¿Cómo revivir una historia con millones de fans que parecía extinguirse? Eligiendo para renovarla a alguien que no fuera un fanático atado a rajatabla al mito pero que tuviera manejo del género. Eso fue exactamente lo que los estudios Paramount hicieron al encargarle el proyecto de la undécima película de "Viaje a las estrellas" (Star Trek) a J. J. Abrams. Una jugada audaz que por los adelantos de la prensa mundial parece haber dado buenos resultados en "Star Trek, el futuro comienza", la película que ayer se estrenó en Village Cines de Neuquén.
La premisa era ambiciosa: mantener el espíritu de la serie creada por Gene Roddenberry y adaptarla al gusto de los espectadores del siglo XXI. Salir del gueto de los "trekkies" sin abandonarlos y hacerla accesible al público masivo son los objetivos.
Un presupuesto de 150 millones de dólares, Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Roberto Orci y compañeros de ruta en varios de sus éxitos ("Alias", "Fringe", "Lost", "Misión imposible III") rodearon a Abrams en este desafío. En un principio sólo se iba a ocupar de la producción, pero luego el entusiasmo lo fue llevando a hacerse cargo de todo el proyecto.
"Star Trek, el futuro comienza" es una precuela de las anteriores experiencias con mucha acción, ironía y efectos especiales de última generación. Muestra a quienes serían los primeros tripulantes de la Enterprise en su juventud, con James T Kirk (Chris Pine) ingresando a la Academia de la Flota Estelar junto a otros cadetes, entre los que está el mitad vulcano mitad terrícola Spock (Zachary Quinto, el Sylar de "Héroes"). El primero lucha con el dolor de la muerte de su padre, el otro con el de ser incomprendido en su planeta por no ser un vulcano puro. Sus primeras experiencias juntos los llevan a la competencia y el enfrentamiento, la amistad llegará luego.
Este viaje estelar tiene en su trama algo con lo que a Abrams y Lindelof les gusta jugar -como bien lo saben los seguidores de "Lost"-, los viajes en el tiempo. Esta licencia temporal, que puede desconcertar a los fans, los habilitó a que aparecieran los romulanos, los malvados del filme con Eric Bana como su líder (Nero), cuando su irrupción en el universo trekkie linealmente sería posterior, ya que el primer encuentro con esta civilización en la saga lo tiene la tripulación ya al mando de Kirk en la serie original.
Este recurso también les permitió usar una carta fuerte: contar con la participación de Leonard Nimoy como un anciano Spock. Costó convencerlo, pero finalmente el actor faltó a su palabra de nunca más ponerse las orejas de plástico y aceptó hacer un cameo. No es el único en tener una pequeña participación en el filme. Otra que regresa al cine con esta película es Winona Ryder. Ella interpreta a la madre de Spock.
Ganar adeptos es lo que busca la producción, pero eso no significa traicionar a los seguidores fieles y por eso el guión tiene muchas señales cómplices para ellos, con referencias a episodios de las series y las películas y las muletillas de los personajes.
Lo que Abrams y su equipo no abandonaron en absoluto fueron los ideales de Roddenberry al concebirla y buscan en ella dar un mensaje optimista.
Optimista también parece ser el futuro y, aunque hoy no se conoce cuál será el veredicto final en la taquilla, Paramount ya anunció que habrá otro viaje a las estrellas en el 2012.
Silvina Fernández
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