La vivienda de la polifacética Dinah Ghen (artista, coleccionista de arte contemporáneo, profesora de yoga y reflexóloga), situada en un edificio de fines del XIX en Filadelfia, concilia distintas funciones. Es una galería de arte que alberga una magnífica colección de arte contemporáneo y una sala donde su propietaria, la escultora norteamericana Dinah Ghen, da clases de yoga.
La historia oficial cuenta que Dinah nació en Filadelfia pero vivió las últimas décadas en Nueva York. A punto de cumplir los 60 decidió que había llegado el momento de volver a sus raíces. "A medida que pasaba el tiempo, la vida en Nueva York se estaba volviendo más cara y los impuestos más prohibitivos. Pero, más que todo, extrañaba a mis hermanos y a mi madre y sentí que quería estar más cerca de ellos".
En el otoño del 2007 empezó la búsqueda de un departamento en Filadelfia, poniendo el ojo en aquellas propiedades ubicadas en el centro de la ciudad, preferentemente en una zona tranquila y de buen acceso. "La búsqueda fue extenuante. Coincidió con la recesión económica que trajo fuertes oscilaciones cotidianas a los valores de la propiedad. En diciembre se había caído la operación de un departamento que había señado y seguí buscando pero nada me entusiasmaba", cuenta Dinah.
Con el alma por el piso, estaba camino a tomar el tren de regreso a Nueva York, cuando descubrió un edificio que la enamoró a primera vista. Lo había relojeado durante el recorrido con su agente inmobiliario pero ésta la había desalentado argumentando que seguramente tenía dimensiones estrechas. Dinah igual anotó el nombre del edificio, comenzó a hacer la búsqueda por su cuenta, volvió a visitarlo y en su primera visita decidió comprar dos departamentos pequeños para transformarlos en un amplio loft.
"Primero me enamoré del edificio, construido entre fines del XIX y principios del XX, en una arquitectura de estilo neocolonial georgiano. Estaba en perfecto estado, con elementos arquitectónicos interesantes, tales como las columnas corintias, las ventanas de diferentes escalas y variedad de piedra revistiendo el frente". La ubicación también era muy apetecible: el edificio está frente a una magnífica plaza diseñada por el arquitecto francés Paul Cret, autor del museo Rodin, y como si fuera poco, a pasos de la estación central de trenes, que la aseguraba una excelente conexión.
Dinah se puso en contacto con el arquitecto Steve Blatz, autor de su anterior vivienda en Nueva York, y le pidió que lo convierta en un loft minimalista y contemporáneo. "Cuando Dinah me llamó para trabajar con este proyecto me dijo que quería que creara una atmósfera similar pero ajustada a esta nueva ciudad", recuerda Blatz.
El trabajo de reformas fue total. Blatz unió maravillosamente ambos departamentos y en el camino se liberó de paredes, una cocina y un baño. La planta final incluye una gran sala donde se encuentra el estudio de yoga, el living, el comedor y la cocina. Además, tiene una oficina que se conecta al estar a través de una raja, un dormitorio principal en suite, una sala de reflexología, un toilette más un cuarto de huéspedes también en suite.
Blatz articuló las áreas en espacios permeables y generó pasajes físicos y visuales que conectan y separan los diferentes usos de los ambientes.
Al mirar el espacio en su totalidad se descubre la enorme habilidad del arquitecto para entretejer los espacios e introducir funcionalidades en elementos escenográficos siempre presentes pero neutrales. La noción de austeridad reina en este loft; sin embargo se destaca que en ningún momento se percibe la frialdad del minimalismo. "Yo veo a Steve como un artista en vez de un arquitecto. Quise que su acercamiento al proyecto fuera como el de una obra de arte que trabajásemos juntos. Él sabe respetar el trabajo artístico y supo dar un lugar a cada pieza. Le di gran libertad de decisión", afirma Dinah.
En cuanto a la decoración, Dinah prefiere que sus paredes creatividad. "El trabajo con los objetos que he dispuesto en mi departamento no lo veo como decoración. La decoración se da a través del arte. También me encanta observar y encontrar pequeñas cosas. Los muebles me los traje de mi antiguo loft de Nueva York, muchos comprados en mercados de pulgas, otros fueron diseñados por Blatz. En casa, me gusta dejar que las obras y objetos hablen por sí mismos".