Aunque Londres es conocida por el tráfico motorizado cuyos protagonistas principales son los micros rojos de dos plantas y los taxis negros, los atascos en las calles y los subtes abarrotados llevan a cada vez más londinenses a decantarse por la bicicleta como medio de transporte. El propio alcalde de Londres habla ya de una "revolución sobre ruedas".
Desde que el excéntrico Boris Johnson lidera la movida "Greater London" (Gran Londres), aspira a convertir su ciudad en la capital europea del ciclismo. Esta última semana llamó a "todos a movilizarse sobre ruedas". Londres está camino de convertirse en "epicentro del pedaleo", dijo el alcalde tal vez en un tono de excesiva presunción.
La ciudad se encuentra ante "una revolución sobre ruedas". Johnson quiere que cientos de miles de viajeros se pasen del subte, que ya de por sí sufre continuas interrupciones, a la bici. Para que no se pierdan tiene previsto poner a disposición de los ciclistas a guías conocedores de la ciudad en los principales tramos de los carriles bici.
En su pretensión de convertir Londres en una ciudad amable con las bicicletas, Johnson trata de no dejar nada al azar e invierte cada año importes millonarios de dos dígitos en la habilitación de la ciudad para circular en bicicleta. Con los Juegos Olímpicos de 2012 a la vuelta de la esquina, Londres no quiere transmitir una imagen de escasa deportividad. De hecho, el número de quienes recorren largos trayectos hasta sus oficinas en la "City" sobre dos ruedas con el esfuerzo muscular como motor, y que regresan después de la misma manera, va en continuo aumento. El domingo pasado, unos 65.000 ciclistas se apoderaron de la ciudad con motivo del "Sky Ride" para el que fueron cerradas al tráfico las principales arterias de la capital británica.
Johnson ha desarrollado un plan maestro, que contempla acometer todo un paquete de medidas, junto con una gran institución bancaria como principal patrocinador. El alcalde londinense quiere construir toda una red de carriles bici color azul, las llamadas superautopistas ciclistas o "Cycling Super-Highways". Las primeras ya existen. Además la compra de bicicletas nuevas está, bajo determinadas condiciones, exenta de impuestos. La página web del metro londinense indica a su vez las distintas conexiones combinadas para los amantes del desplazamiento en bici. En toda la ciudad rige ya un sistema integrado de tickets para bicicletas.
Desde hace cuatro semanas las nuevas bicis de alquiler forman parte de la vida cotidiana de la ciudad. Se trata de 6.000 bicicletas de color azul a disposición del ciudadano en 335 estaciones repartidas por toda la ciudad y donadas por el principal patrocinador. La primera media hora es gratuita para los usuarios registrados, la segunda cuesta una libra (2,22 euros). La bici es con ello un medio de transporte más barato que el masificado metro londinense, que a menudo sufre retrasos. En las primeras cuatro semanas 350.000 turistas y londinenses recurrieron al alquiler de bicis. Para finales de año a las estaciones de bici ya existentes se sumarán otras 70.
Las bicis, más bien rudimentarias conocidas como "Boris-Bikes", como la prensa local amarilla define a los vehículos azules evitando intencionadamente nombrar al patrocinador, hace tiempo que no dominan las calles de la metrópolis junto al Támesis.
Londres es también en lo que al ciclismo respecta una ciudad que marca tendencias "avantgarde". Muchos ciclistas utilizan sólo bicicletas de última moda producidas por el fabricante de lujo Brompton para combinar su trayecto a la oficina con el metro o el autobús.
Otros se decantan por el último grito en mountain bikes o bicicletas de carreras con cuadro de fibra de carbón.
"Lo que más se lleva ahora mismo son las ´fixed gear´", asegura el comerciante de bicicletas Thomas en el barrio de Hackney. Las "fixed gear" no tienen cambio de velocidades ni frenos en el manillar, si no sólo un pedal que bloquea la rueda trasera pedaleando hacia atrás, por ello son consideradas muy peligrosas. Los más fashion, por su parte, eligen las bici intervenidas por famosos design tanto de Inglaterra como de Francia. Esta moda es parte de un gran proyecto: Londres trabaja en diseño, arquitectura y tecnología, a gran escala, para ser un centro pionero para el desarrollo de nuevas ideas que seguramente se transformarán en referentes en distintos ámbitos y para todo el mundo. Como, por ejemplo, ser una ciudad sin autos, diseñada para caminar con una compacta y sombreada red de calles y que para distancias más largas dispondrá de un sistema de transporte rápido, personalizado y ecológico, que es guiado por sensores magnéticos y programados para ir a donde se les pida. Londres piensa y propone.