El cultivo de uvas de mesa es una de las actividades productivas de la región que lentamente ha ido creciendo en cantidad de superficies cultivadas gracias a la buena colocación que tuvieron las remesas locales en los mercados extranjeros y nacionales.
Y aunque todavía la superficie cultivada está muy por debajo de los máximos esperados, el incremento de la misma es uno de los aspectos que hoy contemplan los productores dedicados a esta rama en la región.
Miguel Pizzi advirtió el buen nivel de retorno que tiene esta actividad y decididamente comenzó a reconvertir plantaciones de vides para contar hoy con 14 hectáreas en plena producción que le permiten acceso a mercados en Europa y Argentina.
“Hoy, vemos que el piso ya lo tenemos, es decir, el volumen de producción de uva de mesa de la región es el punto de partida, de ahora en más se debe crecer, no hay techo porque existe un mercado interesado en comprarnos”, señaló Pizzi.
El productor, quien posee chacras en la zona de Mainqué, destacó que precisamente el ingreso a la actividad surgió a partir del análisis en la necesidad de reconvertir y diversificar la producción regional. “Con mi padre, a lo largo de estos años, hemos ido reconvirtiendo de a poco y a pulmón y nos hemos volcado al cultivo de uva de mesa porque creemos que es la alternativa para no tener los problemas de las frutas de pepitas”, señala.
Sin embargo, como contrapartida apuntó que aún son pocos los productores dedicados a este tipo de cultivo y, en muchos casos, no avanzan en una reconversión hacia uvas de mesa por tratarse de productores de avanzada edad.
“Si hoy hacemos un censo en las chacras vamos a ver que la edad de los productores es alta y por eso tal vez no quieren buscar una reconversión y diversificación. Seguramente quienes tienen menos de 55 años están más abiertos a estos cambios y pueden volcarse a algo nuevo. En nuestro caso empezamos con unas pocas hectáreas y fuimos viendo que había una buena colocación lo que nos fue llevando a ir creciendo. Ahora tenemos 14 hectáreas pero proyectamos aumentar la superficie cultivada”.
Pizzi consideró que debido a esta situación es que la evolución en el crecimiento de este tipo de plantaciones “no es tan importante y explosiva como debería ser, porque es una alternativa válida y buena”. Y lo sabe porque en el 2001 emprendió una experiencia exportadora junto con la empresa Eco Frut que le permitió colocar sus racimos en los mercados europeos.
“Realmente esta región tiene una condiciones especiales para el cultivo de uva porque, si bien es real que ningún comprador te va a decir que tenés una calidad excelente, al indicarte que es buena calidad sabés que se están haciendo las cosas bien”.
Actualmente este productor cuenta cuatro variedades de uva de mesa (Cardinal, Riviére, Red Globe y Moscatel) en tanto ya está planificando el aumento de la superficie cultivada para implantar la variedad Crimson Cirles.
Por otra parte Miguel Pizzi remarcó que para ingresar en la producción de uvas de mesa “hay que tener una clara mente exportadora.