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Sábado 22 de Diciembre de 2007
 
 
 
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  ¿Qué estamos festejando?

El autor del artículo subraya que el cristianismo recuerda la importancia de estar alegres o gozosos. Y como muchos no saben qué festejan, plantea que es oportuno y necesario intentar encontrarle un sentido.

 
 

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Nos acercamos a la celebración de la Navidad en nuestra sociedad cristiana, en la cual recordamos el nacimiento de Jesús. Esta celebración tiene características diferentes de acuerdo a la cultura de que se trate. También cabe agregar que a medida que transcurre el tiempo se van agregando elementos que no se relacionan con los relatos bíblicos.

Originalmente, el cristianismo se apropia de la celebración del sol en el Imperio Romano para recordar que Nuestro sol ahora es Cristo. Acerca de la fecha precisa del nacimiento de Jesús no tenemos exactitud ni precisión históricas, y apenas contamos con el dato estimativo. Pero ésta no es la razón más importante para celebrarlo o no: lo que vale es el impacto que la Navidad produce en la historia de la Humanidad.

Esta celebración, que se considera central para la fe cristiana, ha sido apropiada por la sociedad capitalista y de consumo de tal forma que no siempre sabemos qué es lo que festejamos. Seguramente se ha convertido en una buena excusa para festejar más que en un motivo.

El cristianismo siempre nos recuerda lo importante que es estar alegres o gozosos, en una celebración en la cual lo festivo ocupa un lugar central en la vida humana. Es bueno y sano encontrarnos para festejar, y ésta es una costumbre que no debemos perder. Pero sí debemos encontrar el sentido de esta Fiesta.

El nacimiento de Jesús sorprende a los habitantes de la pequeña aldea de Belén, hasta lo inimaginable. Nadie piensa que el Mesías podría estar entre ellos, en un establo. También a nosotros nos cuesta imaginar a Dios sentado en la cocina, o limpiando el patio del fondo de la casa para una reunión de los vecinos.

Dios siempre ha sido una palabra que asustaba. Se iba con el viento fuerte. O dormía por encima de las nubes. Cuanto más lejos estaba, parecía que era más Dios.

Sin embargo, es Navidad cuando ocurre algo que nos sorprende; Dios se hace vecino nuestro, llega a nuestro barrio y nuestra ciudad. Es él quien llega a nosotros, y no la humanidad que lo busca en algún lugar lejano y distante de nuestra realidad. Esto es lo revolucionario de la fe cristiana: darnos cuenta que Dios camina y vive con nosotros. Rompe todos los esquemas, expectativas, comprensión.

No hay forma de explicarlo, porque sale de nuestra lógica habitual. Esto fue lo que conmovió a los pastores (obreros rurales) y a los sabios (extranjeros), a la vez que constituyó un verdadero "golpe bajo" a los poderosos que dominaban el mundo.

Recuperar el sentido de la Navidad es aprender a mirar el mundo al revés. Y los que estaban "arriba" han quedado mareados de golpe. "Los de abajo", pisoteados antes, vuelven ahora, libres en la altura.

Dios se hace nuestro vecino para Salvación de los hombres y las mujeres. Es esto lo que festejamos en Navidad. Por lo tanto, no lo mudemos al cielo o a algún lugar bien lejos que no nos moleste. Dios ha decidido quedarse con nosotros para siempre porque quiere brindarnos una calidad de vida distinta para todos.

Nuestro deseo como Iglesia Evangélica Metodista de Neuquén es que podamos descubrir lo que vamos a festejar, en un espíritu de apertura a todo creyente de buena voluntad. Navidad es la posibilidad de soñar un mundo diferente para todos. Y qué tal si empezamos a hacerlo realidad en nuestra casa y el barrio en los que vivimos.

Nuestro compromiso no pasa por desear una feliz Navidad, sino por hacer feliz la Navidad a otros, particularmente a las víctimas humanas de esta sociedad que excluye y elimina la vida de muchos. Nadie sobra. Hay lugar para todos. Éste es el ejercicio que tenemos que hacer como ciudadanos de este mundo.

Saludamos a toda la comunidad de Neuquén y el Alto Valle de Río Negro en este tiempo de Navidad en el cual deseamos que al descubrir a Jesucristo se produzca un antes y un después en nuestras vidas.

Y que podamos cantar con los pastores que fueron a Belén: "¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!" (Lucas 2:14).

FRANK DE NULLY BROWN (*)

Pastor Metodista

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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