or primera vez en muchos años el precio internacional del petróleo está en línea con los valores internos, todas las compañías cerraron un 2008 con ganancias y el gobierno de Jorge Sapag les dio a las concesionarias 10 años más de explotación de los yacimientos a partir de la década que viene. ¿Entonces por qué la actividad cayó a la mitad en la cuenca Neuquina, hay miles de trabajadores en sus casas y está en riesgo un número inconfesado de puestos de trabajo?
Hay entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo directos en la industria petrolera de Neuquén y, en menor proporción, Río Negro. Son ingenieros, geólogos y demás profesionales específicos; operarios, supervisores, choferes, obreros, mozos, mucamas, médicos, enfermeros y una cantidad de gente que desarrolla las actividades o pertenece a las disciplinas más diversas, como traductores o profesores.
El origen de la crisis es la caída de la demanda. Las refinadoras (que no siempre son productoras de petróleo) tienen sobrestock de combustibles por la retracción de las ventas y de crudo porque sobra el insumo. Sin posibilidades de exportar crudo ni combustibles líquidos a precio internacional pleno por la acción de las retenciones a las exportaciones, las empresas que refinan pero no producen y que dependen de las petroleras ya empujaron una caída en los valores internos: hoy el barril se comercializa a 43 dólares en promedio, contra los 47 del valor que había establecido el gobierno antes de la crisis internacional.
Para las petroleras integradas (producen, refinan y comercializan) la cadena es un asiento contable, pero para las demás, medianas o grandes, la presión de la industria del destilado es grande.
En un escenario de demanda retraída y sobreoferta, sería lógico que los precios bajaran para fomentar el consumo, pero en Argentina los combustibles cuestan cada día más, sobre todo en el interior, donde la nafta llega a valer hasta un 25% más que en la ciudad de Buenos Aires. Es un mercado laboral complejo: sería equivocado reducirlo al puñado de compañías petroleras que tienen a su cargo el manejo de los yacimientos (operadoras).
Podría decirse que hay tres o hasta cuatro tipos de empresas, agrupadas por actividad y tamaño, y en cada tramo se emplea a miles de personas.
Frente a tanta diversidad, la fuente de financiamiento de semejante estructura es una sola: los hidrocarburos encerrados en el fondo de la tierra, petróleo y gas.
Las empresas operadoras son las petroleras más conocidas, multinacionales y locales, grandes y júnior, de capitales argentinos, extranjeros y mixtos. YPF, Chevron, Total, Wintershall, Pluspetrol, Petrobras, Capex, PanAmerican Energy, Apache son algunas de esas compañías.
Tienen, en general, planteles reducidos, y el contacto de sus empleados con los yacimientos es menor porque tercerizan la inmensa mayoría del trabajo en los pozos, los ductos y las plantas.
La tercerización es casi total: se contrata desde la perforación de un pozo hasta el servicio de café en las oficinas, en un proceso que es complejo porque intervienen muchos actores.
La primera contratación es la de empresas perforadoras y de las que hacen lo que se llama "servicios especiales".
No hay muchas perforadoras, no ya en la Argentina, sino en el mundo. Las principales en la cuenca Neuquina son Pride y Key, que tienen poderosos equipos con trépanos que bajan hasta lo profundo justo donde los geólogos indican que puede estar el reservorio. Ambas tienen cerca de 3.000 empleados en la zona.
Vienen luego las empresas que hacen los trabajos complementarios, los que terminan dándole a esa perforación la forma de un pozo petrolero, porque no basta con llegar con un caño hasta la roca que contiene hidrocarburos, mucho menos Argentina, donde los yacimientos no tienen la fuerza de los que se encuentran en los países de grandes reservas.
Schlumberger y Dresser Atlas se ocupan, por caso, de realizar las tareas de perfilaje del pozo. Halliburton, BJ, Dowell, Wheatherford y la local Blok Service son cementadores y estimuladores. Todo compone el lote de los "servicios especiales"
Las etapas anteriores a la entrada en producción de un pozo incluyen una serie de trabajos en la superficie para que, por caso, las locaciones sean "secas" y no existan daños en el suelo, además de gran cantidad de tareas de terminación en las profundidades, como son el "work-over" y el "pulling", donde intervienen compañías internacionales como Pride y locales como Petrogas.
Podría decirse que éstas son las empresas de servicios petroleros "grandes", las que desarrollan las tareas más pesadas y también las más delicadas. Son contratadas directamente por las compañías operadoras.
Pero cada empresa de servicios subcontrata una gran cantidad de tareas. En general, toda la logística la prestan otras firmas: transporte de personal, alimentos, seguridad, sistemas sanitarios, construcción de instalaciones, asistencia médica y un sinfín de actividades que muchos ni siquiera imaginan pero que debe conformar condiciones que garanticen el trabajo en zonas alejadas de las ciudades, a las que se les llama, generalizando, "el campo".
Casi todos son petroleros porque están sindicalizados en el gremio que en el norte de la Patagonia conduce Guillermo Pereyra y que tiene 15.600 afiliados. Y los que no lo son, porque pertenecen a gastronómicos, la UOCRA o camioneros, quieren serlo. ¿Por qué? Porque tiene (¿tenían?) las mejores condiciones salariales.
Pero además hay trabajadores que se ocupan del mantenimiento y operación de ductos (la provincia del Neuquén está surcada de caños subterráneos), de tanques y de plantas de gas.
A los que trabajan en el campo se les llama "boca de pozo" (en la jerga, "viejos", vaya a saber por qué). Ninguno de ellos trabaja en forma directa para las grandes empresas operadoras, que tienen de supervisores para arriba. Tienen ahora salarios que superan largamente los 8.000 pesos por mes; la antigüedad puede hacer que suban en proporciones, pero siempre sobre la base de un salario básico, que es insignificante al lado del número final.
El sueldo básico de un trabajador petrolero de campo es de entre 2.000 y 3.000 pesos; la diferencia para llegar a los 8.000 ó 10.000 proviene de adicionales "en negro" por viáticos esencialmente.
Hay no pocos salarios de entre 18.000 y 20.000 pesos por mes.
El drama social de esta crisis del sector petrolero radica en que aquellos que no están prestando servicios permanecen en sus casas sin dejar de cobrar el sueldo, pero sin recibir los adicionales.
Los salarios comenzaron a crecer de manera extraordinaria después de la crisis del 2001 y la devaluación del año siguiente.
Los petroleros hicieron que el crecimiento del país repercutiera en las ciudades de Neuquén con énfasis especial. Fue y sigue siendo, en algún punto, distorsivo porque los precios subieron para todos, incluso para aquellos con salarios más bajos.
El impacto se sintió sobre el comercio y los servicios, con una onda expansiva que, en el caso de la ciudad de Neuquén, llegó a Plottier, Centenario y Cipolletti.
Como el poder adquisitivo era alto, las familias petroleras se animaron a emprender proyectos a largo plazo: compraron casas, autos y se endeudaron con bancos y tarjetas de crédito. No es lo mismo cobrar 10.000 que 3.000 pesos. En estos meses, a los trabajadores petroleros que permanecen en sus casas les costó sortear las presiones de la cuota del cero kilómetro y un resumen de la tarjeta que llegó abultado por el nivel de consumo de los meses anteriores. Pero el fantasma del desempleo ronda los yacimientos.
Rincón de los Sauces, la más afectada
Cuando se estudia la conducta social de localidades petroleras, una crisis económica generada por la debacle de esa actividad amplifica la posibilidad de que otras economías alternativas suplan la generación de riqueza perdida. Sin embargo, en Rincón de los Sauces esa alternativa no existe ya que esta ciudad depende solamente del petróleo. Aquí no hay ni la más mínima producción agrícola, ganadera, vitivinícola o de cualquier otro rubro que no sea el hidrocarburífero.
Todos los comercios, por grandes o pequeños que sean, dependen de la actividad de la extracción de hidrocarburos.
Los operarios petroleros no ganan el mismo sueldo que en diciembre pasado. Muchos pasaron de valiosos 8.000 pesos a 3.000 y algunos ya se quedaron sin trabajo.
Una breve averiguación de "Río Negro" en bancos de esta ciudad, dieron cuenta que un 50% de los que trabajan o trabajaban en los yacimientos tenían un 30% de su sueldo comprometido en cuotas de vehículos o electrodomésticos, muchos de alta gama. Pero con deudas no bancarizadas -por fuera del oneroso sistema crediticio- en algunos hogares llegaban al 50 ó 40% de lo que cobraban mensualmente, lo que de alguna manera conformaba a los trabajadores y sus familias ante la posibilidad de alimentarse y adquirir elementos varios con 2.000 ó 3.000 pesos extras de tickets de viandas.
La bonanza de ese panorama parece ahora muy lejana ante la crisis. No saben si las mensualidades reducidas que cobran en la actualidad volverán a la normalidad en las próximas semanas o será el último haber. (ARS)
Las ventas cayeron 30% en cutral co
La crisis de la industria petrolera tiene una incidencia directa en la economía de Cutral Co y Plaza Huincul, cuyo motor económico son el petróleo y la actividad de servicios relacionados con esta actividad.
La retracción ya se advierte en los sectores económicos de la comarca, debido a la incertidumbre y al recorte de los salarios. La inyección de dinero que ingresa en el comercio a raíz de los altos sueldos, por ejemplo, ya no es la misma que hace tres meses. El presidente de la Cámara de Comerciantes, Rubén Vandalda, confirmó que la caída en las ventas se ubica en el orden del 30%.
Luego del habitual movimiento que se observa con el inicio del ciclo lectivo, las ventas se redujeron de manera considerable. Reconocen que ante la disminución en los haberes, prefieren "gastar lo imprescindible" y no hacer inversiones en un panorama que no está del todo claro.
La reducción de la actividad repercutió también en sectores como el hotelero. Cuando existía un auge de la actividad hidrocarburífera, las habitaciones de los hoteles estaban completas. A las empresas petroleras les convenía alquilar los cuartos de los hoteles que rentar viviendas para sus obreros. Pero la postal de "hoteles completos" hoy no se encuentra.
Los que prestan servicios de traslado de pasajeros para petroleras, también recibieron el embate. Son al menos 37 las unidades que están ociosas y que significa como mínimo dos empleados que están sin trabajar.
Las concesionarias de vehículos fueron las primeras en sentir el cimbronazo. En muchos casos, hubo devolución de cero kilómetro. (ACC)
Martín Belvis
martinbelvis@rionegro.com.ar