eses atrás, en Cipolletti, se dictó en la UFLO un Taller Proyectual dirigido por el prestigioso arquitecto español Javier García Solera donde participaron arquitectos, docentes de las distintas cátedras, y alumnos de los últimos cursos de la Facultad de Planeamiento Socio Ambiental de esta universidad.
De este encuentro surgieron iniciativas más que interesantes para incorporar a nuestro capital cultural regional; luego, decisiones e inversionres privadas y estatales dirán si se pueden concretar o no.
Este taller dirigido por Javier García Solera en la UFLO tiene una relevancia trascendental en la formación de los arquitectos en el Alto Valle debido a la posibilidad de lograr un ámbito de reflexión e intercambio con un arquitecto de primer nivel internacional.
La modalidad del taller fue la de producción intensiva de trabajos por equipos, durante tres días, en los que la conversación y la critica por parte del director constituyeron el estímulo y el aporte fundamental para guiar los trabajos.
Fue condición del taller desarrollar una pequeña pieza de arquitectura que irrumpiese en un lugar donde no se la esperara o, al menos, estuviese muy restringida la posibilidad de edificar (parques, plazas, espacios libres, márgenes, costas), no importando lo extraño que pudiese resultar, a primera vista, construir allí. El objetivo pasaba por producir una transformación del sitio a partir de la incorporación de un programa público inusual, que disparara nuevas relaciones entre objeto y contexto, donde la presencia de lo edificado supusiese, a priori, una clara injerencia en los usos a que estos espacios van destinados.
Se debía proyectar un edificio con espacios suficientes para que un número de entre 30-50 personas pudiesen descansar entre horas, trabajar un rato en sus portátiles, quedarse para conversar, consultar internet o bien hacer un receso en la actividad diaria y asearse mínimamente.
Esta situación ubicó a los participantes en el centro exacto de todas las decisiones y con ello en el de la asunción de todas las responsabilidades sobre las decisiones tomadas. En vez de ser reclamados para contestar preguntas formuladas por otros, esta vez fueron ellos los que busquen las preguntas oportunas e intenten las respuestas.
El taller se realizó a modo de ensayo académico con la intención de reflexionar sobre la tensión que se produce entre arquitectura y paisaje, incluyendo a la ciudad dentro de este concepto. Los proyectos se concentraron en activar las potencialidades de cada sitio. De unos de los equipos surgió este proyecto de "Mirario" que desarrollamos en este suplemento. El equipo estuvo conformado por Alejandro Delucchi, Marcelo Solana, Fernando Arias y Daniela.
Pompucci.
¿En qué consiste? Ellos mismos lo describen:
"Entre bardas contigua al río Limay corre hacia el poniente, longitudinal, la ciudad del Neuquén. Transversal, el bulevar Olascoaga/Argentina atraviesa el casco, dejándose caer desde la barda hacia el río y en su diario devenir palpita el pulso de la ciudad. Unas veces febril, otras morosa.
"Este mirario, pequeño objeto prismático, pensado para espectar el paisaje propone un punto de observación desde donde capturar los mejores momentos. Desde lo alto un pequeño café suspendido sobre la barda balconea la ciudad. Abajo, a ras del río, un lugar a resguardo invita a poner el cuerpo ahí. Por naturaleza no se propone un lugar sino todos. En su relación visual con la barda, el río o la ciudad encuentra su localización específica.
"Refugio para solaz del alma esta es la pequeña historia de un lugar donde mora la intensidad de un tiempo y un espacio recortado del mundanal ruido".
Ahora a volar la imaginación. ¿Se imaginan ustedes estos dos mirarios construidos en un futuro en Neuquén?
CONTACTO:
infosubsede@uflo.edu.ar
hlara@rionegro.com.ar
En próximas ediciones de este suplemento seguiremos
compartiendo otros proyectos que intentan mejorar el urbanismo en el que vivimos y que dan registro de las ideas y proyectos que andan rondando en los arquitectos que viven en nuestra región.