Llegamos a esta altura del año con el cansancio de toda la recorrida que hicimos... Los avatares propios, los ajenos, los del país... los del mundo inclusive... no? Miramos atrás y parece que sólo notamos lo que nos faltó, a lo que no llegamos, qué hubiéramos querido hacer y no hicimos.
Nos estamos salteando lo que significaron nuestros esfuerzos, las razones para haber actuado de una manera en particular, los deseos que sí sentimos, las actitudes de compromiso que sí tomamos, las conductas que sí llevamos adelante.
Porque entre tantos "pendientes" que parecemos tener, nos olvidamos de un "pendiente" fundamental.
Fundamental porque es el motor para poder seguir haciendo, para poder concretar y para seguir deseando más. El pendiente es celebrar.
Celebrar el seguir deseando, celebrar el abrazo de un amigo, el plato de comida que se pone en la mesa, el viento en la cara, el olor de la tierra mojada cuando llueve, la sensación al final del día de "llegar a casa"...
Celebrar el compartir (para que el camino se haga más ameno y menos dramático), celebrar las esperanzas y los logros (que aunque pareciera que nunca son suficientes, están!).
Celebrar las pequeñas cosas, que son las que en definitiva nos acompañan y hacen a nuestro día.
Yo digo siempre que la vida real no es como en las películas donde en dos horas pasa de todo, sino que las cosas que pasan lo hacen mucho más lentamente y de manera más desapercibida. Pareciera así que sólo resalta lo negativo por lo impactante y lo positivo no se ve con esa claridad ni esa contundencia.
La invitación entonces, es a ser más amables con nosotros mismos.
Para mirar más completo, para no saltearnos pedazos, para tener una visión más ajustada a la realidad. Actitud que por fuerza resulta más auspiciosa, insisto, más amable, pero sobre todas las cosas, más realista.
No para no mirar lo que pueda haber para revisar... sino para poder tomar contacto también con que la vida sigue ofreciéndonos momentos entrañables, inolvidables... e irrepetibles.
En estos tiempos, de tantas emociones encontradas, es nuestro deseo que no se pierda la capacidad que todos tenemos, de tomar contacto con lo sublime de estar vivo.
Con poder celebrar la vida y aventurarnos al porvenir con menos miedos y más alegría. Recordando que de verdad, entre todos es más fácil y se llega más lejos...
¡Feliz Año Nuevo para todos!
LIC. MÁRIA GABRIELA FERNÁNDEZ
(*) Integrante de Hémera, Centro de estudios del estrés y la ansiedad
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