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Viernes 25 de Enero de 2008
 
 
 
>>Ediciones ANTERIORES
   
 
  Antigua, sabrosa y festejada
Ya conocida unos 2.000 años antes de Cristo, se la
cree originaria de Europa Oriental y Asia Occidental.
Descripciones realizadas en 1899 por el Ing. Cipolletti daban cuenta de la presencia de la pera en el Alto Valle.
 
 

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El primer tren frutero del año partió con peras William’s desde Neuquén” era el título de nota periodística a dos columnas que acompañaba el texto: “Partió anoche desde esta capital (Neuquén) el primer tren frigorífico de la temporada con un cargamento de pera William’s, y se anticipa que los envíos por este medio superarán con creces a los registrados el año pasado, en coincidencia con el optimismo generalizado en los productores, que prevén muy buenas perspectivas para la exportación. El convoy, que transporta aproximadamente 1.300 toneladas de fruta, arribará a Buenos Aires en la madrugada del miércoles, luego de dos escalas intermedias en la provincia de Río Negro -una de ellas en Villa Regina- para completar carga. El 'frigotren' realizará el trayecto en 36 horas hasta el puerto de Buenos Aires, donde la fruta será embarcada con rumbo a Rotterdam-Holanda” (diario Río Negro 21/1/1997). La información agregaba que la empresa ferroviaria garantizaba “el mantenimiento de la cadena de frío” con una “temperatura constante de cero grados” y “el tren llevará en diez vagones, los contenedores con 80 pallets cada uno, totalizando 1.280 toneladas”. Era el tercer año consecutivo usando el ferrocarril para el transporte de fruta. Los contenedores admitían 12.000 kilos cada uno y no era “competir con el puerto de San Antonio, sino prestar un servicio alternativo para la fruta”. Han pasado once años...
Conocida desde a.C. entre 1.000 y 2.000 años, la pera se la considera originaria de Europa oriental y Asia occidental surgiendo de escritos históricos que “los griegos y los romanos conocieron el cultivo del peral y fueron estos últimos los que introdujeron su cultivo en la cuenca del Ebro” pareciendo que derivara “de la selección de especies silvestres de peral (Pyrus communis var. Pyraster) híbridas con otras varias especies europeas o asiáticas: Pyrus nivalis Jacq., P. Pyrofolia (Burn. F.) Nakai, P. Spinosa Forssk, etc”. Teniendo el antecedente histórico de haber sido cantada por Tirso de Molina, Ramón de la Cruz, Valera, Conde de Rebolledo y Bretón de los Herreros y hasta hoy ha llegado el famoso dicho “como pedirle peras al olmo”, hablando de imposibilidades, además de incorporar sus cuatro letras a varios puntos geográficos del mundo.
Sobre la antigüedad de la pera en valles rionegrinos resulta llamativa la mención del ingeniero César Cipolletti en el famoso estudio de 1899, referida a su visita a la finca del coronel Pablo Campero Belisle cercana a Chimpay -actual población con su nombre- expresando: “Esta finca tiene unas 12 hectáreas de superficie, está regada con el agua levantada de una laguna por dos norias... Allí se cultiva, con resultado insuperable toda clase de hortalizas y árboles frutales: las peras, manzanas, duraznos, higos, ciruelas, cerezas, aceitunas, etc.” (sic). Y como en dicho “estudio” se acompaña fotografía de “robles de 10 años”, fácilmente se deduce la edad de aquellos perales. No muy lejos, en la colonia Roca y en la Escuela de Agricultura Práctica que fundara el salesiano Alejandro Stefenelli, en sus 9 hectáreas, por 1907 “La mayor parte eran manzanos cultivados racionalmente... y peras, duraznos, ciruelas, damascos... y en un pequeño vivero para experimentación y futuras plantaciones”. En esa zona mereció nombre la estación del Ferro Carril Sur: “Los Perales” que también se llamara “Río Negro” y finalmente “Padre Alejandro Stefenelli” por decreto de 1933.
Sin ser experto en conocimientos pomológicos, en otras oportunidades hemos recordado a pioneros en cultivo de la pera en el valle rionegrino como Pascual C. Mir, 1906 en Allen; Juan Pesce en Cinco Saltos en 1913 y por 1910, Juan Ferragut y Joaquín Pires en Cipolletti y en la misma colonia Lucinda Augusto C. Mengelle y Hugo Rimmele y otros en lugares valletanos, sin olvidar a Francisco Pascual Dehais que en 1922 plantó “algunas peras tempranas”en la entonces Colonia Pastoril Catriel. El detalle es largo y lo omitimos, pero desde Catriel hasta el Valle Inferior del Río Negro (Viedma-Carmen de Patagones) fue fruta de especial cultivo, hermanada con la manzana y con distintas variedades, de las que unas pocas han conservado gran demanda en el mercado interno y del exterior,
Hace varios años un médico australiano publicó un artículo (The Fruit World and Market Grower, 11/7/1960) diciendo que “Las peras son también muy valiosas en la dieta para la salud. Contiene las vitaminas A, complejo B y C y también importantes minerales como el fósforo, hierro, azufre y cobre. Las peras tienen un bajo tenor de grasas y proteínas, pero gran contenido en azúcar y celulosa; la presencia de esta última contribuye a lograr una acción laxante suave. Las peras constituyen también una fuente de pectina y ácido urónico que promueven la higiene intestinal. Las peras limpian los dientes” (sic), recomendando lavarlas pero no pelarlas porque “la piel de la pera actúa como valioso laxante”.

Bibliografía y fuentes principales: Federación Productores de Fruta de R.N. y N. Boletín 16/17/1960. Cipolletti, C. Estudios, 1899. Diario Río Negro, El primer tren, 1997. Belli, J. SDB. El padre, 1995. Dehais, F.J. La manzana y la pera, 2000. Pérez Morando, H. Rica, 2006 y Entre las más, 2007. Rodríguez, AE. El Alto Valle, 1947. Archivo diario Río Negro. Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.

 

 

   

HÉCTOR PÉREZ MORANDO
Periodista, investigador
de historia patagónica.

   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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