Si el panorama petrolero de los últimos años estuvo signado por la incorporación de las inversiones privadas de grandes empresas en un mercado hasta entonces dominado por el Estado, la aparición de compañías de escala pequeña en yacimientos argentinos, esencialmente provinciales, podría tomarse como un signo de los tiempos que empiezan a correr.

Río Negro es una de las jurisdicciones donde más se observa este fenómeno a partir de la licitación de las áreas revertidas por la Nación.

El gobernador electo de Neuquén, Jorge Sapag, dijo más de una vez que imagina el mercado petrolero de su provincia con más actores que ahora y sobre todo con presencia de pequeñas empresas locales que puedan manejar una explotación del tamaño de su economía.

De hecho, en el mercado de Estados Unidos y Canadá hay 3.500 operadoras.

Según un trabajo de Peter Hudson publicado por BN Américas, es una "época de diversificación, con un 'boom' en la actividad de las petroleras independientes, también conocidas como junior".

En este informe se detectaron unas 40 empresas de porte mediano o chico que operan en el Cono Sur, 15 de las cuales tienen presencia efectiva en nuestro país.

Dominan las empresas canadienses, preferentemente de Calgary, con presencia en las bolsas de Toronto y en el Mercado de Inversiones Alternativas de Londres.

Pero también hay un puñado de empresas argentinas que además de operar en nuestro país tiene presencia en América Latina, como Bridas, la compañía de los Bulgheroni que opera junto con la británica BP, el yacimiento de petróleo más importante de Argentina, Cerro Dragón, que acaba de obtener de los gobiernos de Chubut y Santa Cruz la extensión de la concesión.

Los principales objetivos de estas firmas son Argentina, Colombia y Perú, que "comparten una geología madura y, con algunas vicisitudes, condiciones favorables para la inversión".

En el informe se reconoce que "no es fácil encontrar cifras regionales, pero en la industria coinciden en que las petroleras junior están ganando importancia".

Se tomó para ello el último informe del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), donde aparecen 39 nuevos operadores en el país, 25 de los cuales tienen producciones inferiores a los 1.000 metros cúbicos de crudo al día (lo convierten a unos 6.300 barriles de crudo diarios).

Nadie podría decir, no obstante, que estas compañías vayan a desplazar en Argentina a las tres o cuatro grandes empresas que dominan ahora y desde hace tiempo al mercado, como Repsol YPF en el petróleo o Total en el gas.

Una consultora, Tristone, contó 41 empresas de este tipo en la región: 16 tienen operaciones en Argentina, 14 en Colombia y 7 en Perú.

Gerardo Rabinovich es uno de los principales analista del Instituto Argentino de Energía Argentino "General Mosconi" que orienta el ex secretario de Energía de la Nación, Jorge Lapeña.

Según su opinión, "en términos objetivos, las junior tienen poco peso en el mercado petrolero, pero generan una valiosa cantidad de actividad, demandando equipos, por ejemplo".

Las miles de empresas que desarrollan su negocio en América del Norte controlan la mitad de las reservas y la producción. En nuestro país, las compañías de gran tamaño tienen entre el 70 y el 80% del negocio.

Hudson recuerda que "en contraste con la industria petrolera estadounidense, que comenzó en el siglo 19 como una actividad privada, América Latina abrió realmente el mercado petrolero durante la ola de privatizaciones de los '90".

Hay analistas que esperan que las empresas independientes "jueguen un rol de primer orden en el desarrollo del negocio petrolero en los próximos 30 años en la región".

Tal vez se trate de un proceso natural porque la experiencia estadounidense muestra que las petroleras junior comenzaron a cobrar protagonismo a medida que las reservas iban hacia un agotamiento, un fenómeno que estamos viviendo en Argentina desde 1998.

Si los grandes sobreexplotan el recurso hasta casi agotarlo y llegan los pequeños y logran, sobre la base de inversiones, obtener un poco más de producción, podría decirse que las petroleras chicas son como "organismos carroñeros que se alimentan de los restos que dejan los leones tras comerse a su presa", señala el trabajo difundido por BN Américas.

El informe cita a Dana Coffield, presidente y CEO de Gran Tierra Energy (una petrolera junior con sede en Canadá que opera en Colombia, Argentina y Perú): "Países como Venezuela, con grandes reservas de petróleo, y Bolivia, de gas natural, no necesitan pequeñas empresas para desarrollar campos pequeños. Saben que las grandes empresas están disponibles para desarrollar sus reservas".

"Colombia y Argentina, en cambio, se convertirán, de acuerdo a algunos pronósticos, en importadores netos de petróleo dentro de cinco a 10 años, mientras que Perú ya lo es", añadió.

El gobernador electo de Neuquén viene diciendo desde hace meses que es preciso imitar otros mercados donde el negocio se reparte entre miles de actores.

En esta misma edición, la directora general de Hidrocarburos rionegrina, Tamara Pérez Balda, sostiene que las petroleras pequeñas y medianas proyectan en esa escala, a diferencia de las grandes compañías que tienen al mundo como mercado.

PROFESIONALES

James Park (CEO de Geopark, una junior con sede en la ciudad de Buenos Aires) consideró que faltan profesionales con experiencia y que esa es la principal restricción que enfrenta la compañía.

"La naturaleza cíclica de esta industria ha desalentado la entrada de sangre nueva", dijo el directivo.

"Muchas grandes empresas tienen áreas que no pueden desarrollar o explorar. No tienen siquiera gente que pueda decir 'perforemos aquí' ni siquiera comenzar a poner un proyecto en su block de notas", añadió.