Manuel Arévalo conduce el más nuevo de los sindicatos petroleros, el del personal jerárquico. En esta entrevista advierte a gobiernos y empresas que es preciso cumplir los compromisos y se desentiende de los reclamos de mejores precios porque -dice- no es un asunto que les incumba a los trabajadores.

-¿A quién representa su sindicato?

-Al personal jerárquico y profesional del petróleo y gas privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Está dirigido también a los idóneos que hay en la actividad, como capataces; a todo aquel que no esté contemplado en el convenio colectivo de trabajo de los petroleros de base, lo representamos nosotros.

-¿También los supervisores de las operadoras?

-Sí, sí. En todas las operadoras nosotros tenemos afiliados, inclusive en YPF.

-Hay quienes dicen que ustedes son como un satélite del sindicato que conduce Guillermo Pereyra.

-¿Y quién dice eso? No, por supuesto que no. Hemos demostrado ser completamente independientes. Estamos en la misma actividad, no es posible que no tengamos encuentros permanentes. La pelea por salarios, por condiciones laborales, hay un montón de cosas que nos unen. Los objetivos siempre serán los mismos, cada uno tendrá su metodología.

-¿Ustedes también representan a trabajadores que están en los yacimientos?

-Sí, totalmente.

-¿Pero no están en el convenio de los petroleros de base?

-No, no. Nosotros tenemos nuestro propio convenio colectivo.

-¿Y el Supeh?

-No sé. Creo que no representan a nadie. Sí tenemos afiliados en YPF... Hay además una resolución del Ministerio de Trabajo de la Nación que dice que el único sindicato que representa a personal jerárquico, idóneo, profesional, administrativo, que tenga cargos dentro de la empresa, es éste. En el 2005 se nos otorgó la personería gremial después de trajinar cinco años. Y siempre trabajamos de forma independiente, pero solidariamente, sin inmiscuirnos en otro sindicato. Nuestra función es netamente gremial.

La posibilidad nos la dieron las empresas, a través del maltrato a los compañeros, con salarios a la baja, con malas condiciones de trabajo. Uno puede interpretar que las empresas fueron las creadoras de este sindicato. Que se entienda bien: el maltrato nos obligó a unir-nos. No se había logrado por una sencilla razón: cada vez que se intentaba, echaban a los dos o tres que eran cabecillas. El compañero jerárquico, el supervisor, ganaba menos que el supervisado. No tenía régimen de trabajo ni descanso, no tenía categorizaciones, convenio colectivo, representación. "Si no te gusta, te vas", era.

-¿La crisis del petróleo afectó a sus afiliados?

-Sí, en mucha menor medida porque los petroleros de base son unos 17.000 y nosotros rondamos los 3.500 de 5.000, que es el universo de trabajadores.

-¿Cree que la crisis afectó menos al gremio de los jerárquicos?

-Sí, pero en general afecta a toda la sociedad. Si me pregunta puntualmente por nuestro gremio, le digo que sí porque somos menos y representamos la mano de obra calificada de la que cuesta más desprenderse, porque si luego hay una reactivación esa gente en necesaria y si la echan pueden emigrar a otras empresas.

-¿Y cómo ve esta decisión de YPF de avanzar en tareas de perforación con trabajadores no afiliados a los sindicatos tradicionales?

-Es una barbaridad. No está dentro del marco de las leyes argentinas. Ellos apuestan a lo que usted mencionó: un gremio que ya mal representó a los trabajadores, porque todos saben que en el país hubo 40.000 trabajadores en la calle, despedidos. Es un tema en el que nosotros ni siquiera nos vamos a detener ni vamos a hacer una pelea intergremial, que no existe. Acá lo único que existe es que la empresa YPF quiere imponernos otras características: hacer una pequeña Argentina dentro de Argentina. Hemos hablado con la gente de YPF.

-¿Qué les dijeron?

-Por las acciones de nuestro gremio se ha frenado (el intento de la empresa). Les dijimos: "Señores, hasta acá llegaron". Tenemos un juicio por el no cumplimiento del convenio colectivo de trabajo. Ellos siempre han perseguido a nuestros compañeros. El Ministerio de Trabajo de la Nación no puede hacer mucho, pero sí la Justicia. Estamos esperando el dictamen, pero estamos dispuestos a no permitir que nos impongan cuestiones reñidas con las leyes.

-¿Cree que lo peor de la crisis en la cuenca Neuquina ya pasó?

-No pasó ni va a pasar en tanto y en cuanto no se cumplan los compromisos de inversiones. Los problemas empresariales, lo macro, los tienen que arreglar los gobiernos provinciales, el nacional y las operadoras. Y nosotros somos trabajadores, pretendemos trabajo del primero de enero al 31 de diciembre, extendido en el tiempo.

-¿Y eso se logra con inversiones?

-No hay otra...

-Pero las empresas dicen que sin precios no hay inversiones.

-Los precios... No hay mejor precio que el que está en la actualidad. Nosotros llegamos a tener un precio del barril, por unas horas, de 9 dólares. Estuvimos en 11, 14, 18, 22 dólares el barril. Imagínese ahora con 70 dólares por barril.

-En Argentina no se liquida más de 47 dólares.

-Vuelvo a decir: no es una cuestión de los trabajadores. Las operadoras dicen que ganan poco, que no les alcanza, el gobierno dice que van a negociar, ¿adónde está la verdad? No queremos ser instrumento del poder de turno. Los que tienen que hacer las inversiones son las operadoras, para eso les dieron las concesiones y las prórrogas. Y si tienen algún problema que lo digan públicamente. Y que no achiquen ni despidan. Éste es el gremio que lanzó un paro cuando despidieron a los compañeros de Key.

Años en la perforación

El jefe de los petroleros jerárquicos, de 58 años, está casado y tiene nada menos que siete hijos. Es, lo aclara, peronista, no del MPN.

Comenzó a trabajar en los yacimientos, como "boca de pozo", a los 22 años y hace 23 que lo eligieron delegado sindical.
Lo suyo fueron los equipos de perforación, desde que se inició en la actividad, en la empresa Astraford.

-¿Qué le parece la intervención del gobierno de Jorge Sapag en este conflicto?

-Lo que le solicitaría al gobierno es la fortaleza que haga falta. No hay que guardarse nada. Nosotros planteamos que no se nos lleven todos los hidrocarburos y que no quede nada para las generaciones futuras.

-¿Sobisch los ayudó en su momento?

-No. Para que le quede claro, yo soy peronista.

MARTÍN BELVIS