En el Aula Magna de la Universidad de Mendoza se realizaron las Segundas Jornadas Regionales de Ecología Urbana-Verde Urbano. A pesar de su nombre tan abarcativo, el protagonista fue el árbol en la ciudad.
Lo destacado de estas jornadas, más allá del hecho en sí mismo de que tuvo lugar en "la Meca del Arbolado" como es Mendoza, es que contó con la participación de técnicos en diferentes disciplinas de las universidades de San Juan, Mendoza, Fundación Rural y el IADIZA.
Los aportes desde la estadística y biometría, la psicología y la cartografía, unido a la geobotánica y fitogeografía, arquitectura, recursos naturales renovables y por supuesto las ciencias agrarias, redondearon un tratamiento bastante completo y abarcativo de la problemática del árbol, encerrado o confinado en un ambiente hostil para ellos como es una ciudad, en este caso Mendoza.
EL ARBOL EN MENDOZA
Esta ciudad tiene el privilegio de contar con arboledas de más de 100 años de antigüedad, integradas en su gran mayoría por plátanos más el agregado de moreras, fresnos y otras. Ese privilegio a su vez es motivo de una gran preocupación, puesto que ahora se está ante el gran desafío que representa la necesidad de ir reemplazando aquellos ejemplares que por su edad ven afectado su desarrollo en medio de la polución urbana.
Un plátano en libertad puede vivir más de 500 años, pero "enjaulado" en una ciudad de 1.200.000 habitantes, su expectativa de vida se reduce enormemente. Las innumerables acequias que llevan el agua como las arterias de un cuerpo vivo, ya están comenzando a mostrar sus limitaciones de caudal agua y por el cemento que va avanzando sobre sus márgenes, reduciendo la infiltración hacia sus raíces, así como también por las edificaciones en altura que incrementan la temperatura y reducen las brisas refrescantes.
Pero además de los factores adversos que para el árbol es una gran ciudad, el agua amenaza cada vez más con ser un recurso no tan renovable como hasta ahora lo fue. Ya se están realizando investigaciones sobre cuál sería el mínimo de agua que se debería aportar a los plátanos y otras especies, sin afectar su crecimiento anual (fotos superiores).
Eduardo Martínez Carretero, del IADIZA-Conicet, propuso una fuerte integración regional entre los paralelos 69º y 70º O y en sentido norte-sur (ver recuadro). Interesante, porque permitirá compartir experiencias en este tema, del que poco y nada se investiga en nuestra región.