No sólo la garrafa de gas y la leña se usan para calefaccionar y cocinar. En colonia rural Nueva Esperanza y en el sector Esfuerzo prefieren el orujo.
El orujo es el hollejo de las frutas, el residuo obtenido luego del proceso de prensado. Los habitantes de la meseta recolectan en sus carros de cirujeo el orujo de manzanas y peras arrojado en gran cantidad por las jugueras, camino a Centenario.
La gente de Los Hornitos y Almafuerte II hace el trayecto caminando. "Van hasta más allá del basural para conseguirlo", dijeron en los asentamientos.
"Cuando está seco como una piedra hace una muy buena combustión, dura más tiempo en comparación con la leña, lo único malo es que despide un humo fuerte, pero con un tiraje bien hecho, una buena salida, funciona", explicaron en esa zona de la ciudad.
Afirmaron entre risas que "a veces cuando traen leña, nosotros pedimos que nos den orujo".
LEÑA A DOMICILIO
Se sabe que mucha de la leña que se lleva en invierno desde las áreas de Desarrollo Social provincial y municipal al oeste de la ciudad "está verde". Los costos de la garrafa impiden que se pueda comprar más de dos mensuales.
El incremento de los incendios de casillas ha generado que esta población tome sus recaudos al momento de hacer las conexiones eléctricas y revise continuamente sus artefactos de calefacción, para evitar que se produzca la liberación de monóxido de carbono por la combustión incompleta, que siempre es un peligro latente en sitios cerrados.
Además cualquier chispazo puede desatar el fuego, que consume rápidamente las viviendas construidas con madera cartonera.
Al igual que el nailon y las chapas, éste es un material altamente inflamable.