-¿Cuál es la situación de la industria vitivinícola nacional?
-En los últimos años ha dado pasos gigantes de crecimiento de la mano de su desarrollo comercial, tecnológico y cultural. El Estado y los diversos actores del sector privado trabajan juntos, potencian sus acuerdos y dirimen sus diferencias en un marco de integración que es un ejemplo para el país. El vino argentino hoy ya es respetado en el mundo y se reconoce su relación entre la calidad y el precio.
-¿Cuánto afectará al sector la crisis internacional?
-Nuestro grado de madurez es una base firme donde sustentarse. Sabemos que 2009 será un año difícil que va a afectar nuestro crecimiento, que ha sido muy importante. En 2004 teníamos el 2% del comercio mundial. Hoy tenemos el 4%, con un ritmo de incremento del 30% anual en dólares y del 20 a 25% en volumen. Pasamos a facturar entre 300 y 400 millones de dólares en 2004 a 800 millones el año pasado y exportamos a más de 100 países, con un gran crecimiento en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Rusia y varios países europeos.
-¿Y el mercado interno?
-Está amesetado. En el 2004 cayó un 14% el volumen comercializado y lentamente nos fuimos manteniendo en un mercado donde las aguas, las cervezas y las gaseosas invierten sumas en promoción que superan en cinco veces a la del vino. Hemos logrado detener la caída.
-¿La variedad más requerida en el exterior sigue siendo el Malbec?
-En lo fraccionado, sin dudas. A granel, no necesariamente. En ambos casos hay otras variedades con muy buena aceptación: Cabernet, Chardonnay, Savignon, Pinot, Torrontés, Syrah. Ahora, hay que reconocer que la Argentina avanzó por el Malbec.
-Hay bodegas que proyectan producir menos vinos económicos y más de precios altos. ¿Qué opina de esa estrategia?
-Muy buena para el escenario anterior a la crisis. Ahora creo que los consumidores van a tender a modificar su comportamiento, mucho menos aspiracional. Se va a analizar mucho más la relación precio-calidad.
-¿Esa relación precio-calidad es el principal argumento para defender al vino argentino en el mundo en un contexto recesivo?
-Nos brinda una gran herramienta. Pero estamos marcando una diversidad en la oferta con sus bodegas del Norte, del Sur y de Cuyo que en el futuro va a ser muy valorada. Otras naciones, como en el caso de Australia, son criticadas por la homogeneidad de sus vinos, generada por la concentración en pocas manos. En el caso argentino eso es imposible: según la época del año hay entre 100 y 300 actores compitiendo por colocar sus productos en el exterior, capacitándose, invirtiendo, formando a sus técnicos.
-¿Se bebe más espumante?
-Antes de la crisis hubo un gran crecimiento de los espumantes y los frizantes, pero va a ser difícil que se mantenga la tasa de crecimiento. Tienen el 4% del volumen total comercializado, un nicho pequeño pero significativo, con un buen diálogo con los jóvenes y las mujeres, lo que abre un escenario alentador a mediano plazo. Otra generaciones no tenían la opción de almorzar o cenar con champagne. No existían ni los productos ni los envases. A propósito, este año va a haber sorpresas con nuevos productos.
-Pese a su desarrollo, la Argentina sigue lejos de los principales países productores de vino.
-Es cierto. Estamos lejos de países como Francia, España, Italia, Chile o Australia. En estos días leí un artículo en un importante diario chileno que mostraba lo preocupados y sorprendidos que están del otro lado de la Cordillera por el crecimiento de la presencia del vino argentino en Estados Unidos y Canadá. Chile avanzó muy bien en acuerdos bilaterales. Al no integrar el Mercosur tiene la capacidad de actuar con mayor independencia arancelaria. La semana pasada hablamos con el canciller Taiana sobre la necesidad de tener una estrategia conjunta para poder avanzar mejor.
-Además de la madurez del sector y el mercado atomizado, ¿con que otras herramientas enfrentará la crisis nuestro país?
-Con recursos adicionales destinados a la promoción y la investigación. La fortaleza institucional facilita las cosas para realizar acciones genéricas con fondos privados y provinciales.
-¿Cuál es su visión sobre la vitivinicultura rionegrina?
-Muestra una evolución a través de pequeños emprendimientos enfocados a segmentos de alta rentabilidad. Y con un proceso muy importante de reconversión en la estructura productiva de Río Negro con sus Merlot, Malbec, Torrontés, Syrah, Pinot y Cabernet, entre otras variedades diferentes a las tradicionales. Esa modernización, esos cambios tecnológicos, son parte de un proceso hacia una nueva vitivinicultura. A Neuquén la veo con alguna importancia en Malbec, Cabernet, Merlot y Pinot.
-¿Cómo ve el desarrollo de la zona de El Chañar con un gran apoyo financiero neuquino?
-Recomendamos a los gobiernos provinciales que tengan sumo cuidado en la previsión y la implantación. Hay que tener cierto criterio para realizar acciones coherentes con la capacidad de venta en el mercado interno y el externo. Por ejemplo, en Mendoza el Fondo para la Transferencia y el Crecimiento no puede financiar la implantación de viñedos. Le hablo de una provincia donde hay 158 mil hectáreas con viñedos. Neuquén, con 1.400 hectáreas, es un caso distinto. Cuando se discutió este tema dijimos que antes de alentar los cultivos hay que ver si hay mercado. El riesgo del crecimiento desmedido es que nos suceda lo mismo que a Brasil y a Uruguay, que tienen stock para uno o dos años. En cambio, nosotros estamos en 4 ó 5 meses de stock, una cifra buena para tonificar los precios. Por eso hay que tener cuidado con el incremento de las implantaciones. En el caso neuquino hay que seguirlo dos o tres años para ver cuál fue el resultado de esa política. De momento se advierte más un impacto comunicacional que un crecimiento desmedido del volumen.
-¿Hay previstos aportes financieros para los pequeños productores?
-Hemos logrado un aporte del BID de 50 millones de dólares que serán destinados a otorgar subsidios no reintegrables para incentivar la asociación de pequeños productores con las bodegas. Para ello, los grupos asociados de bodegas y productores deberán presentar un plan integral de negocios.