Los grandes errores del modelo de operación del mercado eléctrico creado a partir de la reforma de los 90 fue su inflexibilidad y su alta dependencia del precio y la disponibilidad del gas natural, lo que terminó estallando luego de la devaluación. A esta conclusión llegó la licenciada Carina Guzowskil, del departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca) en su trabajo "Perspectivas del Sector Eléctrico Argentino en el Actual Contexto de Abastecimiento Energético". Guzowskil plantea una mirada diferente en este trabajo seleccionado para el Quinto Congreso Latinoamericano y del Caribe de Gas y Electricidad, que se desarrolló en Buenos Aires el mes pasado. "La potencia instalada en el MEM (mercado mayorista) es de 23.000 MW (megavatios), en el cual el 56% es térmica y por lo menos un 50% de la misma no se encuentra en condiciones de quemar un combustible alternativo al gas, ubicándose la mayoría de ellas (centrales térmicas) en las regiones NOA y Comahue", reseñó. "Un 35% de las centrales térmicas continuó son turbo vapor, la mayoría son duales (queman dos combustibles) y tienen entre 35 y 45 años de antigüedad. Respecto a la capacidad instalada hidráulica, la misma representa casi el 40% del total. Cinco centrales (dos de ellas binacionales) concentran el 70% de este último valor. Dos centrales de generación nuclear representan el 4% de la potencia total". Guzowskil toma una advertencia realizada el año pasado por Cammesa en su estudio de detección de puntos críticos de la red ("el gas es la variable crítica para el funcionamiento del sistema") para fortalecer su observación crítica frente al hecho de que "el 90% de los combustibles quemados en la generación térmica convencional corresponde al gas". "De hecho cuando se observa la evolución del consumo de combustibles en generación se obtiene que los de combustibles líquidos más costosos se han reducido. Las mayores demandas de fuel oil se dan en años en los cuales se combina una baja hidraulicidad, con una demanda invernal elevada", señaló. La especialista, partiendo de la base de lo poco transparente del mercado del gas, considera que se trata de un terreno en el que es difícil "predecir comportamientos hacia el futuro". Para colmo, la posibilidad de comenzar a sustituir el gas con otras fuentes "es una alternativa costosa y se relaciona con la disponibilidad de productos alternativos, equipos térmicos duales o con posibilidades de quemar otros combustibles", añadió la licenciada. Las centrales capaces de generar electricidad con combustibles líquidos presentan el problema de su antigüedad. "Es importante saber, que estas centrales en su mayoría conforman parte de la reserva fría (apagada) del sistema (aproximadamente 4.000 MW)". "Esto implica, que si son despachadas, el respaldo del sistema decrece, generando situaciones de riesgo, así como también elevados costos para el sistema". Guzowskil citó el "Plan Energético Nacional Sustentable" de la Fundación Bariloche, que propone que sería necesario conocer la verdadera disponibilidad de esos equipos "ya que no han sido convocados frecuentemente, en especial las TV (turbo vapor) más antiguas del sistema". Consideró entonces que es urgente, para hacer más confiable el sistema, "hacer un seguimiento del desempeño de aquellas centrales con potencial convocatoria de generación". RECOMENDACIONES Recomendó además que rápidamente (debería ser este mismo año) se disponga de gas asegurado para centrales cercanas a bocas de pozo y sin combustibles alternativos, "debido a que 2007 es un año donde las exigencias sobre el sistema eléctrico superarán las condiciones estructurales del mismo". Por la competencia en los precios que generó el modelo de los 90 y la falta de reconocimiento de los verdaderos costos de generación, hay usinas que "no cuentan con lo ingresos necesarios para asegurar el mantenimiento de sus equipos debido a que el precio que perciben no alcanza a cubrir sus costos, es decir las tarifas que pagan las distribuidoras y grandes usuarios no alcanzan a cubrir los precios reconocidos a los productores". El defasaje que ello provocó se fue cubriendo con los recursos de un fondo en el que "el déficit se acumula por no trasladar a los usuarios (sólo los residenciales) los precios reales de la energía. Este fondo arrojó un resultado negativo, con un saldo final superior a los -2.500 millones de pesos". LA COMPETENCIA EN GENERACION La licenciada Carina Guzowskil consideró que se debe recordar que la situación de algunos generadores en los 90 había sido desfavorable por la disminución constante del precio mayorista en el MEM. "Entonces la coyuntura energética a partir de la ley de emergencia económica agravó su situación". Es cierto que "los generadores eléctricos son compensados por el mayor costo del gas y del uso de combustibles alternativos", pero ello se realiza mediante "un fondo que al agotarse se transforma en una deuda capitalizable mediante inversiones en generación", a través del fondo que creó el gobierno nacional llamado Foninvmen, para financiar la construcción de dos centrales térmicas. La especialista consideró que "una política de gestión de la demanda y ahorro energético aliviaría la situación en el corto plazo y reduciría riesgos, así como aumentaría la capacidad de importación de excedentes de Brasil". Y citó el informe sobre los riesgos 2005-2007 de Cammesa para afirmar que "cualquier anticipo en el tiempo, aunque sea parcial, en el aumento previsto de la cota de Yacyretá redundaría en un beneficio operativo y económico significativo". Es preciso "asegurar el abastecimiento de fuel oil y gasoil para cantidades iguales o superiores a las del año 2005", fue otra de las recomendaciones que incluyó en el trabajo. En las conclusiones, sostuvo que tal vez el resultado "más importante, respecto a la experiencia argentina en la década pasada, se encuentra en haber formulado un sistema eléctrico con una gran inflexibilidad , altamente dependiente del precio y la disponibilidad del gas natural". No se trata de la única causa del estallido de la crisis "pero explica gran parte del problema del mercado eléctrico posdevaluación. Sobre el transporte, opinó que este sector también "ofrece limitaciones al normal abastecimiento eléctrico, fenómeno que también se detectó en los '90". "A partir del informe de riesgo 2005-07 elaborado por Cammesa se reconoce al gas como variable crítica del sistema y se menciona que, si bien es cierto el sistema eléctrico estaría estructuralmente preparado para cubrir el crecimiento de la demanda prevista, es necesario asegurar la provisión" de este combustible. |