Cuando hace diez años comenzó con el proyecto de innovación tecnológica, poco era lo que sabía sobre la tarea vitivinícola. Hoy se ha transformado en un referente en la región sobre el manejo de vides para vinificar.
"Empecé con este proyecto gracias al empuje que me dio Alcides Llorente, quien en ese momento trabajaba en el INTA. Arrancamos con grandes incertidumbres porque era una apuesta a un sistema nuevo de trabajo en la producción de uvas, pero los resultados que se obtuvieron fueron excelentes", apuntó Ángel Moschini.
Desde 1999 inició la implantación de seis hectáreas con uvas para vinificar. Hoy están en plena producción.
Innovación
La iniciativa se llevó adelante a partir de un proyecto de innovación tecnológica, solventado con un crédito del Fontar, respaldado por el INTA, mediante el cual se proyectó un nuevo sistema de implantación y cultivo de variedades de uva.
La propuesta fue implantar las seis hectáreas con tres variedades Malbec, Merlot y Sauvignon Blanc.
Para ello contó con un sistema de riego por goteo para el rápido desarrollo de las vides, un sistema de mulching (la cobertura con una capa plástica de cada una de las líneas implantadas para reducir la evaporación de agua y combatir las malezas) y un sistema de conducción espaldera tradicional y otro denominado lira, que permite nada menos que duplicar la cantidad de plantas en una misma fila.
"Teníamos muchas expectativas. Y realmente fue un éxito. Todo esto llevó tiempo de capacitación, de tener un seguimiento y asesoramiento constante", destacó el productor.
Continuó con su relato: "Hoy los resultados están a la vista; tenemos uvas de muy buena calidad y un volumen de producción muy importante", destacó Moschini.
Gracias al desarrollo de este emprendimiento hoy se ha transformado en un referente de consulta de las empresas de Río Negro y de Neuquén que se dedican a la producción de uvas y la elaboración de vinos de alta gama.
Bodegas ubicadas en el Valle Inferior, otras como "Noemía de la Patagonia", instalada en Valle Azul; "Chacra", ubicada en Mainqué o las instaladas en la zona de San Patricio del Chañar en Neuquén le realizan consultas permanentes a las que el productor dedica atención personalizada.
Desarrollo propio
Esta vinculación con distintas bodegas hizo aflorar su interés por la elaboración de vinos.
Los produce de manera artesanal y para consumo propio. O para regalar a amigos y conocidos.
Su historia siempre estuvo vinculada a la producción agrícola del Alto Valle, aunque su experiencia con las vides era escasa.
Así lo contó él: "Trabajo desde los ocho años y siempre estuve ligado a la chacra, a las peras y las manzanas".
"Pero cuando surgió esta propuesta comenzamos a trabajar en el proyecto que finalmente fue aprobado y que permitió acceder a un crédito para su desarrollo".
"Y fue impresionante, porque toda la innovación que se introdujo permitió que las plantas en un año tuvieran un desarrollo que normalmente habría demorado cinco".
El aprovechamiento de las condiciones óptimas de las tierras del Alto Valle y de las condiciones climáticas fueron otros de los factores que favorecieron la propuesta.
"En principio regamos sin el agregado de ningún tipo de fertilizante. Recién a partir del tercer año comenzamos a aplicarlos, pero ya teníamos un crecimiento importante de todas las plantas", dijo.
Por otra parte, apuntó: "En las seis hectáreas que se implantaron se optó por hacer una espaldera tradicional y otra en lira que permite duplicar la cantidad de plantas y aumentar la producción".
Este último sistema de conducción de las vides cuenta con una línea central de implantación, pero en este caso las plantas van cada unos 50 centímetros y luego se dividen en forma de V.
"Fue otra de las innovaciones que se introdujeron: nunca se había hecho con vides. Los resultados han sido óptimos", agregó Ángel Moschini.
"Las uvas que se están cosechando son de muy buena calidad y por eso hemos tenido una buena colocación en las bodegas de la zona", señaló el productor de Ingeniero Huergo.
Pero en forma paralela a la producción de uvas para vinificar, también surgió su inquietud para la elaboración de vinos de manera artesanal.
"Como todo gringo o gallego de la zona, tenés que contar con vino casero", comentó Ángel, que desde hace algunos años comenzó a incursionar en la elaboración artesanal, mediante ensayo y error.
"De a poco fuimos aprendiendo cómo era la mejor manera de hacerlo", recordó.
Paso a paso
"Todo es casero: los racimos son exprimidos a mano, con lo cual evitamos que traslade al vino el sabor amargo de los hollejos y escobajos, la fermentación se hace de manera lenta, sin el agregado de ningún químico, y el transvasamiento para el filtrado se hace por decantación", indicó.
Esa producción fue envasada y etiquetada para regocijo de sus allegados. "A mi hija se le ocurrió hacerle unas etiquetas a las botellas, que tienen el nombre de Kilómetro 1.120, que era la antigua denominación de Ingeniero Huergo; pero nunca estuvo en nuestra mente venderlos. Sólo son para disfrutarlos en familia, con amigos y conocidos", destacó el productor.
Y si bien en varias oportunidades se tentó con establecer una pequeña bodega, señaló: "Nuestra idea es trabajar sólo en la producción de peras, manzanas y uvas. Eso lleva mucho tiempo. Y hay que sumarle que también brindamos asesoramiento en el desarrollo de plantaciones de vides para las bodegas de Río Negro y Neuquén".