caba de asumir por tercera vez la presidencia de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas que integra desde mediados del 2003, cuando llegó a la presidencia Néstor Kirchner. Alberto Ciampini cree que cuando venzan las concesiones de las presas ubicadas en los ríos Limay y Neuquén, otorgadas durante los 90, las hidroeléctricas deben volver a manos estatales.
No cree que el país atraviese una crisis energética. "Nosotros recibimos un paquete sobre el que las empresas hicieron un colchón y no invirtieron. Se crece económicamente por una decisión política del gobierno de darle impulso y la demanda energética empezó a crecer", defendió la política nacional en la materia.
-¿Cómo diría que está la cuenca en este momento? Porque han cambiado el modo de manejar los caudales...
-Lo que tengo que reconocer es que las representaciones que forman parte de la Autoridad de Cuencas, o sea Río Negro, Buenos Aires y Neuquén, han acompañado de alguna manera esta propuesta generada a través de esa reunión. Cuando tuvimos situaciones conflictivas en cuanto a las necesidades energéticas fueron cubiertas, fundamentalmente con las normas de manejo de aguas, donde nosotros tenemos que priorizar la seguridad y luego atender la demanda energética. Con esas pautas hemos llegado a un acuerdo con la Secretaría de Energía y se establecieron en forma continua un monitoreo y un manejo de los entrantes en los embalses y las erogaciones en El Chañar y Arroyito.
-¿Cuándo comenzó el cambio de este manejo?
-Con el ingreso del ministro Randazzo, cuando la economía del país estaba creciendo enormemente y la demanda energética era importantísima. Fue a comienzos del gobierno de Cristina, o sea, a fines del 2007. Se sumó a esto para colaborar la Subsecretaría de Recursos Hídricos, que hizo un aporte muy importante en cuanto a todo un mecanismo de manejo de la hidrología y la meteorología. A partir de ahí conjugamos con reuniones periódicas este manejo que tuvo la cuenca. Y les puedo decir que en los últimos tres o cuatro años ha sido un relojito.
-¿En qué sentido?
-En el sentido de no haber tenido contratiempos con las erogaciones y previendo y cuidando mucho las entrantes, que se mantuvieron en un nivel casi constante en los lagos. Eso hacía prever en determinado momento, ante la necesidad de cubrir una demanda, tener la disponibilidad en los lugares correspondientes.
-En un momento hubo algún intento de llevar a niveles cercanos a cero las erogaciones?
-Lo hubo. Justamente fue durante mi gestión del 2007. Pero ahí hubo una situación de crecimiento de demanda energética y demanda de crecimiento de tarifas. Allí fue donde todas las centrales térmicas estuvieron al borde de manejar el mercado justamente en el período de mayor necesidad, que es el invierno. Y ahí se utilizaron todas las reservas que había en el Comahue para poder dar respuesta, durante un período de casi dos meses, a esa demanda energética que había que cubrir y mantener el precio. Fue cuando bajaron los niveles de los lagos casi a la franja de operación extraordinaria. Ésa fue una decisión de la Secretaría de Recursos Hídricos y es por eso que digo que las provincias acompañaron esa situación para establecer un control del valor energético en pos de esta demanda que tenía el país. Lo grandioso de esta cuenca es la recuperación que hubo en un año, en el que pudimos restablecer los niveles normales de los embalses y los venimos manteniendo en los últimos tres años.
-Estamos en un momento de sequía, ¿no?
-En estos momentos sí. Tuvimos una reunión en la Secretaría de Energía en la que hablamos de mantener los caudales en la misma situación que tienen en estos últimos años. Tampoco tenemos previsiones de que esta sequía perdure a largo plazo.
-¿Esto puede cambiar en abril o mayo?
-Tenemos la esperanza de que así sea aunque el clima no lo manejamos, por suerte. Estamos arriba de dos mil hectómetros menos de acumulación en los embalses que en la misma época del año pasado.
-¿Cómo es la relación dentro del comité ejecutivo? Porque hay tres personas que vienen de la política como Horacio Collado, "Gringo" Sapag y usted?
-Lo interesante de esto es que es un cuerpo colegiado. La idea es mantener cada uno sus principios dentro del orden político pero también entender cuál es la necesidad mayor, sosteniendo la responsabilidad que tiene la Autoridad de Cuencas sobre las normas de manejo de aguas, sobre el medio ambiente y la seguridad aguas abajo.
-¿Están todos de acuerdo?
-Ahí estamos todos de acuerdo. El tema es de qué manera se maneja todo eso. Pero todo lo que se hizo hasta el momento fue con acuerdo de las provincias, ésa es la realidad. No hubo votaciones, se arribó a consensos.
-¿Ayuda el hecho de que los gobiernos de Neuquén y Río Negro apoyen las políticas del gobierno nacional?
-Las provincias están apoyando el plan de crecimiento del país aunque todos tienen sus peros, cuidando mucho lo propio. Pero hay que tener en cuenta que toda la zona del Comahue nace y se desarrolla con el uso del agua, desde el dique Ballester para el riego de la producción frutícola, pasando por el descubrimiento de petróleo y gas y luego con la generación de hidroelectricidad. Eso ayudó mucho al crecimiento de la región. Eso que lo pagó el país con el impuesto a la nafta hoy sirve para el desarrollo de toda la zona. Yo creo que las provincias tienen que entender que es un elemento más para el desarrollo que tiene que tener la cuenca. Y hay situaciones que tenemos que reactivar, como es el tema de la delimitación de las áreas costeras, algo en lo que estuve trabajando fuertemente. La ley de línea de riberas es algo muy pesado, que no se mueve. Y con el desarrollo urbanístico que han tenido los municipios, que de acuerdo al último censo tuvo en la Patagonia el mayor crecimiento del país, hay avances sobre estas zonas.
-¿Ahí tienen que intervenir las provincias?
-Sí, las provincias con sus legislaturas que tienen que trabajar sobre ese aspecto y delimitar esas zonas de ribera. No está la ley y estamos dando vueltas con esto desde la época de Hidronor. Río Negro lo hizo parcialmente ante distintas situaciones; por ejemplo en Bariloche, en la costa del lago. Pero en el río regulado (desde Arroyito y Chañar para abajo) nosotros tenemos delimitados todos los niveles de riesgo para el área costera. Y eso implica qué inversiones se deben hacer, en todo aspecto: en infraestructura urbana, en la rural con el tema de las tomas... y eso no está, a mi gusto, funcionando a pleno.
-¿Cuál es la relación que han tenido con las operadoras privadas?
-Nuestra relación es sólo a través de Cammesa.
-Pero no lograron que se sentaran a revisar los contratos de concesión en lo que se refiere al manejo del agua?
-Ése es un tema, porque desde 1993 hay un desarrollo de los distintos manejos que se fueron dando, con embalses de por medio que tuvieron que llenarse, con crecidas extraordinarias como las del 2006 y el 2008, etcétera. Esto ha dado pie para informes y para establecer el manejo que se estuvo dando en los tres o cuatro últimos años con la Secretaría de Energía. Esos parámetros se están puliendo y perfeccionando, a prácticamente quince años de las privatizaciones. Estos elementos van a servir cuando sea necesario como para poder establecer si las condiciones fueron correctas o incorrectas al momento de la privatización. Hasta hoy hemos funcionado, con algunos acuerdos en determinadas circunstancias, sin ningún tipo de problemas.
-¿Ustedes ya tienen establecido que Chihuido va a poder soportar la crecida máxima probable del río Neuquén?
-Justamente hablábamos de las crecidas de hace algunos años. Para mí la más importante fue la del 2006. Chihuido va a ayudar muchísimo a establecer el control sobre Los Barriales, Portezuelo Grande y El Chañar. Porque en esas crecidas vimos el funcionamiento al límite de Cerros Colorados. Hay que sacarse el sombrero ante el proyecto que hicieron los ingenieros en ese momento porque ha funcionado como un relojito esa obra. Se comportó espectacularmente ante esa crecida. Portezuelo se abrió menos de un día y el agua ni siquiera llegó al lago de El Chañar. Cualquier obra que se haga aguas arriba va a controlar este posible fenómeno.
-Las concesiones de las presas son por 25 años, ¿no?
-Sí, terminan entre el 2018 y el 2025.
-Si tuviera que tomar la decisión, ¿qué haría cuando caduquen las concesiones?
-Que las maneje el Estado.
-¿A través de una empresa única nuevamente?
-Habría que buscar la mejor forma, pero el Estado tiene que tener, como en Brasil, las atribuciones en cuanto al manejo directo de este tema. Algunas se pueden concesionar, pero el control directo tiene que ser del Estado.
-Pero usted cree que tienen que estar en manos del Estado?
-Lo que ha pasado en la década del 90 no es lo mismo que viene pasando desde comienzos de este siglo. Yo no sé qué es lo que va a pasar dentro de diez años, pero sí me quedo con todo el desarrollo que se dio durante toda esta parte del comienzo del siglo en cuanto al manejo de la energía. Los ocho ex secretarios de Energía que suelen criticar la situación energética siguieron hablando hasta que no pudieron decir más nada.
-Ellos dicen que no hay política energética a largo plazo...
-Nuestro país es un país en crecimiento, con muchos frentes que estaban abiertos y que se tenían que solucionar, no solamente el energético. El energético ha tenido un trasfondo muy importante en cuanto a inversiones en transporte y a la generación térmica, pero fue acompañando este crecimiento de la demanda del país. Teníamos otras necesidades urgentes a resolver y ésta tenía que acompañar.
"No sé qué es lo que va a pasar dentro de diez años, pero me quedo con todo el desarrollo que se dio durante el comienzo del siglo en cuanto al manejo de la energía", dijo Ciampini.