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Miércoles 07 de Febrero de 2007
 
 
 
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  UNA HISTORIA DE VIDA | IRMA RUSE, EMBALADORA
  “La papa del galpón”
Como ella, cientos de embaladores suman desde su oficio un eslabón más en la cadena de la manzana.
Con 29 años de trayectoria en la zona, esta trabajadora cree que es hora de “dejarle el lugar a otra persona”.
 
 

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Irma Ruse se ruboriza cuando intenta justificar por qué, siendo su oficio desde los 16 años y teniendo el orgullo de haber sido la más rápida del galpón, nunca participó del concurso de embalaje en la Fiesta Nacional de la Manzana.
“No participo porque me pongo nerviosa. Cuando era joven era muy ligera. Un día me estaban controlando –yo no sabía–, y me filmaron. Hicieron un documental, pero sin decirme porque sabían que me pongo muy nerviosa”, explica con sus ojos azules evitando posarlos en un punto fijo.
Fue tan rápida que su patrón solía decirles a los demás “esta es la papa del galpón”, cuenta. “Después pasó a ser otro…”.
Ahora son las últimas semanas en las que Irma se tiene que levantar a las cinco menos veinte de la madrugada, desayunar, tomar la bici para ir con su compañera hasta el galpón y al llegar preguntar ‘¿tenemos fruta hoy?’ en clara expresión de deseo para que haya mucha y para todos.
Hace unos meses inició los trámites de jubilación, “debería estar saliendo ahora en febrero”.
Irma revuelve en su memoria y cuenta que aprendió a embalar en sólo una semana. Fue en Mendoza cuando su hermano que recién se había casado la mandó llamar a su Concordia natal.
Ella, con 16 años decidió ir sin saber que allí descubriría su oficio, a través del cual conoció a su marido y se mudó al Valle.
Después de pasar unos meses en Mendoza, Irma volvió a su casa y “directamente” buscó trabajo en un galpón de cítricos. Porque además de haber embalado fruta de carozo, tomates, berenjenas y morrones, Irma embaló a partir de ahí, nueve meses al año, durante diez años, todas las variedades de cítricos que se cultivaban en Entre Ríos.
Cuenta que, como la mayoría de la gente del norte, cuando tenía 26 años empezó a venir al valle a “hacer la temporada”. Eso era enero, febrero y marzo pero sus patrones querían que se viniera a vivir acá y para eso le presentaron al que en 8 meses se convertiría en su marido y el padre de sus dos hijos. En 1975 se casó y se radicó definitivamente en la región.
“Ahora muchísima gente ha dejado de venir, se ve que ya no les conviene. Antes no pagaban la comida ni la casa, te llevabas el sueldo entero”, cuenta Irma.
Se nota que a Irma le encanta su trabajo. No sólo por haber sido “la más ligera largando bultos”, sino porque en sus 23 años de antigüedad en el actual galpón jura ser “la única que no le he presentado certificado médico más que una sola vez”, cuando la mordió un perro camino al trabajo, otros tres días por un tremendo dolor de ciático y, claro, cuando hace 5 años falleció su marido. Aunque su trabajo no varió demasiado en términos tecnológicos –apenas se hicieron más grandes los tambores y se incorporó el riel eléctrico- sobre todo cambiaron los materiales que ella manipula. Irma explica que ahora son más fáciles y puede describir decenas de maneras de embalar. Las conoce a todas.
Lo que sí generó un gran cambio fue la atmósfera controlada pues gracias a ella Irma tuvo trabajo todo el año apenas llegó al valle y ahora puede afirmar que “se puede vivir bien” de este trabajo. “A mí me gustaba muchísimo embalar, embalar ligero. Hoy ya no, tengo 62 años, uno va casi por el sueldo aunque a veces trata de hacer productividad”, dice Irma.
Cuando se jubile piensa dedicarse a la chacra que compartió con su marido. Son cinco hectáreas, es chiquita, pero tiene un cuadro de pelones y otro de durazno japonés y, para no extrañar su trabajo se imagina viniendo a charlar con sus compañeros con la excusa de venderles verdura.
“Porque ya es época que deje de trabajar, que le de el lugar a otra persona”, considera Irma con toda la razón. Laburante, ética y alegre: había que conocerla y homenajearla también.

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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