Dice Martin Amis que cuando no escribe, vive. Y ahora, después de seis años de intenso trabajo, en eso está: viviendo. Quizá por eso llegó con tan buen humor a Maphre Hay Festival Alhambra, que se realizó en Granada, España, a leer la que hasta hoy es su última creación, "La viuda embarazada", una novela sobre la revolución sexual, la decrepitud física y un hombre que se mira al espejo y ya no se reconoce.
Como buen británico, cuando está de humor Amis se ríe mucho de sí mismo y de su oficio. Así que el hombre mechó en su presentación partes de su nuevo texto con apuntes irónicos sobre sí mismo. "La viuda embarazada", que no llegará a las librerías hasta el 2010, tiene mucho de autobiografía para Amis, que acaba de cumplir 60. "El envejecimiento es como una película de terror. Y a partir de los 50 se convierte en un thriller que avanza cada vez más rápido", dijo y generó carcajadas.
Pero además, "La viuda embarazada" es una novela sobre la revolución sexual de finales de los ´60 y principios de los ´70 y los traumas que sufre un hombre maduro por las humillaciones del pasado y las grietas generacionales del presente. "El libro está situado en el presente y en la revolución sexual de los años setenta, que arrancó en 1963. Ocurre en un castillo de Italia y como en toda revolución hay cosas que se van, cosas que llegan y cosas que se quedan. El personaje de la novela rondaba los 20 años en los setenta y ahora pasa de los 50. Es curioso, pero la literatura jamás me avisó de lo que me iba a pasar al hacerme mayor. Nunca me dio una pista. Y yo quería hablar de esto: de envejecer". La idea del título de esta obra se debe a la figura del pensador ruso Alexander Herzen, quien dijo que, después de una revolución, lo que queda, en símbolos, es una novia embarazada.
Amis, que tiene fama de seductor y a quien le encanta presumir abiertamente sobre sus problemas dentales (está convencido de que haber perdido la dentadura a los 40 lo hermana con dos de sus favoritos, James Joyce y Vladimir Nabokov), logró eclipsar al auditorio leyendo las primeras páginas de su novela. "Ésta es la historia de un trauma sexual. (...) Todo lo que sigue es real. Italia es real. El castillo es real. Las chicas y los chicos son reales (Rita es real, Adriano, increíblemente, pero también es real). Ni siquiera se han cambiado los nombres. ¿Para qué? ¿Para proteger su inocencia? No había inocentes. O, quizá, todos ellos eran inocentes pero nadie puede protegerlos".
La novela contiene más erotismo que otras obras suyas, aunque Amis reconoce que es "muy difícil" escribir sobre sexo. "El acto sexual llena el mundo de gente, pero es indescriptible. No hay ninguna actividad humana que lo sea tanto, salvo los sueños", comentó. Su padre, el novelista sir Kingsley Amis, opinaba que el motivo de esta incapacidad es que la literatura intenta universalizar, mientras que el sexo supone la sublimación de las particularidades. Amis piensa que sólo se puede narrar "el fracaso sexual, algo que todo el mundo entiende". "Por desgracia -agregó con ironía- en la nueva generación toman Viagra incluso los jóvenes y resulta que nunca tienen fracasos. ¿Es la clase de hombre que queremos?".
Además de seductor, a Amis le encanta sembrar polémica, aunque quede mal con su propio gremio. Allí insistió en que Saul Bellow "es el mejor novelista estadounidense de todos los tiempos, mejor incluso que Henry James". Y también reconoció que se "portó regular" con escritores como Norman Mailer, Philip Roth o Truman Capote, a quienes criticó duramente en uno de sus libros de juventud.