No ha dejado de llamarme la atención la tenaz defensa sobre los derechos de los perros sin dueño que han hecho numerosas personas, a través de cartas de lectores. Debo confesar que no ha estado exenta de sana envidia, ya que no he observado la misma actitud masiva de protesta por los atropellos que se cometen a diario contra los árboles de calle en nuestras ciudades. Esto me hace pensar que son más las personas que fijan su atención en un animal que en un vegetal. Tal vez sea por el antiguo dicho de que "el que no llora no mama". Un can, aunque abandonado, tiene modos de hacerse respetar o huir... un árbol, silencioso y manso en una vereda, no tiene cómo resguardarse de los que le hacen daño.

Como reflexión les ofrezco este fotomontaje que alguien me envió alguna vez por internet. Aunque gracioso, creo que de alguna manera hermana a los defensores de los animales con los de las plantas: ambos defendemos la vida.

¡Que tengan un próspero 2010!