NEUQUEN (AN).- La ciudad de Neuquén está ubicada sobre yacimientos hidrocarburíferos y no menos una docena de explotaciones conviven con zonas productivas y urbanizadas. Pero no fue hasta hace cinco años que la municipalidad comparte con Nación y la provincia el control de las actividades extractivas del subsuelo.
Específicamente, el municipio controla la implementación y el cumplimiento de los procedimientos que protegen el medio ambiente.
El proceso fue dificultoso, debido a que históricamente Nación ha delegado el poder de policía a las provincias y éstas no lo comparten con las municipalidades.
En el caso de Neuquén, el conflicto se destrabó con un acuerdo de partes, que tuvo de telón de fondo movilizaciones y protestas de chacareros, productores y organizaciones barriales contra los trabajos de prospección geofísica efectuados por una petrolera en el área rural y en un sector urbanizado de la ciudad.
Este movimiento tuvo su pico más alto en 2000, generando una fuerte opinión contra la extracción de hidrocarburos y presión sobre las autoridades municipales para que frenen el avance de nuevos pozos en áreas de explotación agrícola.
La resolución jurídica legal finalmente pasó por parte del municipio por reconocer la jurisdicción nacional y provincial en las actividades hidrocarburíferas. La provincia aceptó a su vez al municipio como regulador de los usos del espacio "superficial" dentro de la jurisdicción. La provincia mantuvo la facultad de otorgar la licencia ambiental para la explotación hidrocarburífera, pero -y esto es nuevo- previo análisis por parte del municipio y sujeta a los condicionamientos que éste considere pertinentes.
Así es cómo la municipalidad neuquina pasó a definir las áreas donde las instalaciones de superficie pueden ser ubicadas como así también las zonas donde existen restricciones y aun prohibiciones. El broche de oro de este acuerdo fue el reconocimiento de control ambiental compartido entre la provincia y la comuna, siempre con respecto a las explotaciones de hidrocarburos en el ejido de la ciudad.
El siguiente paso fue acordar un mecanismo de evaluación urbano ambiental, que tuviese en cuenta la compatibilidad entre los distintos tipos del suelo, explicó el subsecretario de Gestión Ambiental , Carlos Roca. Una de las cuestiones que se exige y "no es usual" -dijo- es la contratación de un responsable ambiental en forma permanente en el pozo.
Otros requerimientos no habituales a las petroleras son la minimización del ruido; control de plagas; arreglo de caminos y rutas; y el tránsito por vías poco transitadas. Profesionales municipales o contratados realizan desde entonces las inspecciones y constatan el cumplimiento de los compromisos asumidos por las empresas, que varían de acuerdo a las características de cada explotación.
