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Martes 02 de Enero de 2007
 
 
 
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  DE CARA A LAS ELECCIONES
  ¿”LILITA” vs. Cristina?
EL MUNDO ATRAVIESA POR UN MOMENTO ESPECIALMENTE  FAVORABLE PARA EL LIDERAZGO FEMENINO.  EN LA ARGENTINA EL PROCESO SE MUESTRA INCIPIENTE PERO, CON MAYOR O MENOR CELERIDAD, APARECE COMO IRREVERSIBLE.
 
 

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Parecidas y diferentes a la vez. Una viene de la militancia universitaria forjada durante los convulsionados ‘70. La otra, de una tradicional familia radical, pero sin activismo histórico. Se conocieron en
Santa Fe, en ocasión de la reforma constitucional de 1994, que de alguna forma las catapultó al estrellato nacional. Compartieron tareas, un año después, en una misma comisión parlamentaria y terminaron distanciadas.
Evitan criticarse en público, no así en privado.
Este 2007 las puede encontrar disputando, nada más ni nada menos, que la Presidencia. Se trata de Cristina Fernández de Kirchner, senadora y primera Dama y la diputada Elisa Carrió.
“Lilita” ya lanzó su candidatura. La legisladora internaliza esa posibilidad, mientras aguarda la decisión política formal de su esposo Néstor, para lanzarse. El destino electoral las vez las vuelva a encontrar enfrentadas, como cuando se insertaron en la en el núcleo investigador del lavado de dinero en la Argentina. Tenían buen trato y diálogo, pero terminaron peleadas. Carrió fue nombrada titular de la Comisión. Como vice, Cristina nunca pudo digerir el mayor protagonismo de la chaqueña y la denunció por buscar promoción personal y no la verdad.
Hubo un informe de Carrió y un dictamen por la minoría de la entonces diputada Cristina Kirchner, a quien “Lilita” acusó de querer “tapar” hechos.
No volvieron a dirigirse la palabra, aunque mantuvieron las maneras hacia afuera.
En 2003, al ser ungido aspirante oficial de un sector del peronismo, Néstor Kirchner buscó tender puentes con la líder del ARI. La riña entre las mujeres fue más fuerte y ni siquiera lograron tomar un café. No obstante, para cerrarle el paso a Carlos Menem, “Lilita” apoyó con “reserva moral” al patagónico para la segunda vuelta que nunca llegó a concretarse a raíz de la deserción del riojano.
Cristina tiene entre ojos a “Lilita”. Ya desde el gobierno impulsó la idea de “vaciarle” el partido, atrayendo a ex peronistas o figuras como Graciela Ocaña, a cargo del PAMI. Eso tensó aún más la cuerda.

PARECIDAS Y BIEN DIFERENTES
La gran vidriera de las dos fue la convención constituyente del ‘94. Cristina venía de ser legisladora provincial y gobernadora “por un día” de Santa Cruz. Carrió, sin mayor experiencia, había encabezado la lista del radicalismo chaqueño, ya que su padre, un viejo dirigente amigo de Raúl Alfonsín, se lo había pedido antes de morir. A partir de ese momento, “Lilita” dejó de lado su exitosa carrera como abogada. Desde niña conocía a Alfonsín, lo que no le impidió pronunciarse contra el Pacto de Olivos. “Pensar que te tuve en mi falda y mirá los líos que me armás en el bloque”, le decía en tono paternalista el ex Presidente. Tentada por Carlos “Chacho” Alvarez para pasarse al Frepaso, “Lilita” resistió y se mantuvo en la UCR, aunque su espíritu rebelde la llevó a irse antes del fracaso de la Alianza y crear su propio partido.
En eso se asemeja en algo a Cristina, quien en su momento rompió con su bloque en el Senado y formó uno unipersonal. También había sido tentada por “Chacho” Alvarez y si bien compartía muchos de sus planteos, nunca creyó en ese espacio político.
La dos son de carácter fuerte y determinante. Saben lo que quieren. Son lustradas y lectoras empedernidas. Defienden a ultranza sus ideas.
Carrió es responsable de conducir el ARI y rara vez acepta cuestionamientos.
Cristina reconoce el límite de los debates: una vez que Kirchner, como llama ella a su cónyuge, toma una resolución, la acata. Ambas son cuidadosas de su imagen. Carrió ha vuelto a enamorarse de los
collares de perla y de las bijouteries más baratas. Toma sol, hace caminatas y ha vuelto a vestir polleras o vestidos que había desechado años atrás.
De Cristina se cuenta una anécdota: apurada por Néstor porque llegaban tarde a un compromiso protocolar, ella le advirtió que “aunque vengan los marines norteamericanos” no saldría a la calle sin maquillarse. Es obsesiva con la alimentación: toma mate y agua mineral, come frutas y pescados y practica sobre roller en Olivos, además de ir a intensivas sesiones de pilates.
Carrió, en carrera abierta, afirma que tarde o temprano será Presidente. Ha dejado atrás su estilo “apocalíptico” y denunciador y, en silencio,
construye una coalición cívica con socialistas, con los radicales de Margarita Stolbizer, y trata de sumar a dirigentes de diversas religiones, como el rabino Sergio Bergman, al que postula como candidato a diputado. Es muy posible que Patricia Bullrich, la termine apoyando.
Cristina permanece muda. “Lo está asimilando, tiene que hacer su proceso. Lo está internalizando”, comentó a “Río Negro” un habitual interlocutor del matrimonio en Olivos. Si ella llega a la Presidencia, tendrá un estilo distinto.”Será una etapa nueva, de seducir al mundo y de búsqueda permanente de calidad institucional...y ambas cosas Cristina las puede hacer muy bien”, sostuvo un pingüino de la primera hora.
Si se da la hipótesis de Cristina candidata, Kirchner, que la protege y la cuida, será su gran jefe de campaña.Y como ocurrió en las legislativas de 2005, cargará sobre sus espaldas el peso mayor, no exponiendo en demasía a su esposa.
“Más allá de su matrimonio, ellos son una pareja política que siempre han tenido en claro como debían jugar cada uno y en cada momento”, agregó el interlocutor de este diario.
Cristina disfruta mostrarse en reuniones internacionales, algo que ha Kirchner no seduce. La reciente nota de “Newsweek”, donde se la compara con Hillary Clinton, llenó de orgullo a la primera Dama argentina. Es su admiradora.
Todavía habrá idas y vueltas, pero las mujeres se alistan. Este 2007 las puede encontrar nuevamente en veredas opuestas, aunque tal vez por respeto mutuo de género, eviten el contrapunto personal.
(ABA)

EL GENERO
DEL VOTO

La creciente aparición de candidatas mujeres, como parte de un fenómeno con incidencia nacional e internacional, obligará cada vez más a los argentinos a confrontar viejos prejuicios y nuevas valoraciones al momento de decidir en 2007 el género de su voto. La posible postulación a presidente de Cristina Fernández de Kirchner, sumada a otras aspirantes como Elisa Carrió, Patricia Walsh o Patricia Bullrich; los efectos de una tendencia mundial representada en figuras como la francesa Ségolène Royal o la chilena Michelle Bachelet, más la influencia ascendente del padrón femenino en las elecciones se combinan como facetas de un proceso definitivo. Ya en los comicios de octubre de 2005, las mujeres en condiciones de votar (13.370.692) superaban visiblemente a los hombres (12.727.407).
A la vez, las estadísticas advierten sobre el progresivo envejecimiento de la población. En 2000, sólo una de cada 12 personas del Cono Sur tenía más de 60 años. Para 2025 se estima que la proporción ascenderá a una de cada siete.
Con mayores expectativas de vida, las mujeres ocuparán proporcionalmente un espacio más amplio en la pirámide poblacional. El cruce de ambas tendencias, envejecimiento y expectativas de vida, pronostican entonces que en el futuro la influencia de las mujeres en la resolución de las elecciones será cada vez mayor.
Pero el voto sobrevive como un acto cultural cargado de valoraciones que arrastran prejuicios y legados generacionales. El interrogante es, entonces, determinar hasta qué punto un cambio de época puede modificar las costumbres de un electorado que jamás eligió a una mujer para presidente.
María Estela Martínez de Perón, el único antecedente, llegó a la primera magistratura en 1974 como consecuencia de la muerte de su marido, Juan Domingo Perón.
“Sí, creo que la Argentina está preparada para tener una mujer presidenta: por buenos y malos motivos”, asevera la doctora en filosofía Diana Maffia, directora del Instituto Hannah Arendt. Entre las causas “malas”, Maffia destaca “cierta inclinación a seguir corrientes internacionales”. “Ahora resulta glamoroso”, comenta con ironía.
Entre los “buenos” motivos, en cambio, Maffia alude al desarrollo de “un movimiento de mujeres muy fuerte, con iniciativas cada vez mejor formuladas” y las “redes” tendidas por el movimiento feminista con otras “iniciativas sociales, que permitieron consensuar nuevas formas de ejercicio del poder”.

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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