Ni una gota de divismo. Dice que nadie la reconoce en la calle y que eso le gusta. Asegura que no es rica ni famosa. Y eso le viene bien. Pero sabe también que tiene una de las mejores voces del jazz actual y que la consideran, además una de las grandes damas vivas del género.
Casi todo para esta mujer que ganó el Grammy al mejor álbum de jazz por su último trabajo, "Loverly", y que vendrá a presentarlo a Buenos Aires los próximos 20 y 21 de mayo. Dos buenas posibilidades para ponerse al día con una de las mejores propuestas del género y escuchar esa voz grave.
Comprometida con su tiempo, esta mujer nacida en Jackson, Mississippi, que se recibió de doctora en Medios de Comunicación de Masas, trabajó activamente en el comité de Barack Obama en su ciudad natal. Y entre eso, su casa y sus ensayos tiene bastante.
A Cassandra el jazz jamás le fue indiferente. Hija de Herman Fowlkes, un guitarrista y contrabajista de blues y jazz, la chica comenzó a estudiar piano a los seis años y guitarra a los doce. Y aunque estudió en la universidad y hasta consiguió trabajo en una cadena de tevé, pronto plantó esas cuestiones y se mudó a Manhattan. Allí se unió rápidamente al colectivo "M´Base" y comenzó a grabar sus composiciones y a colaborar con músicos como Steve Coleman y Greg Osby.
Desde su primera grabación, "Point of View", Cassandra apareció vinculada con Steve Coleman y su grupo "Five Elements", un círculo de intérpretes que practicaba un jazz contemporáneo teñido de funk y rap.
Su consolidación definitiva vino en 1993, cuando grabó para Blue Note "Blue Light ´Til Dawn", una extraordinaria grabación que recibió el elogio unánime de toda la crítica especializada en jazz. Winton Marsalis se la llevó tres años de gira y desde entonces esta mujer que prefiere decir de ella misma que es apenas "una mamma sureña que tiene un hijo que la ama mucho", escala posiciones en la empinada cuesta del jazz. Y lo logra con su excelente voz, tan grave como sugerente. Basta escuchar su versión de "Time after Time", del disco Traveling Miles, o el hallazgo de su versión de "Love is Blindness", de U2, o los clásicos que recrea en este nuevo disco que viene a presentar ahora al país junto a un quinteto imperdible (la nueva revelación de 32 años Jason Moran, en piano; Marvin Sewell, en guitarra; Herlin Riley en batería; Lonnie Plaxico en bajo, y Lekan Babalona, en percusión). Todo sin una gota de divismo, pero con un talento que vale la pena descubrir.