La culpa como estigma de un pueblo, la iniciación sexual de un menor de edad con una mujer 21 años mayor y el silencio de la generación posnazismo son algunos de los temas que aborda "El lector", la novela del escritor alemán Bernhard Schlink cuya versión fílmica protagoniza Kate Winslet.
"Uno sólo puede escribir acerca de lo que conoce", aseguró alguna vez el autor, que además de un escritor es un jurista que desde hace 17 años es juez del Tribunal Constitucional del estado federado de Renania Westfalia y profesor de Derecho Público y Filosofía del Derecho en la Universidad Humboldt de Berlín.
Ambientada en la posguerra alemana, "El lector", escrita originalmente en 1995 y traducida a 42 idiomas, es una historia sobre la verdad y la reconciliación, sobre cómo una generación acepta los crímenes de otra.
El relato se centra en Michael Berg, un adolescente que inicia una apasionada relación secreta con una misteriosa mujer que le dobla la edad, Hanna Schmitz. Un día Hanna desaparece sin previo aviso, dejando a Michael con el corazón roto. Ocho años más tarde, cuando el joven se haya convertido en un estudiante de Derecho que asiste al proceso contra los crímenes de guerra nazis, reencontrará a su amada, que ahora comparece como acusada en el juicio.
Autor de un manual de derecho ciudadano, ensayista, cuentista, novelista, padre de familia, ciclista empedernido y enólogo por vocación, Schlink prefiere mantener ese delicado equilibrio que maneja como un don: el de preferir la erudición y la claridad del pensamiento para poder escribir thrillers complejos o historias de amor prohibido, como las que reunió en "Amores en fuga".
"El lector" indaga en distintos problemas de conciencia de la sociedad alemana, como el de la responsabilidad individual frente a los crímenes nazis. El autor pareciera dejar flotando la pregunta y la respuesta entre las páginas: ¿la ejecución de los judíos puede entenderse sólo como un deber para los soldados subalternos? ¿Pueden quedar libres de culpa quienes fueron mandados a hacerlo?
La novela, publicada en la Argentina por Anagrama, puede entenderse como una invitación a preocuparse por la verdad, a atreverse a quebrar ese silencio que termina asfixiando a los individuos, como ocurre no sólo con el protagonista Michael, a quien se lo retrata como un hombre emocionalmente fracasado, sino también con la propia Hanna.
En el filme, que lleva el mismo título que la novela, el personaje de esta mujer capaz de avergonzarse de su analfabetismo pero no de haber seleccionado qué presas debían morir en el campo nazi, fue interpretado por Kate Winslet, quien ganó por este rol su primer Oscar. Schlink se vale de este personaje para plantear también algunos interrogantes; por ejemplo, si siendo ella iletrada tiene la misma responsabilidad que el resto o hasta qué punto se hace justicia cuando se castiga a quienes no han sido los verdaderos cerebros de los hechos.
"No es una película sobre el Holocausto, sino sobre sus consecuencias y el impacto de éstas en la generación siguiente", dijo el director, Stephan Daldry.
(Télam)