Comenzó a trabajar en electricidad a los diez años con la guía de su padre, a quien siempre destaca como su maestro y ejemplo de vida.
Sus hobbies son la natación, pasar el mayor tiempo posible con su familia y el tenis.
Además, tres veces por semana concurre a un gimnasio.
Sus grandes aspiraciones son contribuir a desarrollar tecnologías que sirvan para mejorar la ecología y la actividad docente, para "transmitir algo de todo lo que aprendí, compartirlo y no llevármelo conmigo cuando muera".
Sobre la posibilidad de exportar a Brasil, opinó que ese país "nos lleva ventaja en materia de tecnología; nos hemos quedado, perdimos la posibilidad desde la época de Martínez de Hoz a esta parte. Se fabrican máquinas de soldar inferiores en calidad a nuestros equipos y a los americanos, pero de menor precio".