NEUQUÉN (AN).- Caños de cortinas, una tabla de lavar, tubos de plástico, chapitas de gaseosa, botellas de vidrio, una bicicleta, barriles de plástico, tubos de PVC, sartenes de cocina, el propio cuerpo. En todo puede aparecer música.
De eso están convencidos los siete integrantes de Urraka que, a partir de esos instrumentos no tradicionales, son capaces de componer una chacarera, un reggae, un chamamé, cumbia o rock electrónico, y combinarlos con altas dosis de humor y teatro.
Hermes Gaido, integrante y director artístico del elenco de Urraka -que está de gira por la región-, descubrió su pasión por el ritmo hace mucho tiempo, una pasión que se profundizó en su paso por el Choque Urbano.
"No somos músicos de formación, pero somos personas que hemos estudiado mucho", explica al teléfono desde Buenos Aires.
Una vez más (a la manera de Mayumana, Stomp o El Choque Urbano) prima el concepto de que cualquier objeto de la vida cotidiana puede servir para hacer música y con ello la idea de que cualquier persona puede explotarlo.
En ese camino, desde hace casi dos años Hermes y compañía (gente de treinta y pico, algunos actores, otros músicos, otros que vienen de la plástica) persiguen la idea de juntar objetos de descarte, intervenirlos para resignificarlos y darles un sentido musical.
"Es -dice el artista- algo propio de las economías del Tercer Mundo. Entonces, eso también es una decisión a la hora de pensar el proyecto".
Su espectáculo, que lleva el nombre de "Kutumpra", fusiona la música y la danza con un hilo teatral que genera humor y comicidad, al mejor estilo de Les Luthiers o Hugo Varela. Lo hace a través de un despliegue coreográfico "que acompaña cada escena desde la precisión y el ritmo" y "desde la potencia de la percusión y los arreglos melódicos que tiene el show".
Con todo, la compañía ofrece un espectáculo armónico, en el que se destaca la coordinación entre las partes, la creatividad y el entusiasmo que transmiten a la platea.
-¿Lo que hacen es bastante experimental?
-Tiene mucho de experimental, pero también bastante de tradicional: muchas cosas las podes encontrar en el lenguaje del teatro popular, en su gran mayoría diría yo.
-Los instrumentos son objetos intervenidos previamente...
-Al momento de decidir estéticamente eso, decidimos tratar de modificar las cosas y no dejarlas tal cual como las encontramos sino agregarles algo, con una estética más personal. Decidimos eso porque nos daba una identidad y nos llevaba a lo que eran los juegos de antes armados en el barrio, nos remitía a las viejas épocas de barrio.
-¿Por qué crees que este tipo de proyectos genera la fascinación del público?
-Creo que tiene una mezcla de cosas que llaman la atención y generan devoción. En lo que tiene que ver con el entretenimiento es un poco de vitalidad, un poco de humor, de soltura, un poco de desfachatez, de frescura. Y otra cosa que fascina es esta cuestión de llevar relatos a través de la música y no necesariamente estar haciendo una comedia musical de Broadway. Fascina eso de ser una situación renovadora que mezcla humor, teatro, la música, el uso de objetos.
Cómo serán los shows en la región
NEUQUÉN (AN).- Siete artistas en escena dando golpes sobre distintas superficies que generan sonidos diversos y originan múltiples géneros musicales, mientras coordinan movimientos, mucho humor y energía.
Los integrantes de la compañía Urraka presentan su espectáculo "Kutumpra", que está estructurado en siete escenas musicales unidas entre sí por un nexo teatral y humorístico.
Se presentarán hoy viernes en Casa de la Cultura de General Roca (a las 21:30); mañana sábado en el Círculo Italiano de Villa Regina (a las 22), y el domingo en el Casino Magic de Neuquén (a las 21).
El título del show es tan sonoro como el nombre que lleva la compañía y pone en evidencia la intención que tienen los artistas de contar historias musicales. "Kutumpra" se desarrolla en siete escenas musicales que funcionan como un rompecabezas teatral "auténtico y autóctono".
Durante una hora, lo artistas golpean tubos de plástico, zapatean, dan palmas, hacen chasquidos con los dedos, mueven cajas, entre otras cosas. Todo les sirve para fabricar sonidos y generar energía.
Por ejemplo, hay una primera escena en la que el cuerpo se convierte en el único instrumento sonoro: las palmas, los chasquidos de los dedos, el movimiento de los pies, todo sirve para combinar diversos timbres sonoros. En la escena dos, en tanto, aparecen el reggae y el rock logrados a través de cajas percutidas y zapateos. Y así, entre objetos y movimientos, van apareciendo distintos ritmos como la cumbia, la milonga, el electro-rock, la chacarera, el chamamé y otros más.