio de los camioneros, un aliado de su esposo Néstor, osó desafiar el poder de la Casa Rosada: no sólo se ausentó del acto de asunción presidencial sino que en un congreso de su sindicato advirtió que "si el gobierno no respeta los derechos de los trabajadores vamos a estar en la vereda de enfrente".

Una amenaza, pasarse a la oposición política, que Moyano jamás lanzó durante el mandato de Néstor Kirchner. A pesar de que luego el jefe de la CGT aseguró que sus palabras habían sido sacadas de contexto, algo se quebró entre Moyano y la familia K.

Según contaron fuentes de la CGT, el camionero

teme que se rompa la dinámica que logró imponer en los últimos años: a cambio de contar con su apoyo en la CGT y la "calle", el gobierno le otorga beneficios políticos y económicos y le brinda apoyo en la interna sindical.

Kirchner prefirió hasta ahora ceder poder ante Moyano antes que tener que lidiar con la rudeza de los reclamos de los camioneros y demás gremios alineados a la jefatura de la CGT. Para el establishment, y para un sector del gobierno encabezado por Alberto Fernández, la estrategia oficial respecto a Moyano es un arma de doble filo: a la vez que se consigue relativa paz gremial en el corto y mediano plazo, con el tiempo el líder gremial obtendrá cada vez más poder y será casi imposible frenar sus demandas.

Cristina inició su mandato enviando señales de paz a la jefatura de la CGT. Dejó en sus cargos a los ministros Julio De Vido (Planificación Federal) y Carlos Tomada (Trabajo), ambos de buen diálogo con el gremialismo peronista. También continúa en su puesto Héctor Capaccioli, titular de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), un órgano esencial para los sindicatos ya que allí se controlan los fondos de sus obras sociales.

Incluso movió del PAMI a Salud a Graciela Ocaña, una tenaz denunciadora de los desmanejos gremiales en la obra social de los jubilados.

Estos buenos gestos no fueron suficientes para calmar la rabia de Moyano. El camionero intuye que detrás de esta escenografía de paz y buena convivencia se esconde el verdadero plan de Cristina: desbancarlo de una vez de su puesto de jefe de la CGT. Para eso el gobierno contaría con el apoyo del gastronómico Luis Barrionuevo (enemigo de Moyano) y de Antonio Caló, jefe de los metalúrgicos, quien sueña con alcanzar el liderazgo de la CGT.

Cristina hizo enrojecer de furia al camionero cuando en su discurso de asunción anunció que no llegó a la Presidencia "para resguardar la rentabilidad empresaria ni para ser parte de una interna sindical". Moyano sintió que aquellas palabras iban a dirigidas a él: a mitad de año deberá renovar su mandato al frente de la CGT y para lograrlo espera contar con el apoyo del gobierno.

¿Cristina incumplirá la palabra de su esposo, que el año pasado prometió a Moyano toda la ayuda necesaria para que continúe en su puesto?

La desconfianza entre la CGT y el gobierno es total. Los principales sindicalistas argentinos, sobre todo los de origen peronista, se sienten más cómodos negociando con Néstor que con Cristina Kirchner, a la que siente lejana y fría.

Un poderoso jefe de la CGT afirmó a "Río Negro" que el diálogo entre los líderes sindicales continuará siendo manejado por el ex presidente: "Nosotros casi no vamos a tener trato con Cristina. Las señales que nos llegan es que solo nos vamos a reunir con ella para ocasiones protocolares. Cuando tengamos que hablar de política, lo vamos a hacer con Néstor o con De Vido, que siempre nos escucharon y entienden nuestros códigos".

Otra cuestión que molesta a los gremialistas de la CGT, tanto a los "moyanistas" como a sus enemigos internos, es que el gobierno otorgue a la CTA la personería jurídica, una promesa de campaña que Néstor Kirchner incumplió durante su mandato. Moyano cree que Cristina podría firmar ese reconocimiento legal a sus adversarios sindicales.

Hace 15 días, un alto funcionario de la Casa Rosada se cruzó de manera casual con Hugo Yasky, titular de la CTA, a quien le endulzó los oídos con palabras de apoyo: "¿Sabés una cosa? En la CTA hacen falta menos trostkistas y más 'Yaskys'". El titular de la CTA sonrió y agradeció los elogios. Estos nuevos acercamientos entre la Rosada y la CTA ayudan a engrandecer la paranoia política de Moyano, que suele ver conspiraciones por todos lados.

Ante este escenario de luchas internas y clima de convulsión, el "Pacto Social" de Cristina parece un sueño lejano: sindicalistas de la CGT, la CTA, los empresarios y el Gobierno, todos juntos, sentados en una mesa poniéndose de acuerdo y trabajando a la par.

   
POR NICOLÁS WIÑAZKI
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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