-¿Cuál es el presupuesto de la AIC?
-Este año estamos prácticamente en 22 millones de pesos; el 40% es para el gasto de desarrollo y funcionamiento y el 60% para obras que ejecutan las representaciones.
-¿Antes la AIC hacía obras por su cuenta en vez de actuar como financiador de las provincias?
-Las provincias son las que establecen la necesidad de las obras. La ejecución puede hacerse en forma directa o a través de obras delegadas, eso es decisión de los gobiernos provinciales. Nosotros nos basamos en las normas de Río Negro para estas obras. Hubo un momento en que la AIC recibió un monto extraordinario a raíz de las concesiones y se hicieron grandes obras de defensa costera. Eso hace mucho que no se hace; hoy se van resolviendo cuestiones puntuales que las provincias priorizan ante determinada circunstancia. Hay un concepto nuevo que estamos manejando a través de la Secretaría de Medio Ambiente que es el de las defensas blandas; esto es, trabajar con salicáceas, o sea, con forestación de álamos o sauces. Es menos costoso y más natural. Hay experiencias que han hecho chacareros cortando brazos de ríos con forestación y luego rellenando. Eso, en un proyecto desarrollado y en sectores conflictivos, a largo plazo es lo mejor. El trabajo hidráulico que manifiestan estos ríos cuando se contienen de un lado empieza a manifestarse sobre otros lugares. Con este tipo de forestación se evitaría en parte el efecto de las defensas duras. Ya se han hecho algunas obras fuera del río regulado, en Valle Medio, y también en la zona centro de la provincia de Neuquén. La prioridad es el río regulado, pero puede haber algún pedido puntual de alguna de las provincias para realizar obras fuera de esa zona.