La presente temporada se presentó complicada para la fruticultura del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
Y el complejo panorama a veces dificulta la compresión de los reclamos de cada uno de los distintos sectores que entremezclados luchan para llevar adelante la cosecha 2011.
Las decisiones de política económica tomadas a nivel nacional han dado como resultado un ambiente de negocios y de trabajo "complicado" cuyas dos variables macroeconómicas más importantes que le incumben de lleno a la fruticultura son la inflación y el tipo de cambio relativamente estable.
Estas dos variables, con un conjunto de factores adicionales, complejizaron las relaciones entre los distintos actores que comprenden la cadena productiva de la producción de manzana de nuestra zona.
Por un lado los trabajadores rurales, los empleados de los galpones de empaque y de los frigoríficos luchan por aumentos salariales que les permitan minimizar la pérdida del poder adquisitivo provocado por la inflación.
Este reclamo afecta de manera directa al productor que necesita de aquella mano de obra para realizar las tareas culturales de la chacra, y específicamente, para cosechar la fruta en los meses estivales. Aunque este problema de costos no solamente proviene del precio de la mano de obra -factor determinante dentro de su estructura de costos- sino también del aumento del precio de los materiales, fertilizantes y otros insumos que han crecido en forma significativa. Es por ello que su reclamo se concentra principalmente en el pedido de ayuda financiera y de subsidios al sector estatal para hacer frente a estos altos costos productivos.
Por otro lado, los productores integrados que comprenden en algunos casos la actividad de empaque, y en otros la de frío y la de exportación, no son ajenos a este complicado escenario económico.
Presionados también por el lado de los costos, su reclamo se concentra en pedidos de disminución de impuestos para hacerle frente al ajustado margen de rentabilidad que plantean.
Estos tres puntos de vista, de tres sectores que forman parte de un mismo sistema productivo que debería trabajar en conjunto, se entremezclan y se contraponen en algunos puntos para terminar derivando, lamentablemente, en conflictos internos que deberían estar resueltos luego de tantos años de trabajo en conjunto.