Los bajos precios de la electricidad para consumo residencial hicieron que durante el año pasado hubiera hogares y pequeños comercios que incrementaran hasta un 30% su demanda. Para el gobierno nacional, este aumento, que fue en promedio del 5,5%, obedeció a las bajas temperaturas. El balance del 2007 de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (CAMMESA) se difundió el mes pasado. En él se ratificó que el crecimiento de la demanda fue similar a la del 2006.
El 50% del consumo de energía eléctrica corresponde a usuarios de potencias menores a los 10 kilovatios (kW): son hogares y pequeños comercios, además de organismos públicos como hospitales y escuelas.
Los usuarios con demandas mayores a los 300 kW participan en el total con un 35%. Son las industrias y los grandes comercios como hipermercados y shoppings.
El 16% restante corresponde a consumos de potencia de entre 10 y 300 kW, donde entran las industrias pequeñas.
"Los mayores crecimientos de la demanda total, cercanos al 7%, ocurrieron durante el invierno, debido a importantes incrementos del sector residencial junto con la de consumos menores a 10 kW (principalmente comercial) que llegaron en algunos casos al orden del 30%", revela CAMMESA en su informe.
"La causa principal de este gran incremento fueron las bajas temperaturas en forma sostenida del invierno, que lo
ubican en la serie histórica de los últimos 64 años en el tercer lugar", añade.
Efectivamente, la mayor cantidad de días con temperaturas inferiores a los 10 grados en el período mayo-setiembre de los últimos 64 años ocurrió en 1955, seguido de 1952 y 2007.
Como contrapartida, tomando los mismos parámetros, el 2006 se ubica en el antepenúltimo lugar.
"Esta situación llevó a requerir en parte del período invernal reducciones en las cargas industriales mayores a 300 kW, en el marco de lo establecido en la resolución 1281/06", una medida que alcanzó a gran cantidad de usuarios del norte de la Patagonia.
Las centrales térmicas no rindieron como se esperaba en el invierno; como ocurre desde hace años, faltó gas y muchas de ellas debieron reconvertirse para funcionar con gasoil y fuel oil.
Esta situación, "junto con el alto crecimiento de la demanda mencionado y un año hidrológico seco, llevó a una gran utilización de las reservas hidráulicas del área Comahue y a la importación de energía desde el Brasil", reseña CAMMESA.
Lo que ocurrió en los ríos de Neuquén y Río Negro es que "la utilización de las reservas hidráulicas situó a los embalses en franjas de operación extraordinarias y, como consecuencia del año hidrológico de características secas, no pudieron reponerse totalmente, condicionando así la operación del 2008".
Publicado ahora pero elaborado vaya a saber cuándo, el informe habla, como se ve en el párrafo anterior, de una condición de sequía en el norte de la Patagonia que se mantiene en el 2008, sin tomar nota que ese panorama cambió y ahora en los embalses de los ríos Limay y Neuquén hay mayor cantidad de agua.
"La oferta de gas (para la generación de energía) en forma global fue similar a lo previsto. La diferencia se dio en la distribución regional, principalmente en invierno, donde hubo más gas en las áreas cercanas a la zona de producción (Comahue y noroeste) y menos en el área central, donde se encuentran los CC (ciclos combinados) de mejores rendimientos que las de algunas TG (turbo gas) de ciclo abierto de la primera zona mencionada", explica el informe.
"Esto implicó que, a igualdad de la oferta de gas, la energía obtenida con dicho combustible fuera menor a la prevista", se añadió.
Tras reseñar que el consumo de fuel oil superó lo previsto -lo mismo sucedió con el gasoil-, el informe revela que la Argentina utilizó 600.000 toneladas de carbón -muy usado en el mundo- para generar electricidad.