Queremos tanto a Andrés?

Porque, si hay alguien a quien todos quieren en el vanidoso, egocéntrico y jactancioso mundo del rock, ése es Andrés. Andrés Calamaro. Lo quieren los de antes y lo quieren (más) los de ahora.

Lo quieren Litto, Luis, Charly y Fito.

Lo quieren Pappo, Miguel y Luca, antes desde acá y ahora desde allá. También León, Cerati y Fabiana Cantilo, el Indio Solari, Juanse y Daffunchio.

Lo quieren Vicentico, la Bersuit, Babasónicos, Cucho Parissi y Pity. Los Tipitos, Iván Noble y el Bahiano. Sabina y Kevin Johanssen.

Y las firmas siguen.

Lo quieren ricoteros, rolingas vía Jóvenes Pordioseros y los prolijos cultores del pop bien perfumado y mejor vestido.

Lo quieren en Argentina y en España.

Y el resultado de tanto amor por Andrés no pudo terminar en otro lugar que no fuera un disco. Y no pudo llamarse de otro modo que "Calamaro querido!" (2006). Todos juntos tocando sus canciones.

Porque, además de vanidoso, egocéntrico y jactancioso, el rock argentino también vive, ¿paradójicamente? en un (auto)homenaje permanente. Lo saben Pappo, Sandro, Charly y, claro, también Andrés.

"Me siento querido", reconoció una vez Andrés. "Nos vemos con Vicentico, grabé con Melingo, nos escribimos con Germán Daffunchio de Las Pelotas, somos amigos con Juanse. Además sé que tengo el respeto y el cariño de muchos colegas. (?) El primero que me contó que mi repertorio era una influencia importante fue Cucho, de los Decadentes. Me lo siguen diciendo, pero yo no sé distinguir cuáles son los grupos que están influenciados por mí".

"Me consta de Pity, pero él tiene vuelo propio y nadie diría que necesita de mi influencia. Pero para creerme que tengo influencia en el rock tendría que escuchar más grupos repitiendo experiencias parecidas a ´El salmón´, a ´Honestidad brutal´, a ´El cantante´... y creo que Pity es el más valiente". ("Radar", 9 de septiembre de 2007)

Carlos Solari, el Indio, también se considera un amigo de Andrés, pero reniega de su excesiva sociabilidad: "Es así (Calamaro), es sociable. Yo nunca lo extrañé más que en estos cuatro años en que había desaparecido. Ahora toda la gente lo volvió a querer y él está volviendo a su sociabilidad". ("Rolling Stone", noviembre del 2005)

La desaparición de la que hablaba el Indio era la de los días incluidos entre el 2000 y el 2004, cuando Calamaro decidió encerrarse literalmente en su departamento de Buenos Aires y grabar canciones en serie, excederse mucho y dormir casi nada.

La separación de Los Rodríguez, en 1996, desembocó en su regreso a las pistas con "Alta suciedad" (1997), su primer disco solista desde "Nadie sale vivo de aquí" (1989). Y fue un regreso triunfal que lo consagró como el gran cantautor que fue en los tiempos de los Abuelos de la Nada pero que no logró continuar en sus inmediatos ("Hotel Calamaro", 1984; "Vida cruel", 1985; "Por mirarte", 1988).

Pero el hiperéxito rebeló a Calamaro. Lo retrajo. Le dio la espalda a las discográficas que ya imaginaban un Calamaro best seller al menos por el resto de la década, y más.

Pero no. El tipo hizo la suya, es decir, pateó en el culo a las discográficas y si "Alta suciedad" era la combinación perfecta de hits radiales, giras promocionales y tours de alta recaudación, lo que siguió fue "Honestidad brutal" (1999), un disco doble de 37 canciones que si hubiera sido por él podrían haber sumado más de 100.

Y todo se desmadró cuando en el 2000 editó "El salmón", un disco quíntuple de 102 canciones pero que en realidad eran 500. El tipo finalmente se había salido con la suya.

A la vuelta de todo eso, y de la mano de Bersuit Vergarabat, fue que Calamaro recuperó aquella sociabilidad perdida.

Decíamos que todos quieren a Calamaro porque Calamaro siempre fue un tipo generoso con todos. Los convocó para sus discos y aceptó siempre tocar para ellos. Veamos.

Todo empezó en Raíces, la banda de candombe-funk uruguaya de los hermanos Makaroff. Con ellos grabó el disco "B.O.V. Dombe" (1978). Después vino la Chorizo Colorado Blues Band, junto a su amigo Gringui Herrera. Ambos continuaron en otro proyecto al que se sumó Eduardo Cano (luego bajista de Los Twist): Elmer´s Band.

En los primeros 80 Zeta Bosio lo convocó para The Morgan, luego Proyecto Erekto cuando se incorporó Gustavo Cerati. Para cuando se transformaron en Soda Stereo Calamaro ya era un Abuelo.

Recomendado por sus amigos Alejandro Lerner y Pipo Lernoud, en 1981 Calamaro recibió un llamado que le cambió la vida, el de Miguel Abuelo. Mike.

Fue allí, en Los Abuelos de la Nada, donde aprendió las buenas artes de la composición y la letra capaz de reflejar el estado de ánimo de su generación y también, se sabrá después, de todas las que le siguieron.

Andrés se hizo tiempo para su primer disco solista ("Hotel Calamaro") y se juntó con Daniel Melingo y Pipo Cipolatti en la Ray Milland Band y en Los Almirantes. Fue el tecladista en "La dicha en movimiento", el primer disco de Los Twist, y en la banda de Charly García.

En 1985 se despidió de Los Abuelos y sacó su segundo disco, "Vida cruel", del cual formaron parte Richard Coleman, Spinetta y García, nada menos.

También fue productor de Los Fabulosos Cadillacs y Los Enanitos Verdes, además de tecladista y bajista en el disco "Privé" de Spinetta.

En el 88 conoció a Ariel Rot, con quien formó una sociedad musical que comenzó con "Por mirarte" y "Nadie sale vivo de aquí" pero que encontró su punto más alto cuando, hastiados por la falta de éxito en el país, formaron Los Rodríguez, en España (90-96).

El silencio postSalmón se interrumpió a fines del 2004 cuando la Bersuit lo entusiasmó y lo devolvió a los escenarios. En los recitales del Luna Park de abril del 2005 acompañaron a Calamaro Juanjo Domínguez, Juanse, Andrés Ciro Martínez y Javier Calamaro, su hermano. El resultado fue el disco en vivo "El regreso".

El Cantante amigable estaba de vuelta.