Después de años de negociaciones, la Unión Europea, Estados Unidos, China, Rusia, India, Japón y Corea del Sur firmaron un acuerdo de cooperación para construir un reactor termonuclear experimental con el que buscarán explorar la posibilidad de generar energía limpia -sin las emanaciones que provocan el efecto invernadero- que reemplace a la obtenida a partir de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón. El ambicioso proyecto de investigación, inspirado en el proceso de liberación de energía del sol, demandará una inversión de más de 4.500 millones de euros para la construcción del reactor y otros 4.800 millones para su operación y será financiado por las siete potencias que, además, tienen cada una asignada una parte de la obra. El reactor comenzará a levantarse en 2008 en un terreno de 180 hectáreas de la localidad de Cadarache, en el sur de Francia y está previsto que recién será terminado 10 años más tarde. Si tiene éxito, los impulsores del proyecto creen que el modelo podrá comenzar a ser explotado comercialmente a partir de 2040. El proyecto es conocido como ITER, sigla que reúne las iniciales en inglés del Reactor Experimental Termonuclear Internacional y que, al mismo tiempo, significa camino, en latín. Basado en el proceso por el que el sol desprende energía a partir de átomos de hidrógeno que se unen para crear otros más grandes a una altísima temperatura, el objetivo de la investigación es recurrir a materias primas de fácil acceso como el deuterio (o hidrógeno pesado) y el tritio, que se pueden extraer del agua de mar. Esos elementos se mezclarán originando una sustancia gaseosa que se calentará a una temperatura de unos cien millones de grados. Y la reacción de fusión producirá helio a alta temperatura que recalentará un plasma, confinado en la instalación. Los científicos estudiarán en el ITER la cantidad de energía generada por el plasma, sobre todo bajo la forma de neutrones, e intentarán comprender los procesos de física atómica y de los materiales generados. El presidente francés, Jacques Chirac, y el de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, observaron cómo miembros de los diferentes gobiernos estampaban su firma en el acuerdo. Mientras el francés destacó que el proyecto representa "una mano tendida a las generaciones futuras en nombre de la solidaridad y la responsabilidad", Durao Barroso se mostró confiado en que el futuro dará la razón al "sueño de los físicos de domesticar la energía de las estrellas". |