Llego al estudio entre las 8 y 8.30. Hace poco adquirí bici y si el tiempo lo permite voy al estudio en ella. Preparo unos mates mientras enciendo la computadora, chequeo mails y escucho algo de radio (Rock and Pop).
Trato de organizar el día en mi bitácora y ya a las 9 me conecto con mi socio (vía msn o skype) y arrancamos la jornada. La mañana es un ámbito de "estudio" son las horas frente a la computadora, se revisan proyectos, se hacen las consultas con el ingeniero, revistas, libros, etc.
A la tarde ya no hay radio, prefiero escuchar algo de música (cosa que va rotando) y el trabajo está centrado en las visitas de obra, compra de materiales y alguna reunión. Me gusta venir los sábados a la mañana, hay mucha tranquilidad y el tiempo rinde muchísimo. Trato de dedicar ese día a leer algo, ordenar o hacer lo que en la semana quedó pendiente.
OBJETOS Y DETALLES
El estudio está lleno de detalles. Es un lugar chico donde prevalece el blanco de fondo y todo lo que se encuentra allí esta elegido por mí y representa algo importante. Me encanta viajar y cada cosa que cuelga o apoya en el estudio es parte de esa pasión.
El mobiliario del estudio está diseñado por mí, también blanco, de líneas puras, conformando diferentes módulos de guardado y planos de apoyo y obviamente todo tiene ruedas como para permitirme cambios rápidamente. Me acompañan las miniciudades de "Muji" (tienda para quedarse a vivir, www.muji.com): son pequeños edificios emblemáticos de madera; por un lado Barcelona con su fantástico pabellón y la obra de Gaudí y más allá París con su arquitectura monumental.
Los calendarios son de Frank Lloyd Wright y cada mes es una obra de arte que acompaña muchas anotaciones. Ahora el mouse pad es del MOMA pero los voy cambiando continuamente; mi favorito es el plano de los subtes de Londres. Una tasa del Guggeheim de New York contiene lápices de diferentes museos y lugares del mundo. Muchas revistas de diseño y arquitectura se apoyan en estantes con soportes invisibles. Es mi biblioteca de permanente consulta y actualización. Cuelgan reglas y portarretratos de obras magnificas completan las paredes. Imágenes bajo el vidrio del escritorio, postales tridimensionales de New York, gomas de borrar y algunos origamis de colores ( hechos por mí, me encanta ese arte oriental: es terapéutico) dan al estudio un ambiente especial. La gente cuando entra se sorprende por la luminosidad que brindan las placas perforadas de la fachada y lo recorren a través de estos "pequeños grandes detalles".
UNA OBSESIÓN
Me encantan las bitácoras: descubrí en ellas una forma de organizar mi trabajo. Anoto todo; tengo de diferentes formatos, colores y papeles. Aprendí a coserlas en la universidad, era parte de la materia de diseño arquitectónico y ahora forman parte de mi vida. No sólo las uso para trabajar sino también cuando viajo o tengo que organizar algún evento en especial. Logro identificarlas apenas las veo. Me tomo mi tiempo para elegir la que voy a usar cada año. Allí está todo, son de permanente consulta: las uso desde que estudiaba en la universidad. Eso sí, nada de renglones.
Hablo mucho de mi trabajo con Mauro (mi socio): con él reflexiono sobre las diversas realidades en la forma de trabajar y de relacionarse con el comitente (él está en Córdoba y yo acá en Roca) y aunque estamos en un mismo país hasta la forma de construir es diferente. Además aquí se genera un vínculo muy fuerte con el cliente y la obra en si pasa a ser un poco de uno. Me tomo con mucha responsabilidad lo que hago y trato de estar en todos los detalles. De mi profesión es genial formar parte del proceso de un sueño como puede ser la primer vivienda. Me apasiona lo que hago y trato de transmitir esa pasión en cada proyecto.
LOS MAESTROS
No me arrepiento en ningún momento de ser arquitecta pero debo confesar que me ha generado muchas dificultades al momento de proyectar mi propia casa. Estudié un año Derecho y lloraba frente al libro de Derecho Romano. Sabía que quería hacer otra cosa y me animé a decirlo y a tomar la determinación de un cambio tan abrupto en una familia de abogados. Me atraía esa oposición y un mundo tan diferente a lo conocido. Puedo decir que soy arquitecta 100%; hasta cuando tengo que comprar un libro me fijo en el diseño de su tapa y si no me gusta no lo compro por más que sea bestseller (risas).
No paro de admirar a los padres de la arquitectura moderna como Le Corbusier, Mies Van der Rohe o Wright. Veo en ellos una simplicidad maravillosa que siempre trato de seguir. "Less is more" (menos es más) es una frase magnífica y la arquitectura que pretendo mostrar se basa en eso.
En la actualidad admiro a Steven Holl (www.stevenholl.com): me parece un arquitecto muy sensible al entorno donde interviene. Tiene un excelente manejo de la escala en sus proyectos, además de la delicadeza de los detalles que logra resolver constructivamente de una forma increíble. Me gusta mucho la arquitectura residencial y he visto en sus proyectos grandes resoluciones espaciales y un concepto del espacio que pondero: vínculo entre exterior-interior.
Alvaro Siza es otro genio (www.alvarosizavieira.com).
Creo que la arquitectura de la zona debería apropiarse cada vez más "del lugar". No es lo mismo una casa aquí que en el Delta de Buenos Aires. Hay factores climáticos y topográficos diversos a tener en cuenta, como así también la disponibilidad de materiales y la mano de obra local.
A nivel profesional me encantaría que hayan más concursos en la zona, casi no hay movimiento en ese aspecto y la verdad que siempre son provechosos y se logran mejores resultados. El proceso del concurso es una vuelta a la universidad. Enriquece las ideas a quienes toman decisiones y a quienes somos arquitectos.
CONTACTO:
arqvictoriajoison@hotmail.com
Producción:
Horacio Lara (hlara@rionegro.com.ar)
Fotos:
Matías Subat
