Una combinación de factores hizo que el sistema eléctrico argentino pasara el verano sin los sobresaltos ni colapsos que muchos pronosticaron para los meses de más calor debido a la falta de previsión en inversiones en el sector de la generación de energía.
Hubo, sí, mayor frecuencia de interrupciones de servicio en todo el país pero acompañadas de reposiciones más aceleradas, según lo determinó un estudio privado.
Como se preveía la demanda tocó en el verano picos máximos pero no llegó a los niveles que arriesgaron ni algunos funcionarios nacionales ni los más renombrados analistas privados del sector.
A pesar "de haberse registrado nuevos records de consumo, (el país) transitó los meses de diciembre, enero y febrero sin muchos sobresaltos", determinó la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), la organización que suele realizar trabajos de investigación de amplia difusión.
En el estudio se admite que "los pronósticos difundidos durante el 2006 tuvieron cumplimiento parcial en el verano 2007".
Y lo explican de esta manera: "Por un lado, las regiones señaladas como de riesgo fueron las que finalmente tuvieron las mayores dificultades; pero por el otro, las empresas responsables pudieron sostener el servicio aún frente a las fuertes tormentas que castigaron el norte y el litoral argentino y, cuando no fue así, la reposición se efectuó, en promedio, más rápido que en otros años".
Lo que es imposible de disimular, por más que el gobierno de Néstor Kirchner lo intente por uno y mil medios, es que está resentida la calidad del servicio en el país.
Prueba de ello es que en ciertas regionales se incrementó la frecuencia de las interrupciones, como "en Capital Federal y Gran Buenos Aires, que concentran aproximadamente el 40% de la demanda".
"Cuando se realizan mediciones, estimaciones y registros sobre el consumo eléctrico y los records de potencia, se muestran algunas de las variables del sistema. Son variables numéricas de lo ocurrido que pueden indicar tendencias y servir para planificar y encauzar las políticas energéticas y lograr que se cumpla con la prestación del servicio con la mejor calidad posible", explica el trabajo de Fundelec.
CALIDAD
Para llegar a determinar la calidad del servicio es preciso tomar nota de un conjunto de condiciones relacionadas con el objetivo de "proveer electricidad para todos los usuarios en las condiciones contratadas" originalmente.
Uno de los ingredientes de esa calidad del servicio es la cantidad de interrupciones (las programadas y las intempestivas, aclara el estudio). Otras son la duración de esos cortes, el nivel de tensión que llega a cada cliente.
Fundelec hizo notar que este verano se pasó por alto muchas veces que las centrales de generación de energía (térmicas, hidráulicas o nucleares) deben pasar por períodos de mantenimiento rutinarios cada determinado tiempo.
"Desde hace unos años a esta parte, en muchos casos, ese calendario se vio alterado por la necesidad de disponer de todas las máquinas posibles para poder responder al servicio", recordó la fundación.
Habrá que ver si fue por ello o por causas no previstas y en definitiva imponderables, pero lo cierto es que de manera intempestiva salieron de servicio este verano las centrales nucleares Atucha y Embalse, la hidroeléctrica Río Grande (una parte de ella), las térmicas Costanera, Dock Sud y algunas de las denominadas Centrales de la Costa (atlántica).
Para medir el impacto de esta salida de servicio de algunas centrales hay que ver el índice de indisponibilidad térmica (mide sólo ese tipo de generador):
" Se bajó del 50% de indisponibilidad en 1991 y 1992 al 18% en el 2003, "fruto de las fuertes inversiones que recibió el sector".
" De ese registro mínimo del 18,3% se subió a un 26,1% en el 2005 y el 2006.
"Este pequeño aumento que ubica al registro en niveles aceptados internacionalmente no es alarmante, pero sí debe funcionar como señal de prevención para evitar que la indisponibilidad térmica siga subiendo", advierte Fundelec.
TRANSPORTE
Ya se dijo en estas páginas que si hay un área en el sector energético argentino en la que el gobierno promovió inversiones fue en el transporte de electricidad, del que nadie duda que estaba al borde del colapso antes del 2003, incluso cuando estalló la crisis socioeconómica de finales del 2001.
Fundelec reconoce que "el transporte eléctrico ha mejo
rado mucho en los últimos tres años", pero advierte que las inversiones sirvieron para salir del nivel de emergencia y situarnos en un estadio aceptable.
Ello fue posible por la implementación del Plan Federal de Transporte (al que todos aportamos), que ya tiene su versión II.
"No obstante advierte el estudio y considerando la tendencia creciente de la demanda eléctrica, la actual capacidad de algunas líneas y la exigencia a la que están sometidos algunos transformadores, es imprescindible continuar avanzando con una clara lista de prioridades sobre las regiones más comprometidas".
No hay que ir muy lejos para verificar lo que señala el párrafo anterior.
Basta ver la situación de Plottier, cuya estación transformadora de abastecimiento, que pertenece al EPEN, no fue ampliada debido a sus problemas con la Cooperativa de Servicios Públicos y la ciudad tiene su prestación eléctrica en plena crisis (aún se debate si fueron correctos los cortes en el alumbrado público que la prestadora realizó este verano).
De eso advierte la fundación: "En algunas regiones, la capacidad de transformación está trabajando al límite y, no existiendo por ahora otra vía de conexión, una falla irreparable en una máquina de estas características significaría una interrupción del servicio a nivel regional por tiempo prolongado".
