El proyecto surgió de manera casi casual hace seis años atrás cuando el menor de los hermanos, viendo la crisis que vivía el sector vitivinícola, y los bajos precios que se obtendrían por la venta de uvas para vinificar, de manera improvisada se inició en el camino de la elaboración de vinos.
La primera experiencia obtuvo como resultado un muy dulce jugo de uvas, pero abrió el camino para la iniciativa que ya está en plena marcha en Viñedos San Sebastián, que hoy cuenta con tres líneas de producción artesanal y muy buena respuesta del mercado.
El emprendedor era Farid Tello Najul, que en ese momento sólo tenía 13 años, y hoy con 19 es sin duda el vitivinicultor más joven de la región. En el proyecto no se encuentra solo, ya que cuenta con el acompañamiento de su hermano Ricardo, de 26, y del resto de la familia, su madre, padre, hermanas y cuñados, que ya en estos días se aprestan a realizar las tareas vendimiales.
"Lo nuestro es muy modesto, estamos inscriptos ante el Instituto Nacional de Vitivinicultura como productores caseros por lo que sólo estamos autorizados a elaborar cuatro mil litros de vino. Pero el proyecto apunta a crecer más adelante, no sólo en lo que hace a la vitivinicultura sino también en agroturismo", señaló Ricardo, quien en pocas semanas se recibirá de ingeniero agrónomo y completará su especialización en enología. Farid comenzará este año la misma carrera con el objetivo de lograr la misma especialización.
Actualmente tienen en el mercado tres líneas de vinos, la primera denominada "Río Negro", la línea de vino casero o comúnmente denominado patero, la segunda "Viñas de San Sebastián", que es un vino más estructurado, con un paso por barrica de roble y estacionamiento en botella, y por último el vino "Desierto", que lleva un mayor tiempo de estacionamiento en barricas de roble. "Todo se fue haciendo de manera muy artesanal, como nuestros vinos" comentó Ricardo.
No fueron pocos los que colaboraron, ya que incluso algunos ocasionales clientes de esos primeros años colaboraban aportando botellas para que pudieran envasar los vinos que elaboraban, "Hasta que en un momento pudimos comprar un pallet de botellas nuevas, incorporamos otras moledoras, que igualmente siguen siendo manuales, prensas y barricas".
Los primeros vinos que elaboraron fueron en principio vendidos entre conocidos y familiares, pero posteriormente tuvieron la oportunidad de incursionar ofertándolos como regalos empresariales, en puestos de venta de productos regionales a la vera de la ruta 22, y en la zona de la costa rionegrina.
"Tenemos muy buena respuesta, es un vino de carácter único y eso lo hace especial, es un producto artesanal donde trabaja toda la familia".
Un marco de la respuesta que alcanzaron lo obtuvieron hace pocos días atrás con un stand que montaron en la Fiesta Nacional de la Manzana. Durante las días que estuvieron en el lugar, prácticamente agotaron el stock de vinos de las líneas "Viñas de San Sebastián" y "Desierto".
"El manejo de los viñedos lo hacemos nosotros y estamos con proyectos de mejorar algunos varietales e incorporar otros. Estamos realmente en un lugar privilegiado con viñedos que tiene casi 50 años de antigüedad, lo que nos da como resultado muy buenas uvas para vinificar", agregaron.
Precisamente la bodega se encuentra en la zona rural norte de Cervantes en el límite con la meseta a muy escasos metros de los viñedos.
"Con este marco natural, y más allá de que nuestra apuesta está centrada en ir creciendo durante los próximos años, también queremos apostar al agroturismo. Por eso queremos encarar este año la construcción de un edificio que nos permita realizar la elaboración, tener una sala de degustación y que quienes nos visitan también puedan disfrutar del marco natural, de la tranquilidad, de cabalgatas en este sector".
RICARDO TELLO, EL PRECURSOR
Si bien Farid y Ricardo son quienes están al frente del proyecto de bodega, sus orígenes podrían rastrearse hasta sus abuelos maternos y paternos. Uno árabe, con experiencia en la elaboración de productos artesanales, entre ellos el vino; el segundo, de la región de cuyo donde su abuelo paterno tuvo viñedos y bodega.
El padre de Ricardo y Farid, Ricardo Tello, si bien conocía los secretos de la elaboración del vino y participó en el proyecto de la plantación de las vides hace casi 50 años atrás, no se dedicó a la elaboración. "Yo vendía la producción, fui docente y esto era como un hobby, un lugar de retiro. Cuando ellos empezaron con la elaboración nos pusimos muy contentos y hoy todos ayudamos, porque vemos que tienen una iniciativa claramente definida", agregó el padre de estos jóvenes vitivinicultores.