Aunque por estas latitudes ya estemos acercándonos a los terribles 35º que sabemos nos deparará el verano, afortunadamente la magia de la navidad y el espíritu que habla del Papá Noel bonachón y abrigadísimo que baja por las chimeneas nos llega por medio de las cientos de películas que Hollywood preparó para la ocasión.
Las hay de todas las épocas y géneros. Están las que se relacionan directamente con la temática navideña y aquellas que sólo la nombran como para situar su historia sin que la fiesta interfiera en el guión principal más que visualmente.
Tenemos los clásicos, las remakes, las copias y partes II y III de las mismas historias.
Allá por 1947 salía el ya clásico "Milagro en la calle 34", dirigida por George Seaton, una de las primeras historias fantásticas sobre la mítica celebración católica, en la que un anciano afirma en un juicio ser el verdadero Papá Noel reanimando el espíritu navideño en grandes y chicos de la fría y calculadora ciudad de Nueva York. Con milagro de navidad incluido, la fría corte se emociona ante este Santa Claus, esta historia tuvo su reinterpretación en 1994 dirigida esta vez por Les Mayfield.
Otra categoría de películas navideñas podría estar integrada por esas comedias familiares típicas de Hollywood en las que confusiones, peleas, golpes y exageraciones pocas veces vistas en la vida real, y muy poco sorpresivas, exacerban nuestro morbo y nos divierten un rato.
Entre ellas son sumamente recordadas "Mi pobre angelito" ("Home Alone" en su versión original) I y II que hicieron furor en las salas en los primeros años de los 90 para luego ser repetidas (casi hasta el hartazgo según muchos) por los canales de televisión durante toda la década. Allí, conocimos al inolvidable Macaulay Culkin en el papel
del pequeño y blondo Kevin que luchaba contra las adversidades que deparan a un chico que se queda solo en casa, el primer año, y en Nueva York (la misma Nueva York), el segundo.
Otro tanto vive Ben Affleck en "Sobreviviendo a la navidad" (de Mike Mitchell, 2004), y la pareja interpretada por Tim Allen y Jamie Lee Curtis en "Una navidad de locos", película del mismo año dirigida por Joe Roth. Los problemas de Tim Allen con esta celebración había comenzado años antes en realidad. En 1994 protagonizó "Vaya Santa Claus!" o "Santa Cláusula" según la traducción que se elija (The Santa Clause, en su idioma original), dirigida por John Pasquin con sus dos secuelas en 2002 y 2006 que fueron dirigidas por Michael Lembeck. Chevy Chase también fue parte de este rubro navideño en la película "Vacaciones de Navidad" en 1989.
Pero además de Papá Noel, el cine estadounidense nos trajo algunos otros personajes fantásticos como el verde y malvado Grinch de Jim Carrey en 2000 o el pintoresco y torpe Buddy interpretado por Will Ferrel en la película "Elf" (2003).
Otra imagen que la memoria no olvida, ya sea por el recuerdo de la estética novedosa que planteaba o porque desde hace un tiempo sus dibujos se integraron a la moda de chicos y adolescentes, es "El extraño mundo de Jack" (The Nightmare Before Christmas, 1993), de Tim Burton que curiosamente no fue dirigida por él sino por Henry Selick, basado en dibujos y un poema de Burton. Es esta una navidad diferente, cuando un personaje de la tierra de Halloweentown (algo así como la ciudad de la Noche de Brujas) conoce el pueblo de navidad y quiere adueñarse de la fiesta.
Y ya que de animaciones hablamos, es imposible pasar por alto al altamente publicitado "Expreso Polar" (diciembre 2004), una película de Tom Hanks y Robert Zemeckis sobre un libro escrito por Chris van Allsburg, en la que la novedosa técnica utilizada contrasta con la historia muy simple de un niño que sube a un tren hacia el Polo Norte y conoce al mítico Papá Noel.
Así, la pantalla gigante se inspira en una de las fiestas preferidas de todo el mundo, una de las pocas que une países y continentes en la misma simbología, en los mismos colores rojos, blancos y dorados.
Ciertamente un día especial para todos y seguramente más aún para las enormes salas de cine de todo el mundo que, si mágicamente un día se decidieran a hablarnos, podrían contar que fue también en la mañana de un día de Navidad cuando las cámaras perdían para siempre a uno de los grandes de la historia cinematográfica con el fallecimiento de Charles Chaplín.
MARIANA BENÍTEZ
