Prácticamente desde el inicio de la obra encabezada por el Padre César Rondini Norma Quintans ha sido una incansable colaboradora de su tarea y tras la desaparición física del sacerdote asumió la conducción de la Organización de Escuelas Parroquiales (Orespa), bajo la animación de la congregación salesiana.
Su primer contacto con el sacerdote ocurrió en 1965 mientras vivía en el hospital de Regina, donde cumplía sus funciones de obstetra, hasta conseguir una vivienda. "Notó que estaba muy preocupada y a veces muy triste y me invitó a hacer unas suplencias en el colegio Don Bosco. Después comencé como docente de Villa Antártida, en 1966, y en 1967 cuando se reconoce la escuela de Antártida Argentina, tiene el coraje, siendo yo muy joven, de ponerme de directora de esa escuela. Desde que asumí la dirección, con el acompañamiento y la formación del padre, seguí trabajando hasta la actualidad sin saber en ese momento las responsabilidades que me tocaría asumir desde que el padre estuvo enfermo en 1992 hasta la actualidad. Porque cuando sus fuerzas empezaron a flaquear, fue muy inteligente y fue dejando a los laicos que fueran asumiendo distintas responsabilidades. Creo que ya desde ese momento él quería ir preparando su partida y que siguiéramos marchando".
Si bien el padre Rondini pese a su enfermedad siempre estuvo presente, comenzó a esbozar el proyecto de la Fundación para acompañar el funcionamiento de Orespa, a lo que se sumó que la institución salesiana lo asumió como obra prioritaria dentro de su inspectoría: "Esto quiere decir que va a estar siempre la animación y la presencia salesiana; y esto es muy importante. Al padre lo preocupaba en su momento que él hasta su fallecimiento estuvo solo trabajando en toda la obra. Entonces tenía el temor de qué iba a ocurrir ante su ausencia", agregó Quintans.
La directora de Orespa remarcó que "desde el cielo el padre Rondini está viendo gozoso todo esto y por eso podemos llegar a los 50 años con nuevos bríos, con deseos de seguir ampliando, de seguir trabajando por la comunidad de Villa Regina, y por los más débiles".
Por otra parte, destacó que siempre al Padre Rondini lo desvelaba poder cubrir las necesidades de la comunidad, especialmente los niños, y hacia ellos volcó su trabajo desde su arribo en 1959 a Regina. "Así nació la escuela Don Bosco porque había una necesidad del barrio y ahí empieza a trabajar con sus manos y los vecinos del barrio comenzaron a ayudarlo. Era un sacerdote joven que tenía un proyecto. Y del mismo modo comenzó con el Niño Jesús, en 1965, y con el Instituto Técnico Nuestra Señora del Rosario, que no hay que olvidarse que él fue su fundador".
"Paralelamente ve que hacen falta otras cosas; las nenas estaban abandonadas, empezaban a andar por la calle, era el año 1960, entonces convocó a las hermanas Franciscanas que llegan en el año 1962 y comenzó a funcionar el Hogar San José. En 1972, en una pequeña casita aquí en la escuela Niño Jesús, que era la propiedad de María Rosa Delladío, se comienza con 10 o 12 chicos, hasta que se llega a la actualidad que se tienen 60 varones", apuntó Quintans.
"Con su tarea el Padre nos fue dando ejemplos y actualmente los seguimos, fue un visionario que vio la necesidad y proyectó a futuro pensando especialmente en los niños y jóvenes".
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