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Sábado 24 de Noviembre de 2007
 
 
 
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  La zona conforma un mercado demasiado pequeño
 
 

Con sólo 150 estaciones de servicio, el mercado de los combustibles de Río Negro y Neuquén es demasiado chico como para preocupar al gobierno nacional. Así las petroleras pueden realizar aquí (y en otras zonas similares del país) ensayos de aumentos semanales sin generar reacciones ni recibir los retos de la Secretaría de Comercio Interior.

YPF subsidiaria de la española Repsol YPF ni siquiera tiene que comunicarle los aumentos al dueño de la estación, porque a través de la red informática la petrolera domina los precios de los surtidores.

De todos modos, en general en las estaciones de la ex petrolera estatal el anuncio llega unos instantes antes de poner en cero los surtidores para reiniciarlos. En Petrobras los aumentos se avisan desde la empresa y la adaptación de los valores de los surtidores es en reglas generales manual.

Las otras grandes, Shell y Esso, tienen estaciones en línea y otras no.

La relación entre las estaciones de servicio y las empresas petroleras tiene varias versiones: hay algunas que pertenecen directamente a las compañías (como la Petrobras de la zona de los puentes que conducen a Cipolletti), otras que son iguales pero se entregan en una especie de alquiler y un tercer grupo, el mayoritario, que son de particulares vinculados con las firmas mediante contratos de adhesión.

Estos contratos de adhesión son, en materia de precios, bastante vagos porque hablan de "una rentabilidad justa" para los operadores.

Hasta hace unos años, cuando el Estado tenía mayor intervención en el mercado, los dueños de las estaciones de servicio se llevaban entre el 12% y el 15% de ganancia, pero luego ese margen cayó hasta el 7% u 8%.

El establecimiento del sobreprecio llamado "adicional de playa" les permite ahora mejorar en un 4% los ingresos, sin coparticipar a las petrolera, en un esquema que por ahora funciona sin conflictos

A la realidad de un mercado pequeño se le suman los cupos que las petroleras les ponen a las estaciones de servicio, que hacen que no puedan aumentar sus volúmenes de ventas. Esto va, a todas luces, en contra de cualquier intento de competir.

Parece un contrasentido, pero las estaciones de servicio tienen como gran competidor a su propio proveedor, la petrolera, porque antes tenían como norma que sólo aquellos clientes con demandas superiores a los 100.000 litros podían comprarles directamente a las compañías y ahora ese tope se redujo a 10.000 litros.

Para colmo, los estacioneros deben cumplir con todos los servicios que las compañías les exigen, como proveer muchas veces de sus propios surtidores del combustible comercializado entre, por ejemplo, la compañía y una empresa de transportes.

MARTÍN BELVIS

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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