- ¿El 2008 será el año del comienzo de la reforma?

- Espero que sea el comienzo. La gran duda es qué alcance tendrá. Tengo una idea, que la expresé al mes de asumir, cuando todo se venía abajo, y es que hay que estudiar el cambio del sistema institucional. Hay que salir del presidencialismo e ir hacia el semiparlamentarismo. El actual sistema es uno de los más perversos, ya que cae en la tentación de pasar por encima de los otros dos poderes. El presidencialismo, que fue creado por los norteamericanos, hace de este sistema una religión. Con nosotros este tipo de cosas no funcionan. A un país como Canadá, que adhirió al sistema parlamentario, le ha ido muy bien. Son formas de gobierno que permiten que, cuando algo comienza a funcionar mal, se pueda corregir a tiempo, sin que sufra daño el sistema. Les darían a la política mucha más estabilidad. Seguramente hay que estudiar muy bien todas las alternativas, para tratar de encontrar el modo más adecuado a nuestra idiosincrasia. Kirchner escribió un libro -antes de asumir- con Torcuato Di Tella ( "Después del derrumbe"), y se manifestó proclive a esta idea. La historia de los pueblos sudamericanos ha demostrado que el presidencialismo ha sido un desastre, salvo en Chile donde tuvieron la suerte de encontrar cuatro dirigentes que compartieron políticas de Estado.

- Entonces, ¿hay que volver a reformar la Constitución?

- Desde ya. También hay que elegir un sistema que no tenga al presidente como rehén del parlamentarismo. La pregunta clave es ¿seguimos con el presidencialismo o no?

- ¿Cómo evitar a corto plazo que no se vuelvan a repetir anomalías en el cuarto oscuro?

- Se ha ido degenerando el sistema electoral. La que pasó debe ser la última elección en la que se utilicen boletas de todos los partidos. Se debe instrumentar una boleta única como la del sistema australiano, donde el votante hace una cruz en el candidato que quiere en una sola boleta que reparte el Estado.

- ¿Acuerda con el voto electrónico?

- Hay razones que me hacen dudar. Es curioso que en muchos países europeos ha prosperado. No me parece un tema prioritario.

- Durante su gobierno no pudo encarar reformas. Néstor Kirchner no quiso. ¿Ahora por qué hay que creer que sí?

- Nosotros enviamos al Parlamento reformas que eran cosméticas y no hubo fuerza para aprobarlas. Ahora que las cosas se han tranquilizado es el gran momento para ir a fondo.

- ¿Está de acuerdo con la restitución del Colegio Electoral?

- No me parece bueno volver a esa mediación. Fíjese lo que pasaría si el colegio electoral termina eligiendo al candidato con menos votos. Puede fluir la "borocotización".

- ¿Sería restarle trascendencia al voto de la provincia de Buenos Aires y de otros grandes centros urbanos?

- La provincia de Buenos Aires no tiene la participación que debería tener y estoy de acuerdo en que siga así. Tenemos muchos menos legisladores de los que indica el texto constitucional. Nunca lo reclamé precisamente porque causaría un fuerte desequilibrio. Otro dato es que el bonaerense no tiene el sentido de pertenencia que tiene otro provinciano ya que tienen un espíritu pluri provincial. Hay muchos legisladores que votan en contra de los intereses bonaerenses, por eso perdimos la coparticipación. Otro asunto a relativizar es el poder de decisión de la provincia, que hasta ahora ningún presidente salió elegido por la gente luego de haber sido gobernador de la provincia de Buenos Aires. En todas las democracias cada habitante representa un voto y debe tener los mismos derechos que los otros.

- ¿Cómo habría que trabajar sobre el tema de los recursos del Estado que terminan a disposición de las campañas?

- Como lo trabajaron este tema Brasil y Costa Rica. En este último país a los presidentes les está absolutamente vedado hacer campaña electoral: seis meses antes se hace cargo del gobierno la Junta Electoral. Le prohíben hacer inauguraciones que se pueden capitalizar en campañas.