La decisión de viajar en automóvil en vez de hacerlo en micro hacia un destino turístico es más fuerte cuando las distancias son menores, como es el caso de los residentes del Alto Valle que optan por pasar algunos días en la zona cordillerana.

Esta preferencia se evidencia desde hace cerca de un año en el agudo congestionamiento que se ve en las rutas de la región cuando comienza y termina cada fin de semana largo, lo que contribuye a sumar inseguridad vial.

Un simple cálculo matemático hecho entre el precio de los combustibles y el de los pasajes de los colectivos que llegan, por ejemplo, a la ciudad de Bariloche, da cuenta de que para una familia de cuatro integrantes es mucho más económico trasladarse en su vehículo. Ese ahorro de dinero permite solventar hasta tres días más de hospedaje en un hotel económico.

En detalle, la comparación se hace considerando el costo de un pasaje de ómnibus de primera categoría, cuyo valor es de 80 pesos: según su número de integrantes, una familia tipo debería destinar entre ida y vuelta 640 pesos.

El consumo de un vehículo naftero promedio para la misma familia equivaldría a 140 pesos para todo el viaje, en tanto que si se trasladara en un coche gasolero consumiría unos 100 pesos en total.

Con tales diferencias -de entre 500 y 540 pesos- la misma familia tipo podría solventar el costo de entre dos y tres días de un hospedaje económico en ciudades de la zona cordillerana o de la costa atlántica.

Esa ecuación lleva a que una parte muy importante de los turistas opte por viajar en su vehículo, congestionando fuertemente las rutas de la región, agudizando la escasez de combustibles y, en muchos casos, generando trágicos accidentes de tránsito.(AN)