l jefe de campaña de la organización ambientalista Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, advirtió que este año nuestro país a través de la empresa Enarsa tiene, indefectiblemente, que seleccionar las mejores propuestas para generar 500 megavatios (MW) de potencia en energía eólica. "El potencial de Argentina es único, no sólo en la Patagonia, y te puedo asegurar que hay una capacidad técnica, profesional y un respaldo industrial muy importante. En 1998, cuando se aprobó la primera ley de eólica en Argentina, las publicaciones europeas hablaban de que acá se vivía la calma que precede al temporal, y nada de eso sucedió. Ahora estamos ante una muy buena posibilidad", afirmó Villalonga durante una charla con "Río Negro Energía".

Para el referente de la organización ambientalista -que se opone a los desarrollos nucleares y la explotación carbonífera- es clave que la estatal Enarsa seleccione las mejores propuestas que, entre otras, presentó la empresa Impsa.

"Hacia finales del 2011 se tendrían que estar generando esos 500 megavatios. El gobierno no tiene más excusas. Los proyectos están sobre la mesa y éste es el paso que hay que dar para poder cumplir con el objetivo del 8% para el 2016; tal fue el compromiso que asumió nuestro país en el 2002", indicó.

Para ese año la capacidad eólica debería alcanzar los 3.000 MW como mínimo, dependiendo del avance de las otras fuentes renovables.

-¿Por qué elegir la eólica por encima de las demás fuentes de energía?

-Resulta estratégico colocarla como prioridad para los próximos años por su madurez tecnológica y su bajo impacto socioambiental frente a otras, el abundante recurso como lo es el viento, disponible en la Patagonia, y su rapidez para desarrollar y poner en marcha múltiples proyectos. Nuestro país, ausente en la vanguardia de la lucha contra el calentamiento global, se comprometió al objetivo de llegar al 8% de la matriz energética con fuentes renovables que debe alcanzarse en el 2016 tal como lo establece la ley 26190 y las principales fuentes para lograrlo son las energías de origen eólico y solar.

-¿Cuáles son las objeciones a la hidroeléctrica?

-Entendemos que esos emprendimientos deben ser restringidos. Estas obras tienen un impacto relevante sobre los ecosistemas fluviales y las comunidades.

-¿Cómo están siguiendo el proceso por los 500 MW?

-Muy de cerca. El secreto del éxito es que sea creíble el contrato que va a hacer Enarsa, que el gobierno argentino le dé un sólido respaldo o las empresas no van a tener inversión si no hay una garantía.

-¿De cuánto es la inversión?

-Para producir 500 megavatios en eólica se requiere una inversión de mil millones de dólares, repartidos en diferentes empresas. Todo eso se da en la medida en que las empresas tengan un proyecto creíble. Si el proyecto no es creíble los bancos no van a prestar dinero. Creo que el Estado tiene que tomar medidas, como las que proponen algunas empresas, para que haya un sólido esquema de pagos, porque eso hará que sea sólida la posibilidad de financiamiento. Pensamos que Argentina tiene un problema de financiamiento porque no es un país creíble, porque más allá del compromiso que pueda haber de un gobierno no hay garantía de que se cumpla pasado el año que viene cuando haya elecciones.

-¿Qué hacer, entonces?

-El Estado tiene un rol ineludible, que es poner en marcha una serie de mecanismos para darle credibilidad a la compra de esta electricidad. Y esto va a cambiar la historia.

-¿Por qué cambia la historia?

-Porque 500 megas hacen que un sector que hoy no existe comience a ser un sector económico interesante, un actor nuevo sentado a la mesa de la discusión energética, lo que desde ya cambia las cosas. Hoy lo eólico es el entusiasmo que le pone alguna empresa, el que le pone Greenpeace, el que le pone algún sector? es decir, el entusiasmo que le podés poner a un deseo, pero cuando vos tenés 500 megavatios instalados y cuando tenés mil millones de dólares puestos en máquinas, tenés un sector funcionando, un conjunto de empresas, organismos técnicos, gente trabajando, plata que se mueve... tenés un sector económico existente y capacidad para ir a golpear una puerta y para gestionar.

-Además del viento, ¿cuáles son las ventajas de Argentina?

-Argentina, a diferencia de muchos países, tiene un sector profesional y una capacidad industrial importante y lo que hemos visto de empresas como Impsa y otras menores, como una instalada en Comodoro Rivadavia, hace pensar que un gran desarrollo es posible. Cuando se aprobó la primera ley pensamos que esto explotaba. Y Argentina se quedó estancada: por su falta de visión y por una falta de decisión. Lo que no hizo Argentina lo está haciendo Brasil a su modo.